indigentes y salud mental
6 de noviembre de 2008
Chillán, Chile. Chabelita, la mujer que día a día los vecinos del sector Estación veían amononar su castillo de cartones, a un costado de los edificios de Av. Libertad, dejó el lugar.
El Hogar de Cristo logró contactar a unos familiares, y por el momento, ya no está en las calles. Decimos por el momento, pues nadie sabe si preferirá a la larga un techo, o echará tanto de menos su libertad a medias, ésa que se perdía en su mente un tanto confusa, que optará por recuperarla.
Fernando Luengo (67), en tanto, llegó hace ocho meses a la hospedería Jorge Rabié del Hogar de Cristo. Pese a que tiene algunos problemas en sus pulmones, sigue fumando sin parar. Muy caballero y tranquilo, sale a trabajar durante el día. Vende comino en el mercado, y no obstante sus hijos viven en Concepción, no cambia a Chillán. "Por el clima", dice.
Mismo tiempo lleva en el lugar, José Leiva. "Me han tratado súper bien y me han ayudado, porque estoy esperando que me operen", contó. Casos como estos ven a diario los profesionales del Hogar de Cristo, entidad que en nuestra provincia coordina el trabajo que se realiza con la gente en situación de calle. Sus aliados en esta tarea son la gobernación y el Mideplan, a través del programa Chile Solidario.
"Diariamente, la hospedaría Jorge Rabié del Hogar de Cristo atiende a cerca de 34 personas, cifra que aumenta en invierno, debido a los planes de emergencia", comentó Elizabeth Riquelme, directora del Hogar de Cristo, quien junto a los demás profesionales y colaboradores de la institución, recibió ayer una importante donación de manos del gobernador, Ignacio Marín, consistente en 45 casilleros metálicos; reparaciones de ventanas y lavadero; 34 juegos de toallas, termos, y difusión del programa (mil dípticos y un pendón), ayuda que totalizó $1.500.000.
"La idea es que en tiempos de crisis, no disminuya el apoyo de todos", señaló el jefe provincial.
Las Dos Vías
Hay dos formas de llegar a una situación de calle: personas que han tenido un hogar, un trabajo, y por un motivo específico, han perdido alguno de ellos. "En el fondo, es una condición de latencia, ya que cualquiera que vive en pobreza, puede llegar a las calles. Por otra parte, están aquellos que por años han vivido en esta situación, principalmente, por problemas de salud mental", comentó Elizabeth Riquelme.
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