continúan intimidaciones
3 de octubre de 2009
Una fuente oficial reveló a Rosario/12 que "se trata de dos hechos distintos: un robo al voleo, ocurrido en Rosario el viernes, en cuyo esclarecimiento intervino una cantidad importante de policías, y el anónimo dejado en Santa Fe el lunes, que para nosotros se trató de un aprovechamiento posterior del episodio. No se explica sino por qué dejaron el texto en la capital provincial".
El auto oficial del gobierno de Santa Fe, al servicio de la Secretaría de Derechos Humanos, fue sustraído el viernes de estacionamiento ubicado en Balcarce al 900. Hasta allí habían llegado en un auto Chevrolet Corsa (patente HOV 490) la secretaria del organismo, Rosa Acosta, el subsecretario Gustavo González y una funcionaria del ministerio de Justicia. Dejaron el vehículo a las 9.50, y se fueron a una entrevista con autoridades judiciales federales, cuya sede está a unos doscientos metros del estacionamiento. Como es usual en algunas playas, dejaron las llaves del vehículo, para que fueran utilizadas en caso de tener que mover del lugar el coche.
El auto estaba identificado con una bandera nacional y otra santafesina colgadas de uno de los espejos retrovisores, y no tenía placa alguna que lo relacionara con la Secretaría. El grupo regresó a las 12.50 al estacionamiento. González pidió las llaves en recepción y le dijeron que "estaban puestas en el auto". Pero el coche no estaba. Se lo habían robado. Según publicó el portal Notifé "los funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos primero denunciaron informalmente el episodio e inmediatamente arribaron patrulleros y varios jefes de la Unidad Regional II. Pidieron al encargado del estacionamiento que emita la sábana de tickets que se había facturado hasta el momento. El rollo con los detalles determinó que al auto se lo llevaron a las 12.10 del lugar, sin violencia.
La policía ordenó un operativo cerrojo en la ciudad y envió un radiograma a todas las comisarías informando el episodio. "Es el primer robo que tenemos así en Rosario", intentó apaciguar los ánimos el jefe de la División Sustracción de Automotores, que logró el efecto contrario. Gustavo González hizo la denuncia en sede policial y regresó a Santa Fe. Por la noche recibió un llamado telefónico de un número sin identificar que fue a parar al buzón de mensajes de voz. Se escuchaban disparos y explosiones, nada más, nada menos. Horas más tarde le informaron desde Rosario que el auto había aparecido en Montevideo y San Nicolás, sin la batería y sin la rueda de auxilio. La esquina donde estaba aparcado el Corsa está a 12 cuadras de donde fue sustraído.
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