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suprema tiene problemas con uribe


Presidente Álvaro Uribe quiere repetir votación de 2006.
[Simón Romero] Caracas, Venezuela. Enfrentado a un escándalo por corrupción cada vez más intenso sobre la reelección a su segundo mandato en 2006, el presidente Álvaro Uribe arrojó a la clase política de su país al caos el jueves noche pidiendo que se repita la elección.
La medida provocó acusaciones contra Uribe de que quiere prolongar su cargo más allá de 2010, cuando expira su mandato. Sus partidarios ya habían tratado, en los últimos meses, de reformar la Constitución para permitir que se postule a un tercer mandato.
Si la elección de 2006 se repitiera hoy, no hay duda de que Uribe ganaría. Su índice de aprobación supera al ochenta por ciento; los votantes valoran los golpes que ha propinado a las guerrillas y por haber llevado estabilidad económica a Colombia, que recibe seiscientos millones de dólares al año en ayuda norteamericana para campañas contrainsurgentes y de antinarcóticos.
Pero el llamado de Uribe a repetir la elección de 2006 lo expone a un rompimiento con la Corte Suprema de Colombia. El jueves el alto tribunal sentenció a una ex parlamentaria, Yidis Medina, a casi cuatro años de arresto domiciliario por aceptar favores a cambio de su apoyo a la reforma constitucional que permitió que Uribe postulara a un segundo término en 2006.
La corte también pidió a las autoridades constitucionales que determine la validez de la enmienda, poniendo en duda la legitimidad de la reelección de Uribe. El viernes, algunos de los críticos del presidente, incluyendo a Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, llegaron incluso a pedirle que renunciara.
"El presidente Uribe está inaugurando un régimen que podría ser llamado una dictadura populista", dijo Carlos Gaviria, que terminó segundo en la elección presidencial de 2006.
Repetidas veces, Uribe ha imbuido su populismo conservador con una dura crítica de las autoridades judiciales colombianas que han acusado a prominentes funcionarios uribistas de tener vínculos con los escuadrones de la muerte paramilitares.
El viernes Uribe llegó incluso a pedir la formación de un comité parlamentario que investigue si la Corte Suprema ha sido infiltrada por organizaciones paramilitares.
Decenas de partidarios de Uribe en el Congreso están siendo investigados por sus vínculos con las milicias de extrema derecha. Eso ha permitido a sus opositores poner en duda que el Congreso pueda responder legítimamente a su petición de redactar una ley que permita sostener de nuevo la elección de 2006.
Tampoco está claro si la nueva elección iniciaría un nuevo término de Uribe o si solamente le permitiría completar su segundo.
"Debe reflexionar seriamente y reconsiderar su decisión", dijo Michael Shifter, vicepresidente de estrategias de Diálogo Interamericano de Washington, una organización de líderes empresariales, políticos y académicos que promueve principios democráticos, equidad social y cooperación económica regional.
"Ciertamente, a los ojos de la comunidad internacional, incluyendo a Washington, que ya presiente que Uribe tiene impulsos autoritarios, la medida no realzará sus credenciales democráticas".
En realidad, la guerra de Uribe contra la Corte Suprema se produce en momentos políticamente delicados. Mencionando preocupaciones sobre derechos humanos, los líderes demócratas en Washington han cancelado su apoyo del tratado comercial de Bush con Colombia, el principal aliado militar de Estados Unidos en América Latina.
El tratado comercial colombiano también ha emergido como un tema conflictivo en la campaña presidencial norteamericana. El senador Barack Obama, el candidato demócrata, se opone al tratado, mientras que el candidato republicano, el senador John McCain, visitará Colombia la próxima semana para mostrar su apoyo al gobierno de Uribe.

28 de junio de 2008
©new york times
cc traducción mQh
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