la chica que se salvó por un alacrán
11 de febrero de 2010
El drama de una chica secuestrada para ser prostituida y luego obligada a mendigar. Una joven boliviana de 17 años fue secuestrada en la Capital y llevada al Chaco por una red de trata. Se escapó del prostíbulo, pero cayó en manos de un supuesto pastor evangélico, ahora preso, que la forzaba a pedir limosna.
en la esquina de Triunvirato y Echeverría, en el barrio porteño de Villa Urquiza, donde trabajaba como doméstica, cama adentro, en una casa de familia. Sola en la gran ciudad, con la única presencia familiar cercana de una tía, la joven estuvo desaparecida por más de tres meses, hasta que fue hallada en el Chaco, en poder de un supuesto pastor evangélico que la sometía a explotación laboral. La joven tuvo que vivir junto con otras 30 personas, algunas de ellas también obligadas a vivir en condiciones miserables. En ese sitio pasó el último mes. Antes, se supone que estuvo en manos de una organización dedicada a la trata de personas para su explotación sexual. La chica ignoraba que estaba en el Chaco, dice que no sabe dónde queda el primer lugar al que fue llevada y del que pudo escaparse. Como extraña paradoja, a la joven la "salvó" la picadura de un alacrán.
C. L. J. M. fue encontrada, el miércoles de la semana pasada, gracias a la gestión de los médicos y asistentes sociales del centro de salud del barrio San Cayetano, de Resistencia, al que fue llevada la joven de 17 años porque sufría dolores, sensación de adormecimiento y contracciones, entre otros síntomas, debido a que había sido picada por un alacrán. "La chica llegó acompañada por una pareja mayor, hombre y mujer, que no supo explicar el origen de la joven, lo que hizo sospechar a los médicos que la asistieron. Uno de ellos, cuando pudo quedarse a solas con ella, averiguó que se encontraba en poder de un supuesto pastor evangélico que la obligaba a mendigar en la calle y a vender, para obtener fondos para una organización religiosa denominada Misión Siglo XXI, que supuestamente tiene una sede en Buenos Aires", explicó a Página/12 Silvina Cantero, directora de Protección de la Subsecretaría de Derechos Humanos del Chaco, quien participó del rescate de la joven.
Con posterioridad, uno de los asistentes sociales, al ingresar al sitio de Internet de Missing Children, constató que la joven figuraba entre las personas desaparecidas buscadas por la organización. La denuncia había sido hecha, en Buenos Aires, por Carmen Alicia Justiniano, la tía de la joven, que también se había presentado ante la comisaría 39ª, la fiscalía de Saavedra y Núñez a cargo de José María Campagnoli, la Fundación La Alameda y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Al comprobar que la chica había sido secuestrada, los médicos alertaron a las autoridades provinciales, que hicieron un operativo en la sede de la Misión Siglo XXI, en un departamento del tercer piso del barrio San Cayetano Prolongación, en la ciudad de Resistencia.
"Cuando habló a solas con los médicos, recién allí, la chica supo que estaba en la provincia del Chaco. Les dijo que antes había estado encerrada en un lugar al que no puede identificar y del que pudo escaparse. Toda esa parte de la historia tiene que ser profundizada, porque es posible que la chica haya sufrido abuso sexual", dijo Cantero.
El operativo en San Cayetano fue ordenado por la Justicia federal del Chaco, con intervención del Comando de Operaciones Especiales de la policía local, psicólogos y asistentes sociales de la Subsecretaría de Derechos Humanos, cuyo titular es Marcelo Salgado.
Primero ingresó el comando policial y luego el resto de los que participaron en el operativo. En la casa vivían 30 personas que compartían tres habitaciones, un baño y un living comedor. "En el lugar había ocho menores: tres chicos y un bebé que estaban con su madre, una mujer que también estaba sometida, la adolescente boliviana y otros cuatro chicos que son hijos del supuesto pastor. Además, había un joven de 23 años, que presentaba todos los síntomas psicológicos de sometimiento y que fue liberado. En su caso, se le dieron los medios para que viajara a su casa, en el partido bonaerense de La Matanza." La mujer que estaba con los cuatro niños también es de la provincia de Buenos Aires. El resto de las personas dijeron pertenecer a la misma organización religiosa.
"Todos los chicos, incluyendo los hijos del pastor, eran obligados a mendigar y a vender en la calle. Esto lo supimos porque lo relató uno de los hijos del pastor", precisó Silvina Cantero. "El único detenido, por ahora, es el pastor, que presentó documentación según la cual la Misión Siglo XXI es un culto aprobado por la provincia, pero esto es todavía materia de investigación, porque no se sabe si la autorización es legal."
El lugar allanado y clausurado se dedicaba, según sus dueños, a recibir a personas que venían a tratarse de su adicción a las drogas. "Lo único cierto es que había personas, incluyendo los menores, que eran sometidos a trabajo esclavo", sentenció Cantero.
Por lo demás, el lugar era inhabitable: "Todas las habitaciones, incluyendo la cocina, estaban sucias, llenas de cucarachas que subían por las paredes y todos los chicos, e incluso algunos de los mayores, tenían piojos y lesiones en la piel derivadas de la falta de higiene". La joven C. L. J. M. estaba desde hacía un mes en ese lugar. Antes, se cree que habría caído en manos de una organización dedicada a la trata de personas para su explotación sexual. La chica ahora está en un hogar, por disposición de la Justicia federal del Chaco. Fue visitada por su tía, quien la encontró "en muy buenas condiciones de salud", según le dijo la mujer a este diario.
La adolescente ha pedido volver a Bolivia, para vivir con su abuela. "Ahora se tiene que definir un tutor para que se haga cargo de ella. Mientras tanto, sigue la investigación para tratar de saber qué le pasó a la joven antes de que cayera en manos del supuesto pastor. Eso es todavía una incógnita porque ella elude hablar del tema", explicó Cantero. El nombre del supuesto pastor evangelista fue mantenido en reserva por los investigadores.
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