sospechoso suicidio de policía
15 de abril de 2008
Mansilla estaba detenido con Leonardo Brandán, Natalio Denaris, Luis Acuña, Mauro Ponti y Rubén Steingruber. Los tres últimos compartían con Mansilla el mismo defensor particular, Miguel Racanelli. Los seis habían sido alojados en la nueva Unidad Penal 43 que el SPB inauguró en Laferrère hace unos cuatro meses. Los seis habían sido acusados de la muerte de Duffau, luego de detenerlo en un McDonald’s de Ramos Mejía y trasladarlo hacia la comisaría 2ª, donde aparentemente no fue ingresado, y luego hasta el hospital de Haedo, donde llegó muerto, con dos juegos de esposas en las muñecas y los pies atados.
Los seis acusados se entregaron quince días después, pero la defensa institucional empezó a integrarse al caso mucho antes que fueran acusados. La autopsia, realizada la misma madrugada por el médico policial Falomo Sileno, dictaminó que el joven se había golpeado un poco en la caja de la camioneta o al resistir su detención. Pero que la muerte fue provocada por un auto que lo embistió cinco días antes y le provocó una lesión en el cuello, se ve que mortal pero de efecto lerdo.
La autopsia no merece el mote de policial sólo por la intervención del mentado Sileno: en los registros de video se ve participar a la plana mayor bonaerense de La Matanza, a altos mandos de la seccional 2ª, a la primera fiscal del caso, Silvana Breggia, y a policías que incluso documentaban científicamente tomando fotos con sus celulares.
La procuradora general de la Suprema Corte bonaerense, María del Carmen Falbo, ordenó el cambio inmediato de Breggia, ordenó una reautopsia con forenses de La Matanza, y una observadora enviada por la propia Asesoría Pericial de la Corte, Virginia Creimer. De más está decir que la reautopsia descubrió alrededor de 200 golpes no registrados por Sileno ni por ninguno de los uniformados presentes en la primera, descartó la muerte posdatada por accidente y consideró que a Duffau le habían presionado el cuello.
La tercera, a cargo de la perito forense Creimer, no fue autopsia, sino relectura de los dos resultados anteriores. Pasado en limpio, el dictamen de Creimer permitió al nuevo fiscal, Guillermo Bordenave, sostener la hipótesis de la tremenda golpiza y cargar las tintas sobre los acusados.
Y llegamos a Mansilla. Los seis acusados, luego de que el juez Carlos Blanco aceptara el pedido de preventiva, fueron alojados en la nueva UP 43 de Gregorio Laferrère, kilómetro 33 ruta 3, La Matanza.
Se encontraban los seis juntos, cohabitaban. Según aseguró Racanelli a este diario, "Mansilla tenía problemas psiquiátricos. Ya había intentado suicidarse el sábado, después de enterarse de que les habían confirmado la preventiva". El shock emocional tiene sentido si se considera que la acusación es por tortura seguida de muerte, lo que implica la posible condena a perpetua. Un bajón anímico.
Lo que no tiene sentido es todo lo demás: el mismo lunes, por la mañana, Racanelli presentó un escrito ante el juez Blanco pidiendo asistencia psiquiátrica a su defendido. El juez la ordenó y efectivamente fue asistido. Por otro lado, el propio Mansilla había solicitado hablar con el juez, audiencia que había sido fijada para mañana, miércoles.
A la luz de los acontecimientos, podría suponerse que, o bien Mansilla pretendía anunciar al juez su suicidio con la honrosa idea de evitar complicaciones a sus compañeros, o bien quería hablar de otra cosa, supuestamente relacionada con el caso.
Lo cierto es que antes del miércoles viene el lunes por la tarde.
Tras la atención terapéutica, el SPB decidió sacar a Mansilla de la celda que compartía con sus amigos y lo trasladaron a una celda de aislamiento. "Estaba muy deprimido y lo venía anunciando", asegura Racanelli, aunque otras versiones mencionan que existían asperezas y presiones sobre Mansilla.
–Si estaba deprimido, ¿por qué lo aislaron?
–No lo entiendo –asegura el abogado, aunque insiste con la idea del suicidio.
Un investigador confió a este diario que alrededor de las tres de la tarde de ayer, después de haber sido trasladado a una celda de aislamiento para su supuesta protección, la guardia dejó de verlo, hasta que vio por la mirilla los pies del detenido que todavía se movían. Lo descolgaron de inmediato y lo trasladaron de urgencia a un hospital. Pero igual que Duffau, llegó muerto.
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