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salarios e ingresos mínimos éticos


Las diferencias salariales explican en una proporción significativa la elevada desigualdad del ingreso. Editorial de La Estrella de Chiloé.
Chiloé, Chile. Las importantes diferencias salariales que existen en Chile explican en una proporción significativa la elevada desigualdad del ingreso. Pensar que ellas se puedan acotar mediante la promoción de un salario ético es utópico. La idea de que muchas empresas podrían pagar más a sus trabajadores parece responder al convencimiento de que su productividad es mayor que la que reflejan los salarios que hoy reciben. Pero si ello fuera así, ¿por qué no reciben esos trabajadores mejores ofertas de otros empleadores?
Quizás se crea que no importaría elevar los salarios por sobre la productividad, pero para empresas que operan en una economía abierta y deben lidiar con productores de distintos lugares del mundo, eso afectaría su competitividad. Si se desconocen estas realidades, las tentaciones de elevar el salario mínimo para acercarse al ‘ético' son enormes.
Nadie ha sugerido imponer un salario mayor, pero los procesos políticos toman direcciones inesperadas, en especial cuando -como en este caso- no se observa a ninguna instancia nacional en situación de encauzar esta polémica dentro de márgenes razonables y técnicamente fundamentados. Si ello sucediese, se correría el riesgo real de afectar negativamente las posibilidades de empleo de los trabajadores menos capacitados.
La idea es compensar a las familias pobres -que suman un total de 2,2 millones de personas- con subsidios suficientes para permitirles superar el umbral de la pobreza. Las compensaciones serían equivalentes a la diferencia entre ese umbral y los ingresos que efectivamente reciben los hogares.
Un problema de esta propuesta es que, en la medida en que se asegure ese umbral, los incentivos para trabajar de este grupo de hogares se reducen significativamente, corriéndose el riesgo de crear una cultura de dependencia. Por cierto, su diseño incentiva ese comportamiento, porque los ingresos obtenidos en condición de pobreza tienen un impuesto efectivo de ciento por ciento: el mayor esfuerzo de los integrantes del hogar no se traduciría en mayores ingresos, sino sólo en una reducción del subsidio y, por consiguiente, en un ahorro para el fisco. Siendo así, una propuesta de estas características necesitaría contemplar un retiro gradual de los subsidios involucrados, para no castigar el esfuerzo personal.

20 de agosto de 2007
©estrella de chiloé
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