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sistema corrompe a políticos


columna de mérici
Leí hoy en un diario que, también hoy [3 de octubre], los parlamentarios chilenos finalmente se subieron sus sueldos y otras dietas, que era un plan que venían abrigando desde la época en que discutían los políticos, en un ambiente que fue descrito por la prensa como de gran camaradería y espíritu de cuerpo, si los chilenos que ganan el salario mínimo (entonces de 137 mil pesos) debían o no ganar algo más. Acordaron los políticos, pese a la insistencia de Arturo Martínez, dirigente de la CUT (que pidió a los señores que considerasen subir el salario mínimo a 180 mil pesos), subir el mínimo a 144 mil pesos, o algo así.
El mismo día en que el gobierno anunció el acuerdo, algunos parlamentarios (no recuerdo quiénes) pidieron aprobar un aumento de las dietas.
En el diario que leí (que creo que fue La Estrella de Valparaíso, pero que posteriormente fue aparentemente retirada la nota de la edición online) no dice en cuánto se subieron el sueldo y las dietas. Según las ambiciones de los políticos, querían, en julio de 2007, aumentar la dieta en 440 mil pesos, para pagar el teléfono, según dijeron.
Pero en la noticia de hoy se leía que se habían aumentado los sueldos, como algo aparte.
Senadores y diputados chilenos ganan alrededor de 11 millones de pesos al mes. Según dicen ellos mismos y otras fuentes, en sus propios bolsillos no quedan más de cerca de seis millones de pesos, pues el resto se destina a gastos habituales de los políticos.
Yo leí en otro lugar que hasta ayer la parte de las dietas que se quedaban equivalía a unos 5 millones 600 mil pesos. Ahora ha de entenderse que los políticos se han subido los sueldos porque esos 5 millones 600 mil pesos son aparentemente insuficientes.
Me gustaría saber cuánto tiempo estuvieron debatiendo estos políticos en cada uno de esos debates. ¿Les habrá costado mucho ponerse de acuerdo en subirse los sueldos? ¿Les costó más ponerse de acuerdo en aumentar en siete pesos el salario mínimo? ¿Les costó menos?

¿Hubo parlamentarios en contra? Eso me gustaría saber: si acaso quedan políticos honestos en Chile.

Porque es sorprendente que los políticos (me refiero a los legisladores), que, la mitad de ellos, ni siquiera son estrictamente ‘representantes del pueblo', porque no son elegidos sino designados por el sistema (el llamado binominal), tengan además la autoridad para subir sus propios sueldos cuando bien se les cante y con total indiferencia hacia el resto de los chilenos. Me gustaría saber cómo llegaron a la conclusión esos políticos que ellos sí necesitan aumentos de cerca de un millón de pesos, mientras que los trabajadores bien pueden contentarse con uno de siete mil pesos.

Guardando las diferencias, la indiferencia, abuso de poder y corrupción de la clase política chilena me hace recordar mucho los últimos días de la dictadura de Fulgencio Batista: también allá una clase en gran parte parasitaria pasaba sus días en casinos e hipódromos rodeados de criadas y putas mostrando la más absoluta indiferencia por los problemas y necesidades de la gente pobre de su país.

La noticia en el diario decía además que los legisladores se habían aumentado además los días de vacaciones. Aparecía en la nota los días del año que no trabajarán: según mis cuentas, las vacaciones de los legisladores chilenos se extienden hasta componer un total de tres meses. Me he tenido que golpear la frente varias veces: los políticos chilenos trabajan sólo nueve meses al año.

Si vuelvo a encontrar la noticia, la colocaré aquí para que la podamos leer todos.

Esto me apesadumbra y me refuerza en mi convicción de que para los cambios que necesita Chile, la clase política, con intereses creados tan poderosos, es en realidad uno de los principales obstáculos. Como quiera que sea, no le veo yo cara de cambiar un sistema que tanto le conviene. Ya vaticiné en estas páginas que pronto empezaremos a ver uniones matrimoniales de tipo asiático, con parejas formadas por diputados izquierdistas con diputadas derechistas o al revés, por la enorme fortuna que se puede acumular uniendo a familias de políticos. Bien, tal es el caso en Asia. Seguramente será el caso de Chile, habida cuenta que los chilenos pertenecen a la misma especie que el resto del mundo.

Muestra esta situación también el terrible mal causado por la dictadura, que nos ha dejado un país autocrático, con una clase política co-optada y enriquecida, profundamente corrupta, donde encontrar legisladores honestos, cualquiera sea la casa de la que provengan, es cada vez más difícil.

[mérici]

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