tumba de emperador azteca
[Mark Stevenson] Arqueólogos localizan lo que creen que son las cámaras fúnebres de un emperador azteca.
Ciudad de México, México. Fue emperador en el apogeo de la civilización azteca, el último en completar su gobierno antes de la Conquista española. Pero la tumba de Ahuizotl no se había encontrado nunca. De hecho, no se ha encontrado ninguna cámara mortuoria de gobernantes aztecas. Pero arqueólogos mexicanos creen que eso finalmente ha cambiado.
Utilizando radar de subsuelo, han detectado cámaras subterráneas que podría contener los restos de Ahuizotl, que gobernó a los aztecas cuando Colón atracó en el Nuevo Mundo.
El hallazgo podría proporcionar una extraordinaria ventana a la civilización azteca. Ahuizotl fue un constructor, que extendió el dominio azteca hasta Guatemala.
Los relatos dejados por sacerdotes españoles sugieren que la zona era usada por los aztecas para incinerar y sepultar a sus gobernantes. Pero nunca se ha encontrado ninguna tumba de gobernantes aztecas, en parte debido a que los conquistadores españoles construyeron su propia ciudad encima del centro ceremonial azteca, colocando en su lugar estructuras coloniales que son históricamente demasiado valiosas como para removerlas y excavar.
Uno de esos edificios coloniales quedó tan estropeado tras el terremoto de 1985 que tuvo que ser demolido, dando finalmente a los expertos la primera oportunidad de examinar el sitio a un costado de la plaza del Zócalo en Ciudad de México, entre la Catedral Metropolitana y las ruinas de la pirámide del Templo Mayor.
Los arqueólogos dijeron a la Associated Press, que han localizado lo que parece ser una entrada de un metro ochenta por un metro ochenta a la tumba que se encuentra a unos cinco metros debajo. El pasaje está lleno de agua, piedras y lodo, obligando a los trabajadores a excavar cuidadosamente mientras cuelgan de correas. Las bombas mantienen bajo el nivel del agua.
"Lo estamos haciendo muy, muy lentamente... debido a que la responsabilidad es muy grande y queremos grabar todo", dijo Leonardo López Luján, el arqueólogo jefe del gobierno en el proyecto. "Esta es una situación totalmente nueva para mí, y no sé exactamente cómo se verá allá abajo".
En otoño esperan poder entrar a las cámaras interiores -un espacio de cielo bajo y húmedo- y descubrir las cenizas de Ahuizotl, que probablemente fue incinerado en una pira funeraria en 1502.
Para entonces, Colón ya había llegado al Nuevo Mundo. Pero el primer contacto de los aztecas con los europeos se produciría diecisiete años después, en 1519, cuando Hernán Cortés y su banda de conquistadores marcharon sobre el Valle de México y tomaron rehén al sucesor de Ahuizotl, su sobrino Montezuma.
El hijo de Ahuizotl, Cuauhtemoc, ocupó el lugar de Montezuma y dirigió la última resistencia contra los españoles en la batalla por Ciudad de México en 1521. Fue más tarde hecho prisionero y asesinado. Como Montezuma, se desconoce dónde está enterrado.
Debido a que no se ha encontrado nunca una tumba real azteca, los arqueólogos están literalmente excavando hacia lo desconocido. Los radares indican que la tumba tiene cuatro cámaras, y los científicos piensan que encontrarán toda una constelación de elaboradas ofrendas a los dioses.
"Debe haber sido sepultado en una ceremonia solemne y con abundantes ofrendas, como vasijas, adornos... y ciertamente algunos de sus objetos personales", dijo Luis Alberto Martos, director de estudios arqueológicos en el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.
La maldición de la tumba -el agua- también puede ser su salvación. López Luján dijo que la temperatura constante del agua pH-neutral en las cámaras inundadas, junto con la falta de oxígeno, refrena la descomposición de materiales como la madera y huesos que se han encontrado en otras excavaciones en torno a la pirámide, que fue lo único que quedó de la Conquista.
"Esto será un hallazgo importante para la arqueología azteca", dijo Michael Smith, arqueólogo de la Universidad del Estado de Arizona que no está relacionado con la excavación. "Será tremendamente importante porque proporcionará información directa sobre la realeza, la sepultura y el imperio que es difícil de obtener de otra manera".
Todos los indicios apuntan hacia Ahuizotl. El sitio yace directamente debajo de un enorme y recién descubierto monolito de piedra esculpido con una representación de Tlaltecuhtli, el dios azteca de la Tierra.
Descrito como una mujer con enormes garras y un chorro de sangre que corre hacia su boca mientras se agacha para parir, se creía que Tlaltecuhtli devoraba a los muertos, para darles nueva vida. El dios era tan horripilante, que los aztecas normalmente enterraban sus retratos boca abajo. Sin embargo, este estaba boca arriba.
En la garra de su pie derecho, el dios sostiene un conejo y diez puntos, lo que indica la fecha de ‘Diez Conejo' -1502, el año de la muerte de Ahuizotl.
"Nuestra hipótesis es precisamente que esta es probablemente la tumba de Ahuizotl", dijo López Luján.
Cualquier objeto relacionado con Ahuizotl enorgullecería enormemente a México. El país ha tratado en vano de recuperar artefactos aztecas como el ‘escudo de Ahuizotl', adornado con plumas, y el ‘penacho de Montezuma', que se encuentran en el Museo de Etnología de Viena, Austria.
"Imagine, este no era simplemente un funcionario de alto rango. Los aztecas eran la sociedad más poderosa de su época antes de la llegada de los españoles", dijo Martos. "Por eso es que la tumba de Ahuizotl es tan importante".
Utilizando radar de subsuelo, han detectado cámaras subterráneas que podría contener los restos de Ahuizotl, que gobernó a los aztecas cuando Colón atracó en el Nuevo Mundo.
El hallazgo podría proporcionar una extraordinaria ventana a la civilización azteca. Ahuizotl fue un constructor, que extendió el dominio azteca hasta Guatemala.
Los relatos dejados por sacerdotes españoles sugieren que la zona era usada por los aztecas para incinerar y sepultar a sus gobernantes. Pero nunca se ha encontrado ninguna tumba de gobernantes aztecas, en parte debido a que los conquistadores españoles construyeron su propia ciudad encima del centro ceremonial azteca, colocando en su lugar estructuras coloniales que son históricamente demasiado valiosas como para removerlas y excavar.
Uno de esos edificios coloniales quedó tan estropeado tras el terremoto de 1985 que tuvo que ser demolido, dando finalmente a los expertos la primera oportunidad de examinar el sitio a un costado de la plaza del Zócalo en Ciudad de México, entre la Catedral Metropolitana y las ruinas de la pirámide del Templo Mayor.
Los arqueólogos dijeron a la Associated Press, que han localizado lo que parece ser una entrada de un metro ochenta por un metro ochenta a la tumba que se encuentra a unos cinco metros debajo. El pasaje está lleno de agua, piedras y lodo, obligando a los trabajadores a excavar cuidadosamente mientras cuelgan de correas. Las bombas mantienen bajo el nivel del agua.
"Lo estamos haciendo muy, muy lentamente... debido a que la responsabilidad es muy grande y queremos grabar todo", dijo Leonardo López Luján, el arqueólogo jefe del gobierno en el proyecto. "Esta es una situación totalmente nueva para mí, y no sé exactamente cómo se verá allá abajo".
En otoño esperan poder entrar a las cámaras interiores -un espacio de cielo bajo y húmedo- y descubrir las cenizas de Ahuizotl, que probablemente fue incinerado en una pira funeraria en 1502.
Para entonces, Colón ya había llegado al Nuevo Mundo. Pero el primer contacto de los aztecas con los europeos se produciría diecisiete años después, en 1519, cuando Hernán Cortés y su banda de conquistadores marcharon sobre el Valle de México y tomaron rehén al sucesor de Ahuizotl, su sobrino Montezuma.
El hijo de Ahuizotl, Cuauhtemoc, ocupó el lugar de Montezuma y dirigió la última resistencia contra los españoles en la batalla por Ciudad de México en 1521. Fue más tarde hecho prisionero y asesinado. Como Montezuma, se desconoce dónde está enterrado.
Debido a que no se ha encontrado nunca una tumba real azteca, los arqueólogos están literalmente excavando hacia lo desconocido. Los radares indican que la tumba tiene cuatro cámaras, y los científicos piensan que encontrarán toda una constelación de elaboradas ofrendas a los dioses.
"Debe haber sido sepultado en una ceremonia solemne y con abundantes ofrendas, como vasijas, adornos... y ciertamente algunos de sus objetos personales", dijo Luis Alberto Martos, director de estudios arqueológicos en el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.
La maldición de la tumba -el agua- también puede ser su salvación. López Luján dijo que la temperatura constante del agua pH-neutral en las cámaras inundadas, junto con la falta de oxígeno, refrena la descomposición de materiales como la madera y huesos que se han encontrado en otras excavaciones en torno a la pirámide, que fue lo único que quedó de la Conquista.
"Esto será un hallazgo importante para la arqueología azteca", dijo Michael Smith, arqueólogo de la Universidad del Estado de Arizona que no está relacionado con la excavación. "Será tremendamente importante porque proporcionará información directa sobre la realeza, la sepultura y el imperio que es difícil de obtener de otra manera".
Todos los indicios apuntan hacia Ahuizotl. El sitio yace directamente debajo de un enorme y recién descubierto monolito de piedra esculpido con una representación de Tlaltecuhtli, el dios azteca de la Tierra.
Descrito como una mujer con enormes garras y un chorro de sangre que corre hacia su boca mientras se agacha para parir, se creía que Tlaltecuhtli devoraba a los muertos, para darles nueva vida. El dios era tan horripilante, que los aztecas normalmente enterraban sus retratos boca abajo. Sin embargo, este estaba boca arriba.
En la garra de su pie derecho, el dios sostiene un conejo y diez puntos, lo que indica la fecha de ‘Diez Conejo' -1502, el año de la muerte de Ahuizotl.
"Nuestra hipótesis es precisamente que esta es probablemente la tumba de Ahuizotl", dijo López Luján.
Cualquier objeto relacionado con Ahuizotl enorgullecería enormemente a México. El país ha tratado en vano de recuperar artefactos aztecas como el ‘escudo de Ahuizotl', adornado con plumas, y el ‘penacho de Montezuma', que se encuentran en el Museo de Etnología de Viena, Austria.
"Imagine, este no era simplemente un funcionario de alto rango. Los aztecas eran la sociedad más poderosa de su época antes de la llegada de los españoles", dijo Martos. "Por eso es que la tumba de Ahuizotl es tan importante".
4 de agosto de 2007
©associated press
©traducción mQh
1 comentario
Carlos Meza -
Agradezco la atención que presten a esta inquietud.
Gracias