animitas se niegan a morir
[Claudia Pizarro] Animitas, un culto que se niega a morir. La fe en esta tradición popular provoca que cada vez existan más.
Valparaíso, Chile. Valparaíso es el lugar con más animitas en todo Chile. Y eso es evidente al pasearse por sus calles desordenadas. Lo curioso no es tan sólo la presencia de estos pequeños santuarios, sino que existen animitas en canchas de fútbol, debajo del agua y famosas como la del asesino Emile Dubois.
Sus devotos también son tema aparte; creen tanto en ellas así como en Dios y en el Diablo. Otros de los agentes de petición de la religiosidad folclórica popular en Chile.
Los creyentes dejan velas, depositan flores, rezan y esperan su favor concedido para después colgarlo entre los miles de agradecimientos.
Para Víctor Rojas, experto en el estudio de las ánimas, esta creencia llega a Chile después del tiempo de la Colonia y comenta que existen desde 1930.
"Las animitas son como las hojas de los árboles acá", relata Rojas, quien lleva cerca de 20 años estudiando y viajando por todo el país en búsqueda de historias de pequeños santuarios sagrados.
Vida Animita
Cabe mencionar que las animitas tienen un ciclo de vida. No duran más de 70 años por lo menos las que están en la calle. Las que habitan en los cementerios tienen más duración. Rojas explica que "las animitas son como cualquier planta que necesita agua, pero si ponen otra planta al lado deben compartir el agua. Por ejemplo en los accidentes carreteros donde se reúnen muchas animitas una al lado de la otra, una o dos finalmente sobreviven, porque no pueden haber tantas una al lado de la otra".
Temáticas
Sobre las animitas que ocupan lugares peculiares y que son seguidas por los creyentes contra viento y marea, hay un par de casos, relata Víctor Rojas: "En 1931 en Valparaíso, mataron a un profesor que venía de Iquique. Lo mataron carabineros de la aduana, lo amarraron con alambre y lo tiraron al agua porque le habían robado. Ellos fueron condenados después y en el lugar donde fue lanzado el profesor hicieron una animita: ésta estaba cinco metros bajo el agua y se convirtió en la animita de los buzos. Estuvo en el sitio 6 del puerto" comentó.
Un poco más reciente fue el caso del jugador que murió dentro de una cancha en Alejo Barrios. Sus familiares querían construir la animita dentro de la misma cancha. Finalmente desistieron de la idea de plantar el pequeño santuario en el lugar exacto donde murió la víctima y decidieron hacerle un lugar a las orillas de ese mismo sitio.
Desde ese día, se convirtió en la animita de los futbolistas del lugar, quienes le piden goles.
Por otro lado, hay una ánima ubicada en el sector del Barrio Puerto, devoción de los indigentes y las prostitutas. Ellos van dormir para que la animita los cuide y ellas le piden una buena noche.
Sus devotos también son tema aparte; creen tanto en ellas así como en Dios y en el Diablo. Otros de los agentes de petición de la religiosidad folclórica popular en Chile.
Los creyentes dejan velas, depositan flores, rezan y esperan su favor concedido para después colgarlo entre los miles de agradecimientos.
Para Víctor Rojas, experto en el estudio de las ánimas, esta creencia llega a Chile después del tiempo de la Colonia y comenta que existen desde 1930.
"Las animitas son como las hojas de los árboles acá", relata Rojas, quien lleva cerca de 20 años estudiando y viajando por todo el país en búsqueda de historias de pequeños santuarios sagrados.
Vida Animita
Cabe mencionar que las animitas tienen un ciclo de vida. No duran más de 70 años por lo menos las que están en la calle. Las que habitan en los cementerios tienen más duración. Rojas explica que "las animitas son como cualquier planta que necesita agua, pero si ponen otra planta al lado deben compartir el agua. Por ejemplo en los accidentes carreteros donde se reúnen muchas animitas una al lado de la otra, una o dos finalmente sobreviven, porque no pueden haber tantas una al lado de la otra".
Temáticas
Sobre las animitas que ocupan lugares peculiares y que son seguidas por los creyentes contra viento y marea, hay un par de casos, relata Víctor Rojas: "En 1931 en Valparaíso, mataron a un profesor que venía de Iquique. Lo mataron carabineros de la aduana, lo amarraron con alambre y lo tiraron al agua porque le habían robado. Ellos fueron condenados después y en el lugar donde fue lanzado el profesor hicieron una animita: ésta estaba cinco metros bajo el agua y se convirtió en la animita de los buzos. Estuvo en el sitio 6 del puerto" comentó.
Un poco más reciente fue el caso del jugador que murió dentro de una cancha en Alejo Barrios. Sus familiares querían construir la animita dentro de la misma cancha. Finalmente desistieron de la idea de plantar el pequeño santuario en el lugar exacto donde murió la víctima y decidieron hacerle un lugar a las orillas de ese mismo sitio.
Desde ese día, se convirtió en la animita de los futbolistas del lugar, quienes le piden goles.
Por otro lado, hay una ánima ubicada en el sector del Barrio Puerto, devoción de los indigentes y las prostitutas. Ellos van dormir para que la animita los cuide y ellas le piden una buena noche.
16 de noviembre de 2007
©estrella de valparaíso
0 comentarios