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[Manuel Roig-Franzia y Juan Forero] Ayuda de Estados Unidos busca atacar a grupos de narcotraficantes mexicanos.
Ciudad de México, México. El gobierno de Bush está cerca de cerrar un importante acuerdo de ayudas de varios años para combatir a los carteles de la droga en México que sería la mayor iniciativa antinarcóticos norteamericana en el extranjero desde la aplicación del programa en Colombia hace siete años, de cinco mil millones de dólares, de acuerdo a legisladores estadounidenses, asesores del Congreso y autoridades mexicanas.
Los negociadores para México y Estados Unidos han hecho importantes progresos para el logro de un acuerdo sobre un plan de ayuda que incluiría equipos para interceptaciones telefónicas, radares para identificar embarques aéreos de los traficantes, aviones para transportar equipos antidroga mexicanos y adiestramiento, según algunas fuentes. Siguen planteándose preguntas delicadas -principalmente sobre las sensibilidades mexicanas sobre el nivel de actividades norteamericanas en suelo mexicano-, pero hay altas expectativas de que el acuerdo se selle pronto.
"Estoy seguro de que vamos a gastar cientos de millones de dólares", dijo en una entrevista el representante Henry Cuéllar (demócrata de Texas). "Si queremos tener éxito en erradicar ese cáncer allá, tendremos que invertir fuertemente".
Cuéllar, que ha propuesto legislar para aumentar la ayuda a México, predijo que el acuerdo se anunciaría tan pronto como el veinte de agosto, cuando se espera que el presidente Bush se reúna con el presidente mexicano Felipe Calderón y el primer ministro canadiense, Stephen Harper, en Quebec. Una fuente del gobierno mexicano advirtió que no conviene especular sobre un calendario exacto, pese a los ‘avances' en las conversaciones.
Los planes están siendo discutidos en momentos en que México lucha por contener una guerra entre importantes carteles de traficantes que se ha cobrado más de tres mil vidas el año pasado y ha horrorizado a los mexicanos con imágenes de decapitaciones y asesinatos filmados en video. Calderón ha impresionado a los funcionarios norteamericanos con la extradición a Estados Unidos de un número récord de sospechosos de narcotráfico y enviando más de veinte mil soldados y agentes de la policía federal para combatir a las organizaciones de narcotraficantes, pero la iniciativa no ha logrado detener la violencia.
El paquete de ayuda antidrogas representa un importante cambio en las relaciones después de años de tensiones y sospechas mutuas entre las agencias policiales a ambos lados de la frontera. "Es asombroso", dijo un asesor republicano que trabaja en temas de política antidrogas. "Es un reconocimiento real de que Calderón tiene un problema. Y su éxito o fracaso tendrá consecuencias aquí. Los días de las acusaciones mutuas han terminado".
El asesor, que habló a condición de conservar el anonimato, dijo que cree que el plan será bien recibido en Washington una vez que sea presentado.
En México, las autoridades han rehuido hablar en público sobre el plan, preocupadas de que las sospechas en el país sobre la intervención norteamericana provoquen un amplio rechazo entre los mexicanos. El gobierno de Bush ha estado trabajando discretamente en la propuesta, tan discretamente que algunos en el Congreso están empezando a quejarse del secretismo.
"¿A quién ayudará el Congreso, en qué términos y condiciones, y cómo sabe el Congreso que la ayuda no terminará en los bolsillos de la gente que está implicada en este tipo de delitos?", preguntó Tim Rieser, un importante asesor en política exterior del senador Patrick J. Leahy (demócrata de Vermont), que preside el subcomité de asignaciones para operaciones extranjeras del Senado. "Existe preocupación en los dos partidos sobre la ausencia de consultas significativas del gobierno de Bush con el Congreso. Ellos ven al Congreso como su cajero automático propio, no como una rama del estado a la par con el gobierno".
Persuadir a otros legisladores de que la ayuda es vital y no caerá en las manos equivocadas, dijo Cuéllar, "será toda una empresa comercial, o, dicho de otro modo, una empresa educativa". Asesores republicanos y demócratas dijeron que no está claro si el gobierno de Bush tratará de conseguir una asignación complementaria de emergencia para el presupuesto de ayuda exterior del próximo año o esperar el siguiente.
México parece estar echando los cimientos para concebir el plan no tanto como un paquete de ayuda, sino como una consecuencia de los problemas que enfrenta Estados Unidos en relación con el consumo de drogas en el país. Calderón, normalmente un precavido orador, ha llamado severamente a Estados Unidos a pagar más para combatir a los carteles.
"El lenguaje que usan es que Estados Unidos tiene una gran responsabilidad en este problema", dijo Ana María Salazar, ex funcionaria antinarcóticos de alto rango del gobierno de Clinton que estuvo involucrada en la implementación del programa financiado por Estados Unidos en Bogotá, conocido como Plan Colombia.
Los legisladores norteamericanos, que enfatizaron que la iniciativa para México no se basa en el Plan Colombia, han estado viajando a México para reunirse con legisladores aquí con la esperanza de aliviar los temores. "Estamos por primera vez en la historia frente a u congreso mexicano que se muestra más comprometido, más dispuesto y capaz de ser un socio del gobierno norteamericano, y están haciendo preguntas sobre cuáles son las políticas del presidente, qué necesitan las autoridades, y cuáles son las implicaciones de trabajar tan estrechamente con Estados Unidos", dijo en una entrevista el representante Silvestre Reyes (demócrata de Texas). "Hemos sido vecinos y aliados, pero esto coloca esa relación en otro nivel".
En una entrevista, Thomas Shannon, subsecretario de estado para el Hemisferio Occidental, se negó a comentar detalles del plan. Pero observó que Bush se ha reunido recientemente con Calderón y otros presidentes centroamericanos para discutir modos de colaboración en la lucha contra traficantes y bandas dedicadas al narcotráfico que asolan la región.
América Central es un importante punto de embarque de la cocaína colombiana que llega por mar; los carteles mexicanos canalizan toneladas de cocaína, marihuana y metanfetamina hacia el otro lado de la frontera en Estados Unidos.
"Nosotros tres, Estados Unidos, México y los países de América Central teníamos que encontrar un modo de coordinar nuestras actividades y mejorar la colaboración y desarrollar una estrategia regional para combatir los problemas que enfrentamos", dijo Shannon.
El gobierno mexicano tiembla ante las comparaciones con Colombia, que, a diferencia de México, es un país enfrascado contra una guerra de guerrillas por más de cuarenta años y es el mayor productor de cocaína del mundo. Como parte del Plan Colombia, que empezó en 2000, Estados Unidos ha proporcionado a Colombia helicópteros Black Hawk, tecnología de recolección de datos de inteligencia, adiestramiento para militares, policías y agentes de inteligencia, y una flota de avionetas fumigadoras que ayudan al gobierno colombiano a combatir contra las guerrillas marxistas y a destruir las plantaciones de coca. Aunque ese programa ayudó al presidente Álvaro Uribe a reducir la violencia, sus críticos han dicho que no ha cumplido con su objetivo inicial de dar un golpe mortal al negocio de la cocaína.
Las autoridades mexicanas se muestran recelosas de permitir la entrada de militares norteamericanos al país, incluso para propósitos de adiestramiento, debido a las heridas históricas que datan de la Guerra Mexicano-Americana de 1846-48. Maureen Meyer, analista de política exterior para la Oficina Washington sobre América Latina, dijo que la policía antinarcóticos mexicana tiene toda una historia de adiestramientos discretos con especialistas norteamericanos. Pero un adiestramiento a gran escala en suelo mexicano es otro asunto, dijo.
"Eso sería el punto más polémico, con respecto al Congreso mexicano y entre los mexicanos en general", dijo.
Esa duda podría impedir que los especialistas estadounidense vayan a México a dictar cursos de adiestramiento para soldados y policías, así como para jueces y fiscales. Muchos oficiales norteamericanos dicen que esa flexibilidad es vital para el plan.
"¿Cómo damos asistencia sin que los mexicanos se sientan incómodos?', preguntó Cuéllar. "Esa es la cuerda floja que tenemos que atravesar".

Forero informó desde Bogotá, Colombia.

12 de agosto de 2007
7 de agosto de 2007
©washington post
©traducción mQh
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