calle santa fe
[Carmen Gloria Vitalic] Carmen Castillo: "Con su acto de resistencia Miguel Henríquez ofrenda a Chile su identidad".
Carmen Castillo es una mujer de hablar suave, movimientos delicados y mirada tranquila. Pese a su historia de vida, que incluye casi un año en la clandestinidad junto al líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, Miguel Henríquez, además de la muerte de un hijo tras el asalto que cobró la vida del político y su expulsión del país, la cineasta quiso llevar al celuloide su visión de los hechos, ocurridos tras el golpe militar de 1973.
La cinta ‘Calle Santa Fe', relata en dos horas y 40 minutos su rencuentro con el barrio en el que Henríquez perdió la vida, es una zona residencial de la comuna de San Miguel, desde donde ese 5 de octubre de 1974 comienza un largo peregrinaje que durante los últimos cinco años la llevó a la calle en la que se truncó su historia, para recuperar de entre recuerdos sombríos el sentido de la lucha que profesaban con Henríquez.
"Lo que a mi me importaba al hacerla es que fuera lo más precisa, lo más sincera, lo más exacta posible en su narración para que fuera universal. O sea, es como que entras a una historia lo más local posible. Es Chile, es el MIR, es la resistencia contra Pinochet, es el Chile de hoy y estás hablándole a cualquier público del mundo, porque la inteligencia de una película es lograr que sea universal", afirma serena, luego de enumerar los importantes premios que ha recibido la cinta, como su reconocimiento en la categoría Cierta Mirada en Cannes y una gran recepción en el Festival de Nueva York.
Es que se trata de "la historia que toca la resistencia y que toca a Chile, y que toca a Miguel Henríquez, que toca a los resistentes". Sin tratarse de una biografía, sino más bien es un relato en primera persona que usa como hilo conductor el relato sentido de la propia cineasta: "La ambición de Calle Santa Fe es tocar temas universales como ¿qué sentido tiene vivir? y ¿qué es la muerte?, ese es el sentido de esta película: cómo se vive y qué pasa cuando uno elige vivir por el destino de un país, comprometida en la resistencia y en la lucha. ¿Qué pasa?, esa es la pregunta".
Haciendo una pausa, escoge de una en una las palabras precisas para referirse a su compañero: "Él era un hombre como muchos otros que a través del acto de resistencia, del acto de combatir ofrenda a Chile su identidad. Miguel Henríquez es un hombre político, que pensó, que actuó, que tiene mucho que contar de lo que fue su pensamiento político", señala intentando restar emoción a sus palabras, tras lo cual afirma que "su acto de resistencia encarna lo que es lo más profundo de la humanidad, que es la libertad. No se pueden medir los actos del ser humano libre bajo el prisma de lo inútil o de lo útil, porque ¿qué es lo que hace al hombre, hombre? es esa decisión de ser libre y resistir, y eso yo creo que es lo que marca la historia de Chile", afirma sin tener una duda sobre la veracidad y el sentido profundo de sus palabras.
Carmen Castillo continúa su análisis. Según su punto de vista, "cuando estás en una sociedad que consume mucho, que va a los mall, es difícil efectivamente tocar temas que hablan de la vida y de la muerte. Porque una sociedad de consumo en que los ciudadanos están endeudados con esas famosas tarjetas, entonces es difícil tener el tiempo de la libertad, es difícil en esta sociedad producir choques emocionales, sacudidas".
Pero su compromiso continúa sin cambios, pese a las décadas fuera del país. Reflexiona luego que "lo importante no es que uno haya sido vencida o no. Fuimos vencidos. Lo importante es que mientras estemos vivos la memoria de los vencidos es un motor de exigencia y de lucha con los oprimidos, porque no venceremos hasta el día en que nuestros objetivos sean realidad, es un motor extraordinario de la historia la memoria de los vencidos. Se cree que la memoria de los vencidos es amargada, es frustrada, porque la memoria de los vencidos es por definición justamente esos vencidos, yo y toda la gente que aparece en la película, están viviendo, están bien vivos pero cada cual tiene su acción, hace sus cosas", señala convencida, afirmando al instante que "el MIR no existe pero seguimos igual haciendo política".
Sobre el motor que la impulsó a hacer esta cinta, explica segura que fue la gente el elemento primordial para su trabajo, "o sea, la visión de la gente, no la visión del MIR ni la visión de los militares. Lo que voy a recoger yo es qué es lo que piensa la gente, encarnada en los vecinos. Y la exigencia de los que hoy están intentando hacer algo en la sociedad por el otro, mejorar y luchar contra la injusticia, contra la pobreza, por pensar en qué sociedad vivimos, es qué mundo".
Pero lo más importante de contar es su vida al lado de Miguel Henríquez, su pensamiento, su lucha. "En nuestras vidas lo excepcional no es lo que aparenta ser inalcanzable como el hecho de resistir, de combatir. Lo esencial es que en definitiva la vida, es intensa, es luminosa, con color", señala con su suave sonrisa, mientras agrega que "Miguel Henríquez era un ser único, irreemplazable como todo ser humano, no es cierto que se muere uno y aparecen cien, ese es una mentira, pero hay muchos Miguel Henríquez, el problema es que existan los más posibles en el Chile de hoy", afirma con las ganas de generar una de esas sacudidas que, a su juicio, hacen falta de vez en cuando.
La cinta ‘Calle Santa Fe', relata en dos horas y 40 minutos su rencuentro con el barrio en el que Henríquez perdió la vida, es una zona residencial de la comuna de San Miguel, desde donde ese 5 de octubre de 1974 comienza un largo peregrinaje que durante los últimos cinco años la llevó a la calle en la que se truncó su historia, para recuperar de entre recuerdos sombríos el sentido de la lucha que profesaban con Henríquez.
"Lo que a mi me importaba al hacerla es que fuera lo más precisa, lo más sincera, lo más exacta posible en su narración para que fuera universal. O sea, es como que entras a una historia lo más local posible. Es Chile, es el MIR, es la resistencia contra Pinochet, es el Chile de hoy y estás hablándole a cualquier público del mundo, porque la inteligencia de una película es lograr que sea universal", afirma serena, luego de enumerar los importantes premios que ha recibido la cinta, como su reconocimiento en la categoría Cierta Mirada en Cannes y una gran recepción en el Festival de Nueva York.
Es que se trata de "la historia que toca la resistencia y que toca a Chile, y que toca a Miguel Henríquez, que toca a los resistentes". Sin tratarse de una biografía, sino más bien es un relato en primera persona que usa como hilo conductor el relato sentido de la propia cineasta: "La ambición de Calle Santa Fe es tocar temas universales como ¿qué sentido tiene vivir? y ¿qué es la muerte?, ese es el sentido de esta película: cómo se vive y qué pasa cuando uno elige vivir por el destino de un país, comprometida en la resistencia y en la lucha. ¿Qué pasa?, esa es la pregunta".
Haciendo una pausa, escoge de una en una las palabras precisas para referirse a su compañero: "Él era un hombre como muchos otros que a través del acto de resistencia, del acto de combatir ofrenda a Chile su identidad. Miguel Henríquez es un hombre político, que pensó, que actuó, que tiene mucho que contar de lo que fue su pensamiento político", señala intentando restar emoción a sus palabras, tras lo cual afirma que "su acto de resistencia encarna lo que es lo más profundo de la humanidad, que es la libertad. No se pueden medir los actos del ser humano libre bajo el prisma de lo inútil o de lo útil, porque ¿qué es lo que hace al hombre, hombre? es esa decisión de ser libre y resistir, y eso yo creo que es lo que marca la historia de Chile", afirma sin tener una duda sobre la veracidad y el sentido profundo de sus palabras.
Carmen Castillo continúa su análisis. Según su punto de vista, "cuando estás en una sociedad que consume mucho, que va a los mall, es difícil efectivamente tocar temas que hablan de la vida y de la muerte. Porque una sociedad de consumo en que los ciudadanos están endeudados con esas famosas tarjetas, entonces es difícil tener el tiempo de la libertad, es difícil en esta sociedad producir choques emocionales, sacudidas".
Pero su compromiso continúa sin cambios, pese a las décadas fuera del país. Reflexiona luego que "lo importante no es que uno haya sido vencida o no. Fuimos vencidos. Lo importante es que mientras estemos vivos la memoria de los vencidos es un motor de exigencia y de lucha con los oprimidos, porque no venceremos hasta el día en que nuestros objetivos sean realidad, es un motor extraordinario de la historia la memoria de los vencidos. Se cree que la memoria de los vencidos es amargada, es frustrada, porque la memoria de los vencidos es por definición justamente esos vencidos, yo y toda la gente que aparece en la película, están viviendo, están bien vivos pero cada cual tiene su acción, hace sus cosas", señala convencida, afirmando al instante que "el MIR no existe pero seguimos igual haciendo política".
Sobre el motor que la impulsó a hacer esta cinta, explica segura que fue la gente el elemento primordial para su trabajo, "o sea, la visión de la gente, no la visión del MIR ni la visión de los militares. Lo que voy a recoger yo es qué es lo que piensa la gente, encarnada en los vecinos. Y la exigencia de los que hoy están intentando hacer algo en la sociedad por el otro, mejorar y luchar contra la injusticia, contra la pobreza, por pensar en qué sociedad vivimos, es qué mundo".
Pero lo más importante de contar es su vida al lado de Miguel Henríquez, su pensamiento, su lucha. "En nuestras vidas lo excepcional no es lo que aparenta ser inalcanzable como el hecho de resistir, de combatir. Lo esencial es que en definitiva la vida, es intensa, es luminosa, con color", señala con su suave sonrisa, mientras agrega que "Miguel Henríquez era un ser único, irreemplazable como todo ser humano, no es cierto que se muere uno y aparecen cien, ese es una mentira, pero hay muchos Miguel Henríquez, el problema es que existan los más posibles en el Chile de hoy", afirma con las ganas de generar una de esas sacudidas que, a su juicio, hacen falta de vez en cuando.
2 de noviembre de 2007
©la nación
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