cómo marcha el bloqueo venezolano
14 de septiembre de 2009
A decir verdad, siempre se creyó que Chávez no pasaría de la retórica a los hechos y que no llevaría a la práctica sus deseos de cortar las relaciones comerciales con Colombia. Fuera de ciertos episodios en la frontera y de algunas restricciones a las importaciones, aplicadas también a otros países, no había una evidencia de trato discriminatorio hacia los exportadores colombianos.
Pero todo indica que ahora Chávez sí está pasando de las palabras a los hechos. Hay motivos para creer que está haciendo lo posible para ponerle punto final a la época dorada de los negocios entre los dos países, y la manera de hacerlo es muy sutil pero efectiva: por la vía administrativa y utilizando diferentes organismos del Estado.
En las últimas tres semanas la preocupación ha venido creciendo de lado y lado. Javier Díaz, presidente de Analdex, gremio que agrupa a los exportadores colombianos, afirmó que ya hay medidas claramente discriminatorias contra Colombia. Y Daniel Montealegre, el presidente de la Cámara de Integración Venezolano-Colombiana, con sede en Caracas, le dijo a SEMANA que temen que, a través de órdenes de carácter administrativo, Chávez esté bloqueando las importaciones colombianas.
El momento de quiebre de la relación coincide con la crisis que se desató hace cerca de un mes, cuando Bogotá anunció que firmará un acuerdo militar con Washington que permite a uniformados de Estados Unidos utilizar siete bases colombianas. El Presidente venezolano está convencido de que ese trato no es para luchar contra el terrorismo, como lo ha dicho Colombia, sino para invadir su país y matarlo a él. Y así lo ha manifestado públicamente. Por eso, a diferencia de otras crisis, está es la más grave y ahora Chávez no parece dar marcha atrás.
Magdalena Pardo, directora de la Cámara Colombo-venezolana, señaló en un foro reciente que las restricciones comerciales se sentirán en los próximos meses. Pero ya llegaron. Las siguientes son algunas evidencias que muestran que la estrategia del presidente Hugo Chávez es ir marchitando paso a paso el comercio con Colombia.
1. El primer golpe a esta relación comercial ocurrió a comienzos de agosto y se recibió en uno de los temas más sensibles para la zona de frontera: los combustibles. Chávez suspendió, de un momento a otro, un acuerdo que de tiempo atrás habían suscrito Ecopetrol y Pdvsa para suministrar combustibles a los departamentos de Norte de Santander y La Guajira. La decisión fue cortar el contrato para el primer departamento y reducir a una tercera parte el suministro para el segundo.
2. Durante los últimos 12 meses, en forma paulatina el Instituto Nacional de Aviación Venezolana, el similar de la Aeronáutica Civil en Colombia, ha venido reduciendo frecuencias a aerolíneas colombianas y no ha dado registros para que nuevas aeronaves aterricen en sus aeropuertos.
Más concretamente, a Avianca le suspendieron siete frecuencias de las casi 40 que tenía semanalmente. Además, no le han autorizado volar a ese país con los nuevos aviones Airbus. A AeroRepública le cancelaron las dos frecuencias diarias que tenía Bogotá-Caracas y le redujeron de siete a cuatro las de Medellín-Caracas.
En las rutas de carga la cosa es peor. Aerosucre, LAS y Tampa han tenido que cancelar sus vuelos hacia ese país porque no les han renovado los permisos.
3. En el vecino país, los importadores de mercancías como prendas de vestir, calzado, textiles, etcétera, necesitan tener un registro de Sencamer (una oficina adscrita al Ministerio del Poder Popular para el Comercio de Venezuela). Esta oficina, según fuentes en los dos países, está dejando vencer los términos de las autorizaciones vigentes y no las está renovando. Lo propio está haciendo el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, en donde ya no aparece Colombia como opción de país de origen para los importadores venezolanos.
El viceministro de Comercio de Colombia, Gabriel Duque, le dijo a SEMANA que esta cartera también ha conocido información de empresarios que denuncian que Venezuela no les está renovando certificados técnicos y de calidad y permisos fitosanitarios a los productos procedentes de Colombia.
4. El punto anterior no se queda sólo en denuncias o suposiciones. Las autoridades venezolanas están notificando por escrito a importadores que no darán licencias para productos colombianos. Hace pocos días le negaron a una multinacional asentada en Venezuela la solicitud que hizo al Ministerio del Poder Popular para la Salud para la importación de dos productos de Colombia. En la carta le explican que se está siguiendo la orden del gobierno nacional de suspender las importaciones provenientes de Colombia. En este caso, el propio Ministerio de Salud le aconseja a la multinacional que busque otras alternativas comerciales en el nivel mundial para hacer la importación.
Esto es un claro bloqueo a las importaciones colombianas, dice el presidente de Analdex, Javier Díaz, quien afirma que están estudiando si con estas medidas Venezuela está violando disposiciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En caso tal, afirmó que estarían dispuestos a denunciarlo ante dicho organismo.
5. Otra prueba de que Chávez sí está decidido a no comprar más en Colombia fue lo que sucedió en abril con el sector de los carros.
El día 14 de ese mes, en presencia de los Presidentes de ambos países, se firmó un convenio mediante el cual Venezuela se comprometía a comprar 10.000 vehículos ensamblados en Colombia. La industria automotriz colombiana envió la oferta, pero el gobierno del presidente Chávez nunca la respondió y eso se quedó en el papel. Posteriormente se supo que el negocio se adelantó con Argentina. Es claro que se incumplió un convenio.
6. Uno de los temas que más traumatismo les ha generado a todos los exportadores, no sólo a los colombianos, sino a los de cualquier país, es el asunto cambiario. No se ha podido determinar que Cadivi (organismo que administra las divisas en Venezuela) haya tomado medidas restrictivas exclusivamente en contra de Colombia, por lo menos hasta el momento.
Pero la manera como está funcionando golpea fuertemente a los exportadores colombianos. La lista de productos que tienen el privilegio de ser importados con un dólar preferencial (el que suministra Cadivi a 2,15 bolívares) cada vez es más pequeña y eso, en plata blanca, significa que cada vez son más los productos importados que les salen mucho más costosos a los venezolanos. En el llamado mercado paralelo el dólar está a 6,50 bolívares aproximadamente, es decir que un producto importado con el dólar de Cadivi cuesta casi una tercera parte comparado con otro producto importado sin ese dólar preferencial.
En la lista Cadivi hay cada vez menos productos que ofrece Colombia. Según la Cámara Colombo-Venezolana, el año pasado el 12 por ciento del valor de las exportaciones colombianas estaba dentro de la lista Cadivi, este año sólo está el 2 por ciento. A 668 productos ya no les expiden divisas preferenciales (algunos minerales, productos de caucho, cueros, confecciones, vidrios, tubos y otros).
Pero lo que está afectando a muchos empresarios colombianos son los retrasos en el pago de Cadivi. Hasta tanto este organismo no les dé los dólares, los importadores no pueden pagar por los productos. El saldo de la deuda pendiente, al 2 de septiembre, ascendía a 310 millones de dólares, y golpeaba 255 empresas. Si bien el 71 por ciento son grandes compañías que tienen músculo financiero para sobrellevar esta deuda, para el 29 por ciento, que son pequeñas y medianas empresas, la situación sí es difícil.
¿… Y Quién Pierde Más?
A nadie le queda duda de que un cierre del comercio entre Colombia y Venezuela sólo dejará perdedores de ambos lados. Según el Dane, en julio de este año, las exportaciones de Colombia al vecino país cayeron 28 por ciento y en los primeros siete meses de 2009 bajaron 4,5 por ciento, comparado con igual lapso de 2008.
Esto se traduce en menores ingresos para las empresas y, a la larga, en pérdida de empleos. Ya se vio el año pasado, cuando la industria automotriz tuvo que despedir a más de 500 trabajadores para acomodarse a la nueva circunstancia del mercado venezolano.
Hay unos sectores más afectados que otros. Magdalena Pardo afirma que las más golpeadas son las pymes a las que no les queda fácil abrir otros mercados.
Otros que están con los pelos de punta son los ganaderos. Ellos estiman que las ventas de carne a Venezuela caerán 34 por ciento, pues el mercado casi se cerró para ellos. Colombia se había convertido en el principal proveedor de carne en Venezuela, con cifras récord el año pasado de 700 millones de dólares y 168.000 toneladas.
Pero a otros empresarios tanta amenaza les colmó la paciencia. En el pasado Congreso de Analdex, uno de los más importantes industriales del área de calzado del país, Ronald Bakalarz, habló duro. "No soportamos más amenazas ni chantajes de Hugo Chávez. Deseamos comerciar con Venezuela, pero no a cualquier precio".
El Consejo Gremial que reúne a todos los sectores económicos también cerró filas en apoyo al presidente Uribe y se impusieron como meta buscar nuevos mercados. Javier Díaz cree que si trabajan intensamente con el Ministerio de Comercio, en cuestión de tres años habrán logrado sustituir ese mercado por otros.
Lo cierto es que mientras esto sucede, Chávez les seguirá sacando canas a muchos empresarios. Unos han logrado blindarse un poco, es el caso de Nacional de Chocolates, que pasó la propiedad de la fábrica Hermo en Venezuela a una empresa suya en Costa Rica, para evitar una eventual nacionalización. Lo propio hizo Alpina, que traspasó la propiedad de la planta en Venezuela a una empresa suya en Barbados. Otros ya han ’castigado’ en sus balances eventuales pérdidas en Venezuela, como Éxito y como Cemento Argos, que tiene casi perdida una planta que adquirió hace muchos años en ese país.
Pero no hay que olvidar un punto muy importante. Para muchos, los venezolanos son los más perjudicados con un cierre de las importaciones desde Colombia. Como dice Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, organismo de asesoría e investigación privada en Caracas, Venezuela importa el 60 por ciento de lo que consume y eso no va a cambiar en el corto plazo: "Lamentablemente soy pesimista. Todavía el sector agrícola de Venezuela no es capaz de satisfacer toda la demanda interna y el Estado siempre va a depender de las importaciones". Y en otros sectores es complicado, pues el aparato industrial es muy débil.
Aunque muchos creen que Venezuela no podrá de la noche a la mañana sustituir a Colombia, lo cierto es que ya comenzó a hacerlo y el presidente Chávez se puso un año de meta.
Y el asunto hacia futuro parece más complicado. El analista del mercado venezolano y ex director de Proexport en Caracas, Jorge Alberto Velásquez, señala que ya por fuera de la CAN, a Venezuela le resta menos de año y medio para cumplir las normas impuestas por este bloque comercial, pero de allí en adelante quedará en libertad de restituir aranceles a los productos colombianos. "A partir de 2011 Colombia seguramente tendrá que pagar impuestos y ahí sí las condiciones será muy adversas". Y entonces sí habrá que decir apague y vámonos con el comercio con Venezuela.
©semana
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