general santelices acusa ataque
General que dejó su cargo por su vinculación con los crímenes de la ‘Caravana de la Muerte' entregó mando de la Guarnición Militar de Santiago y emitió una declaración en la que asegura que sólo cumplió órdenes.
Santiago, Chile. Gonzalo Santelices, el general cuya renuncia voluntaria fue aceptada ayer por el comandante en jefe de la institución, Oscar Izurieta, emitió una declaración en la que enfatizó que en la época de su participación en el episodio Antofagasta de la Caravana de la Muerte era "impensado no cumplir una orden de un superior".
El hoy retirado general dio a conocer un texto tras proceder al cambio de mando de la Guarnición Militar de Santiago, cargo que dejó en manos del general Pedro Olid, tras una breve ceremonia privada realizada en el edificio de las Fuerzas Armadas.
El ex uniformado leyó el texto, de los cuales algunos párrafos fueron adelantados hoy por algunos medios de comunicación, tras lo cual no aceptó preguntas de la prensa.
En su dura declaración, Santelices señala que "me parece incomprensible y doloroso este el virulento ataque se hace a través mío al Ejército, que en definitiva puede causar un grave daño a Chile, porque el odio sólo engendra odio".
Más tarde, insistió en este punto al remarcar que "sólo tengo un gran sentimiento de preocupación por Chile, debido a que quienes propician el odio, no quieren la reconciliación y la paz que la mayoría desea, tienen cada vez mas éxito en el cumplimiento de sus especiales propósitos".
Reseña que "hace siete años comparecí como corresponde a cualquier ciudadano ante el juez Juan Guzmán con estricto apego a la verdad, como lo indica el honor militar, señalando con detalle todo lo ocurrido hacía más de treinta años atrás", añadiendo que tras esa declaración el magistrado "no me formuló cargo alguno".
En dicho testimonio judicial, que data de 2002, Santelices admitió que, siendo un subteniente de la Escuela de Blindados de Antofagasta, retiró a catorce detenidos desde la cárcel de esa ciudad, los condujo en dos camiones militares hasta un lugar de la pampa, los bajó y formó frente a los vehículos con la luces encendidas para que el escuadrón del general Sergio Arellano Stark y oficiales superiores de la Escuela de Blindados les dieran muerte. También reconoció haber recogido los cadáveres y llevado a la morgue en los mismos camiones.
Si bien en 2002 Santelices declaró como testigo ("bajo promesa de decir verdad"), ahora será interrogado en marzo en calidad de inculpado por el juez Víctor Montiglio, que instruye el proceso por estos episodios. Esto implica que está "exhortado" a decir la verdad como declaran quienes lo hacen en calidad de inculpados en el sistema procesal penal antiguo.
El renunciado general aprovechó la oportunidad de defender su trayectoria posterior a los hechos de Antofagasta, señalando que "como consecuencia del impacto que tuvo lo vivido por mí a los veinte años de edad, aun siendo menor de edad en esa época, me propuse firmemente trabajar en el Ejército en pro de la enseñanza de valores y principios basados en la verdad y en el honor militar, así como en la enseñanza de derechos humanos".
El hoy retirado general dio a conocer un texto tras proceder al cambio de mando de la Guarnición Militar de Santiago, cargo que dejó en manos del general Pedro Olid, tras una breve ceremonia privada realizada en el edificio de las Fuerzas Armadas.
El ex uniformado leyó el texto, de los cuales algunos párrafos fueron adelantados hoy por algunos medios de comunicación, tras lo cual no aceptó preguntas de la prensa.
En su dura declaración, Santelices señala que "me parece incomprensible y doloroso este el virulento ataque se hace a través mío al Ejército, que en definitiva puede causar un grave daño a Chile, porque el odio sólo engendra odio".
Más tarde, insistió en este punto al remarcar que "sólo tengo un gran sentimiento de preocupación por Chile, debido a que quienes propician el odio, no quieren la reconciliación y la paz que la mayoría desea, tienen cada vez mas éxito en el cumplimiento de sus especiales propósitos".
Reseña que "hace siete años comparecí como corresponde a cualquier ciudadano ante el juez Juan Guzmán con estricto apego a la verdad, como lo indica el honor militar, señalando con detalle todo lo ocurrido hacía más de treinta años atrás", añadiendo que tras esa declaración el magistrado "no me formuló cargo alguno".
En dicho testimonio judicial, que data de 2002, Santelices admitió que, siendo un subteniente de la Escuela de Blindados de Antofagasta, retiró a catorce detenidos desde la cárcel de esa ciudad, los condujo en dos camiones militares hasta un lugar de la pampa, los bajó y formó frente a los vehículos con la luces encendidas para que el escuadrón del general Sergio Arellano Stark y oficiales superiores de la Escuela de Blindados les dieran muerte. También reconoció haber recogido los cadáveres y llevado a la morgue en los mismos camiones.
Si bien en 2002 Santelices declaró como testigo ("bajo promesa de decir verdad"), ahora será interrogado en marzo en calidad de inculpado por el juez Víctor Montiglio, que instruye el proceso por estos episodios. Esto implica que está "exhortado" a decir la verdad como declaran quienes lo hacen en calidad de inculpados en el sistema procesal penal antiguo.
El renunciado general aprovechó la oportunidad de defender su trayectoria posterior a los hechos de Antofagasta, señalando que "como consecuencia del impacto que tuvo lo vivido por mí a los veinte años de edad, aun siendo menor de edad en esa época, me propuse firmemente trabajar en el Ejército en pro de la enseñanza de valores y principios basados en la verdad y en el honor militar, así como en la enseñanza de derechos humanos".
5 de febrero de 2008
©la nación
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