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la calle juárez


[Ken Ellingwood] Hay 632 calles con este nombre. Otros nombres de calle populares son Hidalgo (624) y Zapata (500). Pero también hay calles de nombres encantadores, llamadas con nombres de lagos, volcanes, flores e incluso vírgenes de México.
Ciudad de México. No importa dónde vayas en esta megalópolis, es difícil pasar por alto la calle de Juárez. Y eso es porque hay 632 calles con ese nombre. La calle de Hidalgo es casi igual de ubicua, con 624 encarnaciones. Hay al menos quinientas calles llamadas Zapata.
Pero también puedes encontrar las calles del Mar de Tranquilidad y de la Buena Suerte y, si estas no son suficientes, del Tequila. Hay una calle llamada Disneylandia y montones de calles del Progreso en la red de tráfico de Ciudad de México.
Entre los pocos encantos del tráfico de una ciudad ahogada por los coches se encuentran los nombres de sus 32 mil calles -73 mil si se cuenta el área metropolitana circundante. Échale una mirada al plano de calles más popular de la ciudad y te encontrarás con la historia y el capricho, lo fantasioso, lo solemne y lo torpe (la calle de los Recursos Metalúrgicos suena como plomo, incluso en español).
Muchos nombres de calles siguen un tema, prestando cohesión simbólica a los vecindarios. Las calles en el acomodado barrio de Polanco, por ejemplo, lucen los nombres de hombres famosos de la filosofía y las letras, como Virgilio, Galileo, Cervantes -incluso Dickens tiene una calle en este poco dickensiano reducto del privilegio.
Un árido terreno no muy lejos del aeropuerto, que se llama Benito Juárez, está inundado de grandes mares, al menos en papel. Aquí puedes repatingarte frente al Océano Pacífico, al Mar Rojo y el Golfo de Finlandia un mismo día. Otros vecindarios están salpicados de vírgenes, lagos, volcanes y flores.
Bagdad tiene una calle.
En una ciudad en constante expansión, donde se bautizan cada año al menos mil doscientas nuevas calles, no es fácil evitar las repeticiones, incluso con la ayuda de libros de botánica. Eso puede complicar el trabajo de orientarse en la ciudad.
¿Quieres desconcertar a un taxista? Pregunta por la calle de Emiliano Zapata, llamada así en homenaje del líder campesino de la revolución mexicana, pero no menciones el barrio. Pincha la calle de Michoacán en un tablero de un GPS y lo que aparece es una larga y mareante lista de posibilidades, ordenadas por código postal.
"Una vez le pedí a un chofer que me llevara a Cerrada Hidalgo y me llevó al metro Hidalgo", dice Alix Colin Becerril, que vive en una pequeña calle sin salida que se llama Hidalgo, en el barrio de Hidalgo, a apenas unas cuadras de un municipio llamado, claro está, Miguel Hidalgo.
Pero Colin, 23, que trabaja en una heladería, dijo que le encanta que su calle lleve el nombre de un icono de la historia mexicana. Hidalgo es conocido por haber llamado a la independencia que inició la insurrección contra España en 1810, antes de su captura y muerte un año después.
"Que tu calle lleve el nombre de un líder que representa parte de tu legado... es algo bueno", dijo.
No todo el mundo agradece que su calle lleve un nombre relacionado con la historia.
El año pasado, la asamblea de Ciudad de México ordenó a los funcionarios municipales que cambiaran el nombre de la calle del ex Presidente Luis Echeverría después de que sus miembros de izquierdas recordaran su papel en la infame represión policial de 1968 contra una manifestación estudiantil cuando Echeverría era ministro de Interior, y en la ‘guerra sucia' del gobierno contra activistas de izquierda cuando fue presidente en los años setenta.
De momento, sin embargo, las autoridades todavía no han empezado a remover el nombre de Echeverría de las dieciséis calles de la ciudad que lo levan porque están esperando que los funcionarios estudian las alternativas en los vecindarios afectados por la medida.
"Si retiraran los nombres de todos los que han tenido problemas en el pasado, la capital no tendría ninguna calle con nombre de político", se quejó Javier Sánchez, que, con su esposa, administra una tienda de mascotas en la calle de Luis Echeverría, en el barrio de los presidentes. "Tenemos un montón de problemas más graves que el nombre de una calle".
Las instrucciones para bautizar las calles de Ciudad de México, adoptadas junto con la creación formal de la Comisión de Nomenclatura del estado en 1998, permiten el uso de nombres propios.
Muchos evocan el añorado pasado de México, como Juárez, el presidente del siglo diecinueve que es a menudo comparado con Abraham Lincoln, o Hidalgo, el sacerdote y líder rebelde que se dice inició la cruzada por la independencia mexicana antes en ese siglo.
Es un mundo fuertemente dominado por los hombres, aunque una asombrosa excepción es Sor Juana Inés de la Cruz, monja y poetisa del siglo diecisiete.
Funcionarios municipales han tomado nota de que lagos o montañas famosas pueden ser menos polémicas que personas.
"Los nombres propios que tienen que ver con la geografía, tienen menos carga política", dice Jesús Velázquez Angulo, que dirige un equipo de 27 miembros que busca nombres e instala los letreros. "Nos permite alcanzar un consenso que da reconocimiento social a las calles".
Sin embargo, no siempre es tan fácil.
El año pasado, contó Velázquez, funcionarios del distrito propusieron los nombres de calles para un vecindario que había sido recién reconocido. Las calles llevarían los nombres de lagos. Pero cuando los trabajadores del ayuntamiento se aparecieron con los letreros, los vecinos se rebelaron, exigiendo conservar los nombres que habían estado usando.
Al final, los funcionarios del ayuntamiento cedieron. Retiraron los letreros. En su lugar colocaron letreros de reemplazo, con letras negras. Son los nombres de calles más reciente de Ciudad de México.
Entre las nuevas calles, quizás inevitablemente, se encuentran las de Juárez e Hidalgo.

ken.ellingwood@latimes.com

21 de marzo de 2008
17 de marzo de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
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1 comentario

norma -

que onda !!!!!!!!!!
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