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tras la huella de un terrorista 3


[Susan Schmidt] Desde el desierto hasta el corazón de Estados Unidos. Surgen detalles sobre el presunto rol de Marri en la segunda ola de atentados de al Qaeda.
Peoria, Illinois, Estados Unidos. Antes de que Marri pudiera restablecerse en Macomb, volvió a llamar la atención del FBI.
A fines de noviembre de 2001, la oficina del FBI en Springield fue puesta en alerta por el cuartel central de que un número de teléfono activo en esa región estaba asociado a los conspiradores del 11 de septiembre.
En uno de los coches que los secuestradores dejaron en el Aeropuerto Internacional de Dulles, las autoridades encontraron un recibo de correo expreso; los condujo a un número de teléfono que pertenecía a Hawsawi. El FBI descubrió que algunas llamadas a ese teléfono eran hechas desde cabinas telefónicas y teléfonos públicos a altas horas de la madrugada desde Illinois central por alguien que usaba tarjetas de prepago y PINs.
Los investigadores descubrieron que el 4 de noviembre alguien usando una tarjeta Qwest y PIN marcó el número de Hawsawi desde un teléfono de pago de Chicago. El 7 de noviembre, alguien utilizó la misma tarjeta telefónica del teléfono de la casa de Merri, de acuerdo a una demanda criminal presentada más tarde contra él. El FBI confirmó entonces en los archivos de los celulares que Marri había estado en Chicago cuando se efectuó la llamada por teléfono público.
Marri había llamado a otros números, en Arabia Saudí y Pakistán, de acuerdo a la demanda. Fuentes policiales y de inteligencia dicen que estaba llamando a operativos de al Qaeda.
El interés del gobierno en Marri se acentuó aun más. A mediados de noviembre de 2001, el jefe militar de al Qaeda, Muhammad Atef, murió en un ataque norteamericano contra una casa de seguridad afgana. La CIA descubrió un tesoro de información entre sus pertenencias y en su ordenador.
"Cuando murió, descubrimos que había un considerable interés en las armas químicas y biológicas", dijo una fuente de inteligencia familiarizada con las investigaciones de ambos, Atef y Marri. Eso provocó "un decidido intento de identificar a la gente haciendo armas bioquímicas". Materiales recuperados de la casa de seguridad de Atef, dijo la fuente, revelaron que Marri podría ser uno de ellos. Él y Atef tenían "contactos compartidos", dijo la fuente.
El 11 de diciembre, los agentes del FBI, Zambeck y Brown, volvieron al apartamento de Marri con más preguntas. Les permitió revisar su ordenador portátil y otros documentos en su posesión, incluyendo un pedazo de papel en su billetera. Cuando le preguntaron por qué había llamado al número asociado con Hawsawi, negó haber llamado.
Al día siguiente, Marri fue detenido como ‘testigo material' en una investigación por terrorismo y enviado a Nueva York, donde fue retenido en una unidad de alta seguridad de la cárcel federal.
En las semanas siguientes, dijo el FBI, los agentes descubrieron en el ordenador de Marri, extensas búsquedas sobre cómo comprar grandes cantidades de químicos utilizados para hacer cianuro de hidrógeno, un mortífero compuesto utilizado en el atentado fallido de 1995 contra el metro de Tokio por la secta del día del juicio final, Aum Shinrikyo.
En un almanaque en el apartamento de Marri, los agentes encontraron que esas informaciones sobre líneas férreas, embalses y diques habían sido marcadas.
"Tuvimos la impresión de que estaba haciendo pesquisas operacionales, identificando blancos y materiales", dijo la fuente de inteligencia. "Pensamos que al-Marri estuvo aquí para cometer atentados, como parte de una segunda o tercera ola. Cogimos a al-Marri rápidamente porque no queríamos correr ningún riesgo en esos momentos. No queríamos ver cómo se desarrollaban las cosas, porque no sabíamos si podríamos controlarlas".
Los archivados de Marri contenían más de mil números de tarjetas de crédito, la mayoría de ellas ya usadas para cometer fraude, y largas listas de páginas web sobre hacking y cómo obtener identificaciones falsas, dicen investigadores en la acusación iniciada en su contra. También había sitios para almacenar armas y equipos de satélite, cintas audio con arengas de bin Laden, y este juramento en árabe:
"Ni Estados Unidos ni nadie que viva allá debe soñar con la seguridad antes de que la veamos en Palestina y antes de que los ejércitos de los infieles dejen la tierra de Mahoma".

30 de julio de 2007
20 de julio de 2007
©washington post
©traducción mQh
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