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treinta años viviendo de la limosna


Mujer lleva 30 años recibiendo limosna en las calles del centro. Que los ancianos son vulnerables, no cabe duda. Que no hay respeto alguno por ellos, tampoco. Las pruebas están al canto en algunas calles céntricas de la ciudad, donde encontramos a ancianos o ancianitas mendigando.
Chillán, Chile. La caridad pública, la limosna que se da, o el auxilio que se presta a los necesitados cumple su solidaria misión con el sufrimiento ajeno cuando es utilizado en provecho propio. Pero, por lo general muchas veces nos encontramos con acciones abusivas, en que se juega con las cualidades o sentimientos de una persona, de un suceso o de una circunstancia cualquiera. En una palabra se les explota.
La explotación que sufren por igual, en estos días, mujeres, hombres, jóvenes y niños, tiene en los ancianos a sus prototipos más ofendidos, porque pueden ser heridos o recibir lesiones, físicas o morales sin oposición ni resistencia. LA

Mujer del CarritoM
Un ejemplo clásico de la vulnerabilidad y de la eventual explotación de su persona es la anciana ‘Mujer del carrito’ que todos los días es instalada en las inmediaciones de una conocida farmacia en la vereda oriente de calle 5 de Abril, entre El Roble y Maipón.
"Desde que tengo uso de razón que esta pobre mujer está en este lugar. Imagínese que cuando tenía cuatro o cinco años, mi padre me traía al centro y ya esta señora estaba en este mismo carro pidiendo limosna", sostiene Luis Jorquera, dependiente en una casa comercial contigua, quien señala que todas las mañanas "el propio marido la deja en esta vereda para lograr la caridad pública".
"Esta señora es una verdadera caja recaudadora de plata", comentó un administrativo de otra tienda inmediata al lugar, quien explica que la mujer es dejada para recoger las monedas que algunas personas caritativas le dejan caer sobre la frazada que le cubre su cuerpo, que debe estar incómodamente doblado dentro del minúsculo carro con ruedas.
"Hace más de 30 años que esta pobre mujer es dejada en este sitio, sin que nadie se haya preocupado por ella. No sé por qué la municipalidad o alguien no se preocupa de ella. Todo el tiempo, sea invierno, otoño o verano está ahí, pidiendo la caridad pública", se lamentó la encargada de la enfermería de la céntrica farmacia en cuyo costado es dejado el carrito en que la mujer pasa más de doce horas postrada.

6 de noviembre de 2008
©la discusión
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