pobres sufren mayor inflación
Durante la primera mitad del año la inflación para los pobres fue de 4,4%, contra el 3,3% para el grupo más rico.
Buenos Aires, Argentina. Durante el primer semestre del año, según el Indec, la inflación de los pobres fue mayor que la de los sectores más acomodados. Un informe distribuido ayer por el organismo (‘Variaciones de precios según la estructura de consumo por quintil de ingresos') muestra que para el 20 por ciento más pobre de la población la inflación oficial fue durante la primera mitad del año del 4,4 por ciento, mientras que para el 20 por ciento más rico alcanzó sólo el 3,3 por ciento. Tal diferencia se explica por la fuerte suba del precio de los alimentos, aun en los índices ‘retocados' del Indec. El IPC, siempre para el área metropolitana (Capital y Gran Buenos Aires), entre enero y junio marcó 3,9 por ciento.
El índice de precios al consumidor mide, en teoría, la evolución de precios para una canasta de consumo promedio de los hogares. Pero dicha canasta muestra diferencias importantes según los estratos socioeconómicos de que se trate. En los hogares pobres la ponderación del rubro alimentos es mucho mayor que en las familias ricas, mientras que en estas últimas sobresalen consumos como "esparcimiento" (turismo); "equipamiento y mantenimiento del hogar"; "atención médica" (prepagas); y educación (cuotas de colegios privados).
En cifras, según el Indec, para el "primer quintil" (20 por ciento de menores ingresos) de la población, el rubro alimentos y bebidas acapara el 46,6 por ciento de la canasta de consumo, mientras que para el "quinto quintil" (el 20 por ciento de mayores ingresos) insume sólo el 23,3 por ciento del presupuesto. El primer quintil gasta el 8,67 por ciento de su presupuesto en "esparcimiento", mientras que en el quintil más alto esa proporción sube al 12,15 por ciento. El quintil más pobre gasta el 2,15 por ciento en educación, mientras que en el sector más rico ese gasto representa el 5,16 por ciento. En equipamiento del hogar, el quintil de menores recursos destina el 4,06 por ciento del presupuesto, mientras que en el quintil más acomodado se duplica: 8,71 por ciento. Finalmente, en atención médica y gastos para la salud, las diferencias también son importantes: 6,47 por ciento del presupuesto para el segmento más pobre (fundamentalmente gasto en remedios), y 10,74 por ciento en el grupo más pudiente.
Así, como la suba de precios de los alimentos, de acuerdo con el Indec, superó durante este año al resto de los rubros, la "inflación de los pobres" también fue mayor. Sin embargo, parece ser un dato subestimado por el Indec. Los motivos son dos. Por un lado, porque desde enero, la grosera manipulación del índice de precios al consumidor, a cargo de Beatriz Paglieri, fue notoria en el rubro alimentos: desde los precios del pan hasta los valores en frutas y verduras.
Por otro lado, el propio Indec admite que la canasta de consumo está desactualizada, ya que corresponde a la encuesta de gastos de los hogares del año 1996/97. "Las encuestas de gastos en hogares se realizan al menos cada 10 años. Actualmente los países tienden a realizarlas cada 5 años. La nueva encuesta, que se realizó en el año 2005, nos proporcionará la próxima estructura de gastos de consumo para el IPC del Gran Buenos Aires", asegura el comunicado de prensa del organismo distribuido ayer.
Dicho de otro modo, las ponderaciones de gastos de los hogares vigentes corresponden a patrones de consumo de una década atrás, con el agravante de que en el medio ocurrió la megacrisis del 2001/2002. Así, según los expertos, es de esperar que hoy la ponderación de los alimentos en el rubro gastos de los hogares pobres sea mayor. Y por lo tanto también sería mayor el impacto inflacionario que padecieron estos hogares en lo que va del año.
El índice de precios al consumidor mide, en teoría, la evolución de precios para una canasta de consumo promedio de los hogares. Pero dicha canasta muestra diferencias importantes según los estratos socioeconómicos de que se trate. En los hogares pobres la ponderación del rubro alimentos es mucho mayor que en las familias ricas, mientras que en estas últimas sobresalen consumos como "esparcimiento" (turismo); "equipamiento y mantenimiento del hogar"; "atención médica" (prepagas); y educación (cuotas de colegios privados).
En cifras, según el Indec, para el "primer quintil" (20 por ciento de menores ingresos) de la población, el rubro alimentos y bebidas acapara el 46,6 por ciento de la canasta de consumo, mientras que para el "quinto quintil" (el 20 por ciento de mayores ingresos) insume sólo el 23,3 por ciento del presupuesto. El primer quintil gasta el 8,67 por ciento de su presupuesto en "esparcimiento", mientras que en el quintil más alto esa proporción sube al 12,15 por ciento. El quintil más pobre gasta el 2,15 por ciento en educación, mientras que en el sector más rico ese gasto representa el 5,16 por ciento. En equipamiento del hogar, el quintil de menores recursos destina el 4,06 por ciento del presupuesto, mientras que en el quintil más acomodado se duplica: 8,71 por ciento. Finalmente, en atención médica y gastos para la salud, las diferencias también son importantes: 6,47 por ciento del presupuesto para el segmento más pobre (fundamentalmente gasto en remedios), y 10,74 por ciento en el grupo más pudiente.
Así, como la suba de precios de los alimentos, de acuerdo con el Indec, superó durante este año al resto de los rubros, la "inflación de los pobres" también fue mayor. Sin embargo, parece ser un dato subestimado por el Indec. Los motivos son dos. Por un lado, porque desde enero, la grosera manipulación del índice de precios al consumidor, a cargo de Beatriz Paglieri, fue notoria en el rubro alimentos: desde los precios del pan hasta los valores en frutas y verduras.
Por otro lado, el propio Indec admite que la canasta de consumo está desactualizada, ya que corresponde a la encuesta de gastos de los hogares del año 1996/97. "Las encuestas de gastos en hogares se realizan al menos cada 10 años. Actualmente los países tienden a realizarlas cada 5 años. La nueva encuesta, que se realizó en el año 2005, nos proporcionará la próxima estructura de gastos de consumo para el IPC del Gran Buenos Aires", asegura el comunicado de prensa del organismo distribuido ayer.
Dicho de otro modo, las ponderaciones de gastos de los hogares vigentes corresponden a patrones de consumo de una década atrás, con el agravante de que en el medio ocurrió la megacrisis del 2001/2002. Así, según los expertos, es de esperar que hoy la ponderación de los alimentos en el rubro gastos de los hogares pobres sea mayor. Y por lo tanto también sería mayor el impacto inflacionario que padecieron estos hogares en lo que va del año.
15 de agosto de 2007
©página 12
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