sobre la cuarta urna de mel
2 de octubre de 2009
"Mel Zelaya sabe tirar la pelota con los dos pies. Unas veces tira con el pie izquierdo hacia la derecha, y otras veces tira con el pie derecho y la pelota sale disparada hacia la izquierda". Son palabras del veterano dirigente sindical de izquierda, Carlos Humberto Reyes, actualmente en plena campaña para lograr la inscripción de su candidatura independiente para las elecciones generales del último domingo de noviembre de este año.
El Mal Cálculo de Zelaya y los ‘Patricios’
La situación del país se ha alborotado con la llamada Cuarta Urna. La susodicha urna representa el último cartucho de los ‘Patricios’ en su intento por prolongar su presencia en el gobierno, cuando se les acaban estos cuatro años. Los caminos se les han cerrado, y todo el armazón que construyeron en los últimos tiempos para adherirse al bloque latinoamericano que lidera Hugo Chávez parece comenzar a desmoronarse. La consolidación de las relaciones internacionales del gobierno de Zelaya con Venezuela, Cuba y Nicaragua ha ido en proporción inversa a su desgaste interno y a la pérdida de espacios entre sectores de poder del país.
Mientras Mel y su equipo se esmeraron en afianzarse en Casa Presidencial, para desde allí impulsar su proyecto político, descuidaron, hasta abandonarlo en la práctica, el trabajo al interior del Partido Liberal. Este error político de los Patricios lo pagaron caro y con creces en abril, cuando los sectores tradicionales del liberalismo se posesionaron de las estructuras partidarias y borraron del mapa a todos los que hoy llevan las riendas desde Casa Presidencial.
Como presidenta del partido, Patricia Rodas hizo un mal cálculo. Creyendo que era más de lo que era, abandonó el trabajo del partido y se dedicó a conducir la política del Estado desde la Cancillería de la República. Logró relaciones estrechas con Hugo Chávez, pero ni logró transformar su partido ni consiguió corresponder a su amigo petrolero organizando una firme base política que respaldara a su grupo y diera continuidad a su gobierno.
Artículos Pétreos contra la Reelección
En este marco, la Cuarta Urna adquiere una relevancia mayor. Cuando se celebran elecciones generales en Honduras, cada persona que va a depositar su voto se encuentra en la mesa receptora de votos con tres urnas. En la primera deposita el voto por el candidato a Presidente y Vicepresidente de su preferencia. En la segunda deposita el voto por los candidatos a diputados y en la tercera vota por su candidato a alcalde.
De acuerdo a la Constitución de la República, los diputados y alcaldes se pueden postular para reelegirse en sus puestos. No así los Presidentes, para quienes el solo hecho de plantear la posibilidad de reelegirse o de reformar la Constitución para hacerlo, es considerado traición a la patria. Los artículos que establecen estas disposiciones son considerados pétreos, y bajo ningún argumento pueden ser reformados. La actual Constitución fue elaborada por una Asamblea Constituyente convocada en 1980, y de acuerdo a los especialistas, los artículos pétreos se formularon en un contexto de temor: se temía que los militares incursionaran en la tierna democracia representativa y decidieran perpetuarse en el poder del Estado con elecciones amañadas.
Treinta años después, los militares han dejado de ser los definidores absolutos de la vida política del país. Más bien, han sido relegados y se han debido refugiar, muchos de ellos en los corredores subterráneos del crimen organizado y otros en las rentables vías de los negocios de la seguridad privada. No parecen existir, por tanto, argumentos para defender los artículos pétreos, y ya administraciones anteriores -la de Callejas y la de Flores Facussé- abrieron la discusión, discretamente en público, pero con ardor en los círculos de seguidores dispuestos a dar de mazazos a las piedras que impiden la reelección de los Presidentes de la República.
El único argumento que hoy tiene validez y peso político para mantener esas piedras es el abultado número de políticos que aspiran a la Presidencia. Todos los políticos expresan y hacen sentir su deseo de postularse a un cargo de elección popular, siempre como trampolín para escalar a la máxima magistratura del país.
¿La Sombra de Chávez?
La Constitución de la República se ha reformado en asuntos fundamentales unas 30 veces, y a estas alturas, todos los políticos, de derecha y de izquierda, están convencidos de que esa Constitución ha perdido vigencia. Unos lo dicen en voz alta, y todos lo dicen en voz baja.
Mel Zelaya y su equipo han decidido proponer el cambio. La Cuarta Urna convoca a un plebiscito. Además de las tres urnas tradicionales, en las mesas electorales habría una cuarta urna en la que quienes se acerquen a votar recibirán una papeleta con la pregunta: "¿Está usted de acuerdo con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para que elabore una nueva Constitución? ¿Sí o No?"
La Cuarta Urna expresa las pretensiones y objetivos de los ‘Patricios’: quieren prolongar su mandato más allá de los cuatro años que actualmente establece la Constitución. El resto de la clase política está de acuerdo con el plebiscito, pero mayoritariamente no con su impulsor Mel Zelaya, porque detrás de la Cuarta Urna advierten la sombra de Hugo Chávez.
En Río Revuelto...
Para la realización del plebiscito, el gobierno ha puesto en marcha una campaña para una consulta popular que se realizará a finales de junio, con el objetivo de crear condiciones favorables para que el Congreso Nacional se sienta obligado a aprobar la Cuarta Urna en las elecciones generales de noviembre.
Previendo la tendencia de la sociedad a respaldar la consulta, los barones que controlan los partidos políticos desencadenaron en mayo sus propias campañas con el fin de capitalizar a su favor el interés de hacer transformaciones que revitalicen a los partidos, muy desacreditados y, de paso, para arrebatarle a Mel Zelaya la ‘propiedad’ de la Cuarta Urna.
El Muro de la Ley Electoral
En este agitado ambiente, se presentó la propuesta de candidatura independiente del dirigente sindical Carlos Humberto Reyes. Su opción no es nada fácil. De las candidaturas independientes se viene hablando desde hace varios años. El actual Comisionado Nacional de Derechos Humanos, su veterano defensor Ramón Custodio, ya lo intentó hace ocho años, y se estrelló contra el muro de la Ley Electoral y de Organizaciones Políticas, confeccionada por los abogados de los dos partidos tradicionales con el fin de impedir nuevos espacios político-electorales que pongan en riesgo la vigencia del bipartidismo histórico.
La ley tiene rasgos claramente antidemocráticos. O se aceptan las condiciones de los partidos tradicionales y entonces se participa de la democracia, o no hay espacio para competir electoralmente y, por tanto, no hay lugar para ser demócratas.
Hace más de tres años, al interior de las organizaciones que conforman el movimiento popular hondureño, se abrió el debate sobre las candidaturas independientes. Pero no prosperó, porque en los reducidos sectores de la izquierda se ha reproducido lo que se le cuestiona a esa ley electoral, diseñada por peritos liberales o cachurecos. La propuesta de poner en marcha candidaturas independientes con los contenidos de lucha del movimiento popular, no encajaba en las mentes de dirigentes que sólo podían considerar la participación electoral desde las estrechas miras de los partidos políticos de izquierda.
Aquel debate, como tantos otros, fue postergado por las desmovilizadoras urgencias de la coyuntura. Ahora, una vez que los conflictos al interior del diminuto partido Unificación Democrática, llegaron a extremos irreconciliables, y con la soga al cuello, los dirigentes del actual movimiento popular tradicional han decidido lanzar una candidatura independiente.
Candidaturas Independientes: Un Camino
Las candidaturas independientes constituyen un camino propicio para romper con más de un siglo de bipartidismo. La sociedad hondureña considera a ambos partidos como las instituciones más desacreditadas del país y en las elecciones la tendencia es al aumento del ausentismo. La gente no quiere saber nada de los partidos.
En los procesos electorales, a la gente le quedan cuatro caminos: votar por uno de los dos partidos tradicionales, votar por alguno de los tres diminutos partidos restantes, fundar nuevos partidos políticos o participar a través de candidaturas independientes. Durante 28 años, la mayoría de la gente ha transitado por los dos primeros caminos, sin que ninguno se haya convertido en un camino popular.
Si las encuestas insisten en el descrédito de los partidos políticos, fundar nuevos partidos políticos sería nadar en contra del sentir y querer de la sociedad. El único camino que se presenta como una oportunidad a explorar es el de las candidaturas independientes, porque mientras los partidos políticos gozan de rechazo, la gente tiende a buscar espacios para participar y expresarse. Es tiempo entonces para los movimientos sociales, ésos que se van construyendo en las propias realidades territoriales en donde vive y lucha la gente común. Las candidaturas independientes se convierten así en un instrumento que, en manos de los movimientos sociales, podrían incidir de manera directa en las decisiones del Estado, si mantienen su identidad de conciencia crítica.
¿Era Ahora el Momento?
Las candidaturas independientes no han generado conflicto, y existe un gran consenso a impulsarlas. De igual manera, no hay conflicto con la propuesta de las organizaciones populares para impulsar la candidatura independiente que postula a Carlos Humberto Reyes a Presidente de la República. Reyes es una persona de consenso, un veterano en las luchas honestas del movimiento sindical y popular.
El conflicto está en el momento en que los dirigentes populares lanzaron esta propuesta: finales de abril y sin haber realizado un proceso para garantizar una respuesta seria, madura y masiva de los diversos sectores sociales y populares del país.
La Ley Electoral y de Organizaciones Políticas establece que un candidato independiente se ha de inscribir en el Tribunal Supremo Electoral con 45 mil firmas de respaldo debidamente acreditadas. Esa cifra es la de un lleno completo, tanto en el estadio olímpico de fútbol como en el estadio Morazán de fútbol de San Pedro Sula. Para lograr esas firmas se necesita de un impresionante despliegue logístico que el movimiento popular actual está muy lejos de conseguir. Y para llenar ese requisito, la candidatura de Carlos Humberto Reyes cuenta tan solo con un mes de plazo.
En el Mismo Costal
Lanzar una propuesta de candidatura independiente en estas condiciones es, al menos, una irresponsabilidad política de los dirigentes populares. Pero hay algo más. El lanzamiento se realiza en un ambiente político al menos ambiguo en relación con el movimiento popular, por su vinculación real -o inducida por los medios masivos- con el proyecto de Mel Zelaya y sus ‘patricios’.
Por esto, la Cuarta Urna y la candidatura independiente de Reyes aparecen inevitablemente mezcladas -y los medios de comunicación de los grupos de poder así las ensamblan-, metidas ambas propuestas en el mismo costal del continuismo y a la sombra del petrolero sudamericano.
Mel Zelaya y los dirigentes del movimiento popular tradicional coinciden en el ALBA, en Petrocaribe, en el fervor hacia Chávez y en encendidas consignas de izquierda sin análisis crítico.
Los sectores de poder más conservadores del país aprovechan todos los espacios para presentar al Ejecutivo en pleno contubernio con los dirigentes del movimiento popular. Y se esfuerzan en sacar ventaja de las reales y de las hipotéticas alianzas del oficialismo con la dirigencia obrera y sindical. Un ejemplo formidable ha sido la propuesta del Presidente del Congreso Nacional, en la segunda quincena de abril, del décimo quinto salario, para que el Presidente lo concediera a la clase trabajadora el Primero de Mayo a cambio de lograr su pleno respaldo a la Cuarta Urna.
En Alianza de Mutua Manipulación
El décimo quinto salario es una trampa de los sectores empresariales más conservadores. De acuerdo a datos confiables, en el primer trimestre de 2009, el consumo de carne, leche y huevos cayó en un 35% en relación al año 2008 y la empresa privada está muy preocupada por el decrecimiento en la capacidad de compra de la gente, reducida en un 30% con respecto a 2008. La gente tiene menos dinero para comprar y la niñez está comiendo menos. Y aunque a los grandes empresarios y comerciantes no les angustia el hambre de niños y niñas y ancianos, sí les preocupa tan drástica reducción del consumo.
Fue curioso que la propuesta del décimo quinto salario establece que su aplicación ocurra justamente en marzo, cuando la gente se prepara para los gastos de la larga semana de vacaciones de verano, la semana santa. El décimo quinto salario estaría orientado primordialmente alentar el consumo. La visión que acompaña esta medida es cortoplacista.
La reacción en contra de la propuesta del décimo quinto salario unió una vez más al Ejecutivo y a los dirigentes del movimiento popular tradicional. Mel se aprovecha de la necesidad que tiene el movimiento popular tradicional de ser escuchado y del afán de protagonismo de algunos dirigentes entusiastas que no logran distinguir al Mel Zelaya que en su momento hizo alianza con el ultraconservador Micheletti del Mel Zelaya que abraza a Chávez al son de consignas revolucionarias.
Pero muy equivocado está Zelaya y su equipo si piensan que tienen en sus manos al movimiento popular. Sus dirigentes aprovechan a Mel para sacar sus propias reivindicaciones y utilizan al gobierno como palanca para presentarse como los verdaderos representantes en Honduras de la izquierda continental. Se trata de una alianza temporal de mutua manipulación.
Otra Reforma de los Mismos
La candidatura independiente es un instrumento de ruptura real con el bipartidismo. Pero el lanzamiento extremadamente tardío de la candidatura de Carlos Humberto Reyes, así como sus vinculaciones con los intereses del Ejecutivo puede llevar a la desnaturalización de tan valioso instrumento y a que los sectores de poder desprestigien la candidatura independiente hasta hacerle perder todo su mordiente.
Es importante que, a partir de esta propuesta, el movimiento popular tenga capacidad crítica y establezca una clara distancia con el Ejecutivo y con la Cuarta Urna, cuyo objetivo es que Zelaya retenga el gobierno a cualquier costo.
En Honduras se necesita un cambio de rumbo y una nueva legislación que responda a los nuevos desafíos de este complejo Siglo 21. Una Constitución que se ha reformado cuantas veces le ha interesado a la clase política oficial no puede seguir siendo el instrumento jurídico que norme la vida del país.
El debate no está en la pertinencia de la reforma constitucional, sino en la intención que contiene esa Cuarta Urna. Si es para adecentar a la clase política, será un instrumento más, como lo han sido otros: la reforma para elegir a los Magistrados de la Corte Suprema o a los del Tribunal Supremo Electoral o a los del Tribunal Superior de Cuentas. Se reforman las leyes para justificar las mismas ambiciones de poder de los mismos políticos, unas veces con un nombre, otras veces con otro; unas veces vestidos de azul, otras veces vestidos de rojo, casi siempre vestidos de azul y blanco, como la bandera nacional.
La Cuarta Urna Que Necesita Honduras
¿De qué vale una Cuarta Urna que lleve a una Constituyente con los mismos políticos de siempre redactando una nueva Constitución que responda y actualice los intereses de la clase política de siempre?
El país necesita hoy una Cuarta Urna, pero una que recoja los intereses de los diversos sectores sociales y populares que luchan por un país distinto al que ha erigido desde hace décadas la casta de los políticos tradicionales. El país necesita una Cuarta Urna, pero una que represente los anhelos de las comunidades organizada en sus propios territorios. Una urna que contenga una propuesta de país soberano, respetuoso de la dignidad de los más pobres.
mayo de 2009
©envío
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