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se arriendan perros


Alquile a un mejor amigo. Por un día. Incluye croquetas para mascotas.
[Vincent M. Mallozi] Nueva York, Estados Unidos. Sarah Stevenson corrió escapando de una fuerte lluvia la noche de un viernes hace poco. Llegó a la tienda de alquiler de Manhattan justo antes de que cerrara.
La señorita Stevenson, una enfermera de 26 años de Brooklyn, había reservado una compacta monada con un montón de ganas de pasar el fin de semana en casa.
El hombre detrás del mostrador desapareció y lo sacó de su cojín en otro cuarto.
"Hi, hi, hi", dijo Stevenson con una sonrisa que se hacía cada vez más grande. "¿Cómo has estado, tesoro? Te eché de menos".
Stevenson escogió a Oliver, un cockapoo de tres años -mitad cocker spaniel, mitad caniche- que ya había arrendado antes.
"El fin de semana pasado, no quise traerlo de vuelta porque la estábamos pasando muy bien", dijo mientras pasaba su dedos entre los mechones marrones y rizados de Oliver.
La agencia era Flexpetz, que arrienda perros que han sido rescatados de refugios animales con la esperanza de que sean finalmente adoptados. Flexpetz opera en el Wet Nose Doggy Gym en la 34 East 13th Street, que ofrece servicios de guardería y alojamiento para perros. La compañía empezó en San Diego; en junio abrió una sucursal en Los Angeles; en octubre en Nueva York. Tiene planes se instalarse también en Boston, Washington, San Francisco y Londres.
"Hay un montón de gente que quiere compañía", dijo Chris Haddix, 28, que administra la sucursal de Nueva York de Flexpetz. Normalmente hay cinco o seis perros para su arriendo, muchos de ellos exhibidos en el ventanal de Wet Nose, y atraen multitudes.
Stevenson explicó por qué era cliente. "Soy soltera y llegué aquí desde Escocia hace dos años, y es difícil ver a gente porque en Nueva York todo el mundo está muy ocupado con su propia vida. Pero cuando salgo con Oliver, puedo hablar sobre él con un montón de gente. Es una manera agradable de conocer gente".
Pero no es barato. Ser miembro durante un mes, lo que incluye cuatro arriendos de un día, cuesta 279 dólares con 95 centavos. Arriendos adicionales cuestan 45 dólares al día o parte del día.
Los interesados deben inscribirse primero en www.flexpetz.com antes de reunirse con Haddix. "Les pregunto un montón de cosas", dijo. "Quiero saber si han tenido alguna vez un perro, por qué no pueden tener un erro, por qué deberían arrendar un perro, y cosas como esas".
Si la oficina principal en San Diego aprueba el arriendo, hay una hora obligatoria de formación sobre manejo y adiestramiento. Luego los miembros pueden elegir a uno de los perros mostrados en la página web para su arriendo.
Haddix dijo que sus clientes eran de todo tipo.
"Hay gente de otros estados y otros países que no pudieron venirse con sus perros cuando los trasladaron a Nueva York", dijo. "Y hay familias con niños pequeños que adoran pasar las vacaciones con estos perros".
"También hay gente que vive en lugares donde no admiten mascotas, y un montón de solteros a los que no les importa salir con un chucho amigo de vez en cuando. Existen todo tipo de razones para arrendar perros", dijo Haddix, que estudia para sacar su maestría en filosofía en la New School for Social Research cuando no está estudiando las calificaciones de clientes potenciales.
Haddix observó que los perros grandes son arrendados por gente de la Costa Oeste, donde los perros tienen en general más espacio, y perros más pequeños en Nueva York, donde, dijo, "mucha gente vive en departamentos del tamaño de roperos".
Stacy Faulkner, 39, es cliente de Flexpetz en San Diego. Lleva diez años de casada y no tiene hijos, dijo, así que "arrendar un perro realmente puede llenar un vacío".
Kaya, su rottweiler de diez años y medio, murió hace dos años.
"Cuando no tienes hijos", explicó Faulkner, "tus animales son como tus hijos, o un nuevo amigo íntimo".
"Kaya era un gran perro, y realmente la echo de menos", dijo. "No estoy todavía preparada para tener otro perro todo el tiempo, no puedo hacer ese tipo de compromiso emocional".
Para llenar el vacío, Faulkner ha estado arrendando perros en los últimos ocho meses. Ha vuelto una y otra vez para arrendar a Charlie, un perro salchicha negro de cuatro años. Cuando viaja a Nueva York, arrienda un doberman pinscher enano llamado Nixon, que fue arrendado un viernes hace poco a una familia en Port Jefferson, Nueva York.
Después de que Haddix entregara Oliver a Stevenson, junto con una correa y una bolsa llena de croquetas para mascotas, cerró la tienda y dijo que se marchaba a casa -tenía ganas de ver a su gato.
"Adoro a mi gato", dijo Haddix, sobre Stoli, un Maine negro, antes de apagar las luces, "y no, no se arrienda".

31 de marzo de 2008
©new york times
cc traducción mQh
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