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realeza francesa hecha en india


[Henry Chu] Hay quien dice que Baltasar de Borbón es el primero en la línea de sucesión al extinto trono, pero el abogado indio se contentaría con ser reconocido por sus primos europeos.
Bhopal, India. Si Francia decide alguna vez anular la revolución y volver a la monarquía, la línea al trono podría comenzar en el umbral de un regordete y simpático indio con un nombre tan espigado e incongruente como la gigantesca flor de lis que adorna su porche.
Baltasar Napoleón de Borbón atenderá el timbre, y el llamado del deber, si Francia llegara a necesitarlo.
La restauración de la monarquía en Francia es, por supuesto, improbable. Pero también lo es la historia de este posible heredero al trono, un príncipe heredero de la casa real Borbón, que vive en relativa obscuridad aquí en esta ciudad junto a un lago en el centro de India, donde tiene un bufete, se ocupa de fruslerías en su granja familiar y alimenta la esperanza de que su linaje, si no su primogenitura, sean algún día reconocidos por sus relumbrantes parientes europeas.
"Soy indio de nacimiento", dice de Borbón. "Pero el hecho es que pertenezco a la familia real de Francia".
Como todas las buenas historias de conspiraciones reales, la historia detrás de su afirmación es una aventura de capa y espada llena de aristócratas intrigantes, traiciones, amores prohibidos, peligrosas escapadas, piratas codiciosos y misteriosas desapariciones. Los hechos y la leyenda se funden y pierden nitidez.
Pero la afirmación de De Bourbon de que desciende de nobles europeos recibió el año pasado el inesperado respaldo de uno de sus primos putativos cuando el príncipe Miguel de Grecia mostró su apoyo en una novela histórica. En ‘Le Rajah Bourbon', el príncipe, un célebre autor, ofrece una versión especulativa de la vida de Juan Felipe de Borbón, el ancestro al que Baltasar debe su origen.
De acuerdo al libro -una amalgama de conjeturas e investigación- Juan Felipe, sobrino del rey Enrique IV que sobrevivió varios intentos de asesinato y de un secuestro en alta mar, finalmente desembarcó en India, donde sirvió en la corte del emperador mogol Akbar en el siglo dieciséis.
Sus descendientes se mudaron más tarde al centro de India. En archivos históricos, los Borbón están bien documentados como importantes y respetados administradores en la región durante cientos de años. En las últimas generaciones, miembros de la familia se han casado con gente del país.
Miguel, que vive en París, cree que Baltasar de Borbón es el heredero al trono en la línea masculina, la rama más antigua de la casa de los Borbón. Esto daría a Baltasar más derechos al trono que los descendientes de Enrique IV, cuya línea no interrumpida de sucesión fue podada junto con las cabezas de Luis XVI y María Antonieta en la guillotina en 1793.
Miguel conoció a Baltasar de Borbón en Bhopal en 2006 después de una increíble coincidencia en el hotel donde el príncipe alojaba durante unas vacaciones.
"Alojaba en el mejor hotel y me cambiaron de una habitación a una suite. ¿Y qué veo en la puerta de mi suite? ‘Suite Borbón'. Así que corrí a hablar con el portero del hotel y le pregunté: ‘¿Por qué llama Borbón?' Me dijo: ‘Hay una familia que se llama Borbón y son bien conocidos en Bhopal. Es bastante divertido encontrar el nombre Borbón en una guía telefónica de India".
La experiencia lo inspiró para investigar y escribir su novela.
Para Baltasar, 49, fue emocionante recibir por primera vez a un aparente pariente, y se sentía reivindicado de que finalmente uno de ellos lo reconociera como una rama de la familia real.
Nunca tuvo dudas sobre su linaje, como lo ilustra su casa en Bhopal. Grandes letras de bronce que dicen ‘Casa de Borbón' cuelgan de su puerta principal. Los muebles de su cómoda salita es pastiche francés.
A Baltasar le hablaron desde niño sobre su encumbrado origen. Cuando tenía dos años, su padre, Salvador, le regaló un libro de 1882, de mano de un autor francés, que incluía un capítulo sobre la historia del clan Borbón en Bhopal. Sus ojos se humedecen y sus manos tiemblan cuando muestra ansioso al visitante el libro con la dedicatoria que escribió su padre.
"Esto te hará entender que desciendes de una dinastía e inculcará e imbuirá en tu mente las cualidades de una familia noble, y te ayudará a brillar de acuerdo a tus deseos", escribió Salvador de Borbón.
Baltasar se convirtió en un abogado civil y se casó con una mujer india, con la que tiene tres hijos. Describe a su familia como "pobre", pero dado su estilo de vida de clase media, eso parece más una melancólica comparación con la elegancia de algunos de sus primos reales en Europa y sus propios ancestros en Bhopal que con la realidad de la vida en la miserable India.
Durante los siglos dieciocho y diecinueve, sus ancestros pertenecían a la elite de Bhopal, y gozaban de la confianza del clan musulmán gobernante. Pero después de muchas décadas de fiel servicio, los católicos de Borbón fueron despojados de su posición de privilegio por un nuevo e intolerante gobernador musulmán en la primera parte del siglo veinte.
Gran parte de las propiedades de los de Bourbon fueron confiscadas. En el curso de los años se vieron obligados a vender sus joyas, candelabros y casas, incluyendo una imponente mansión amurallada, derrumbada luego, que Baltasar recuerda haber visto de niño. La casa en la que vive ha estado en manos de la familia durante doscientos años, dice, y era donde paraban sus ancestros para refrescarse después de montar en elefante para asistir a misa en una iglesia cercana que todavía se tiene.
De Borbón sacude su cabeza de pelo negro cuando reflexiona sobre las ilustres circunstancias de su familia. De una pila de amarillentos recortes de diario sobre él, señala con tristeza un titular que dice ‘Bourbon on the Rocks'.
Dice que no busca beneficios económicos con su reclamo de que desciende de nobles franceses.
"No estoy haciendo ningún reclamo de ninguna riqueza", dice. "No estoy mendigando nada de nadie. Soy un hombre feliz".
Pero reconoce que le gustaría llevar a su familia a Francia, dar a sus hijos las mejores oportunidades y la comodidad de pertenecer a una mayoría en lugar de a una pequeña minoría religiosa.
Su apariencia normalmente amable se desmorona cuando se queja sobre la falta de reconocimiento de sus supuestos parientes europeos. Las cartas que ha escrito no han recibido respuestas o sólo amables contestaciones que no lo reconocen como uno de la prole de los Borbón. Su nombre no figura en ninguna tarjeta de Navidad real o aristócrata ni en las listas de invitados a bodas.
Retorciéndose las manos, de Borbón se pregunta si acaso está siendo desairado porque, tanto en apariencia como por su nacionalidad, es indio. Miguel sospecha un motivo más profundo.
"Que los Borbón de Francia, primero, están muy atareados y no les interesa India, y luego, tengo la impresión... de que no están muy contentos de descubrir que tienen primos en India, principalmente porque, al menos si mi teoría es correcta, porque los Borbón de India son los más antiguos" de la línea familiar, dice. "Así que no tienen mucho entusiasmo en decir: ‘Sí, vente, eres el más viejo, así que eres el jefe de la familia'".
Quizás, pero ¿se aferrarían los sangre azul a esas actitudes, especialmente cuando nada realmente importante está en juego -ni tronos, ni tierras ancestrales, ni otros títulos que la nostalgia y lujosas fotos en revistas de famosillos? Los ciudadanos de la república francesa no están exactamente clamando que vuelva un monarca, menos uno que come curry y croissants.
Miguel se ríe.
"Puedo asegurarle que conozco a antiguas familias reales -puedo nombrar dos ejemplos ahora, europeos- que pelean por derechos largo tiempo perecidos", dice el príncipe, que desciende de los Borbón por el lado de su madre. "Todas esas familias europeas son muy celosas del apellido, de derechos que ahora mismo no significan mucho".
"No me importa, porque estoy más interesado en las verdades históricas que en los derechos de estos o esos otros".
El problema es encontrar pruebas que respalden esas verdades, que el príncipe reconoce espontáneamente que no tiene.
Nadie pone en duda que en 1560 un caballero francés llamado Juan Felipe de Borbón terminó como miembro de la corte imperial de India. Cómo llegó hasta allá, y quién era exactamente, es algo más turbio.
Existen varias versiones de la historia, incluyendo la de Miguel, que lo identifican como un hijo de Carlos de Bourbon, un conocido por los escolares franceses como el Benedict Arnold de su país, un traidor que colaboró con los enemigos del rey Francis I. El joven Juan Felipe escapó de Francia después de matar a un hombre en un duelo o por temor a ser asesinado por descender de la rama más antigua de la familia de Bourbon, que tenía todo el derecho a reclamar el trono.
(Enrique IV, que se convirtió en el primer rey Borbón en 1589, provino de una rama rival de la familia. La mayoría de los monárquicos de hoy en Francia apoyan la reivindicación de su descendiente, el actual Conde de París y, teóricamente, Enrique VII, como el siguiente en la línea).
Las versiones sobre las aventuras de Juan Felipe en el exilio narran que fue capturado por piratas turcos en el Mediterráneo y vendido en un mercado de esclavos en Egipto, que se escapó a Abisinia, con una princesa, y que, al final, huyó a Delhi, donde se convirtió en un asesor de confianza del emperador mogol y se casó con una portuguesa.
Es difícil separar la realidad de la ficción. Pero Miguel no tiene motivos para creer que Juan Felipe mintió a Akbar sobre sus orígenes nobles.
"¿Por qué iba a pretender que era un Borbón cuando los indios no tenían la menor idea de quiénes eran esos? El emperador de India sabía que existía un reino remoto llamado Francia, pero ‘Borbón' no significaba nada para él", dice el príncipe. "Hubo algunos aventureros que llegaron a India, hicieron fortuna y volvieron a Francia. ¿Por qué no volvió nunca a Francia? Porque su padre era un traidor famoso, y no quiso compartir la vergüenza".
La ciencia puede tener la respuesta tanto para las especulaciones de Miguel y las esperanzas de Baltasar. El príncipe dice que está dispuesto a someterse a un análisis de ADN para verificar su descendencia de los Borbón, y de Borbón dice que se sometería con mucho gusto al análisis.
De momento, de Borbón se contenta con los fragmentos más mínimos que encuentra en el camino, que suenan más bien como ilusiones de su parte.
"Oficiosamente he oído que la reina Sofía de España pregunta a menudo por mí. Le pregunta a la gente de la India que va allá: ‘¿Cómo está mi primo?' Me llama primo", dice, sacando pecho.
Espera viajar a Francia algún día pronto, aunque no habla francés. El orgullo le impide solicitar un visado de turista; eso sería demasiado humillante. Quiere ser recibido como el miembro largo tiempo perdido de una familia ilustre.
"Eso sería un sueño hecho realidad".

henry.chu@latimes.com

17 de febrero de 2008
10 de enero de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
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