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ser parte de la solución


[Manuel Guerrero Antequera] Grave situación de desnutrición de grupos indígenas en Argentina. Situación en Chile.
El Centro de Desarrollo Comunitario de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que trabaja en desnutrición y pobreza, ha iniciado una campaña de recepción de alimentos y medicamentos que tendrá cinco años de duración, para hacer frente a lo que ha sido llamada ‘la catástrofe humana del Chaco': cientos de indígenas del norte de Argentina se encuentran en una fase de desnutrición y subalimentación que ya ha llevado a más de una decena a la muerte en los últimos meses.
Por su parte, la Asociación Civil de Padrinos de Alumnos y Escuelas Rurales (APAER) denunció que cerca del 20% de los niños y niñas que van a escuelas rurales en Misiones y el Chaco están sufriendo severos daños en su evolución, por efecto de la desnutrición temprana. Por ello han lanzado una ‘alerta roja nutricional' de ayuda directa a los establecimientos educacionales de la zona, porque los recursos diarios por niño que allega el Estado son completamente insuficientes para revertir esta grave situación.
Del mismo modo otras organizaciones sociales han emprendido iniciativas propias de rescate de los indígenas de El Impenetrable, localidad ubicada en Villa Río Bermejito, como los grupos de vecinos de varias localidades bonaerenses que llevaron, recorriendo 1300 kilómetros a bordo de un bus que se costearon ellos mismos, 30 toneladas de alimentos y ropa a las comunidades de tobas, mocovi y wichis.
El periodista Marcelo Cena, de Telam, pudo recoger las impresiones de los docentes, enfermeros, estudiantes, médicos, amas de casa y jubilados que hicieron tal recorrido, quienes comentaron que "pudimos ver que atentan contra la vida" de las comunidades originarias "el alto porcentaje de desocupación, el hambre y el crecimiento de la denominada frontera agropecuaria, que producen desmontes y contaminan los ríos". Los vecinos de la capital transandina comprobaron como "los originarios no pueden solventar sus alimentos, y hay desnutrición en alto grado, en especial en los niños y ancianos", abundando "las enfermedades como el chagas y la tuberculosis", mientras que "los centros asistenciales quedan entre 25 y 40 kilómetros de donde viven esas familias". Por su parte, la periodista Stella Calloni, de La Jornada, dio a conocer la muerte por desnutrición de Rosa Molina, de la etnia toba de la provincia de Chaco, de 56 anos, quien al morir pesaba 24 kilos.
La propia Corte Suprema argentina ha exhortado a los gobiernos nacional y provincial a cumplir la sentencia de proveer alimentos y toda la asistencia necesaria a las comunidades, hablando directamente de "exterminio" y "genocidio" indígena, en un fallo inédito que tuvo que esperar 500 años para que emergiera un reconocimiento institucional de este tipo acerca de una situación social que comparten muchos pueblos originarios del continente latinoamericano.
Investigadores de la Universidad de Rosario, con quienes se entrevisto Calloni, señalaron que a los indígenas "hace años los vemos morir día a día, pero en los 90 la tragedia aumento con el avance de compañías que se apoderan del territorio, cercan a pueblos enteros con sus cementerios y escuelas. Se apoderan del pasado y del futuro de los pueblos que agonizan".
En efecto, en 1995 las tierras fiscales chaqueñas ocupaban 3 millones de hectáreas, y ahora son menos de 500 mil, y cada vez se arrincona más a las comunidades mapuche, wichis, kollas, guaraníes y tobas que son las mayoritarias y que comparten una situación de extrema pobreza.
No hay nada de inevitable, sin embargo, en esta dura realidad que comparten en sus principales causas y efectos todos los pueblos originarios de América Latina. Y no basta para revertir este fenómeno refugiarse en la compasión y el sentimiento de espanto que genera el frío, enfermedad, hambre y muerte de un otro distante. Lamentablemente tampoco son suficientes las acciones de emergencia, las denuncias, la sensibilización por una buena causa. Faltan políticas públicas integrales y de largo plazo. Falta asumir que estos niveles de desnutrición ocurren en un país como Argentina que es potencia mundial en la industria alimentaria. "Los indígenas chóquenos", han señalado antropólogos que trabajan directamente en la comunidades, "se debaten en la telaraña argentina contemporánea de la desigualdad en la que conviven los porcentajes de crecimiento macroeconómico sin precedentes y los índices africanos de desarrollo humano".
Tal como en Chile. En estos días representantes de comunidades mapuche presos cumplen un mes de huelga de hambre por sus demandas. Tras casi dos décadas de arribado el Estado democrático, este no ha sido capaz de dar solución al ‘problema mapuche'. El círculo de la pobreza que padecen estas comunidades, no sólo en Arauco, sino en Santiago, Valparaíso, Concepción, Iquique, no se debe a sus ‘hábitos culturales' que no les permiten integrarse a la sociedad, como en ocasiones se intenta hacer circular para responsabilizar a las propias comunidades. De hecho en Chile existen experiencias exitosas de salud intercultural, que evidencian que es posible promover el desarrollo integral de grupos étnicos tradicionalmente excluidos, compartiendo experiencias de medicina tradicional y moderna. No es que estos grupos tengan una resistencia intrínseca a la ‘modernidad'. Al contrario, están abiertos al diálogo, a la búsqueda de soluciones conjuntas, pero ello debe ocurrir desde la creaciones de condiciones que permitan el ejercicio de sus derechos; desde el reconocimiento de sus organizaciones como interlocutores válidos y protagonistas en el diseño e implementación de medidas ajustadas a sus necesidades e identidad.
Políticas y programas del Estado paternalistas, clientelares y asistencialistas están destinadas al fracaso. Peor si estos van acompañados con una creciente criminalización de la acción colectiva. Las organizaciones sociales podrán colaborar a través de su acción solidaria, pero ellas por sí mismas no resolverán los estragos de la exclusión social. El Estado debe asumir que las organizaciones y líderes indígenas no son el problema, sino parte de la solución. De lo contrario habrá más muertes para llenar los telediarios latinoamericanos. En el supuesto que estos se dignaran a no solo informar sobre fútbol, índices macroeconómicos y que a un Rey encumbrado se le cayó la corona estando de visita por sus antiguas posesiones.

15 de noviembre de 2007
©manuel guerrero
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