diputados aprueban matrimonio gay
6 de mayo de 2010
A la madrugada, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto que permite el casamiento entre personas del mismo sexo. Fueron 126 votos a favor, 110 en contra y cuatro abstenciones. Los bloques más grandes votaron en forma transversal; la centroizquierda apoyó sin fisuras. Ahora, la iniciativa pasa al Senado. Los festejos en la comunidad gay-lésbica.
[Emilio Ruchansky] Argentina. Eran las 2.25 y habían pasado doce horas de debate, cuando la activista María Rachid y su compañero Esteban Paulón salieron de un cuarto cercano a la bandeja de la presidencia de la Cámara de Diputados, adonde ingresaron en calidad de asesores, y miraron a los ojos a los diputados y a las diputadas presentes. Se estaba por votar la media sanción de la reforma que permite el casamiento entre personas del mismo sexo. "Quería ver a la cara a los que iban a votar en contra, que vieran a quienes estaban perjudicando, porque el público estaba en las gradas altas y no se los podía ver fácilmente", recordó Rachid, titular de la Federación Argentina de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans (Falgbt). Sólo los que votaron a favor se animaron a mirarla a los ojos, los otros no.
Cuando el tablero marcó que había 125 votos a favor, 109 en contra y 6 abstenciones (después hubo una corrección: los números fueron 126, 110 y 4), Rachid y Claudia Castro, su novia hasta que la Corte Suprema de Justicia o el Senado diga lo contrario, se abrazaron e intercambiaron lágrimas triunfales. La sala se llenó de papelitos y se oyó un grito compartido entre militantes y algunos diputados: "¡Igualdad, igualdad, igualdad!". Rachid fue hasta el Salón de los Pasos Perdidos y empezó una seguidilla de abrazos de la que perdió la cuenta. Después bajó la escalera abrazada a la diputada Vilma Ibarra, una de las autoras del proyecto. En ese momento, otro reclamo fue cantado en el Congreso: "¡Documentos legales, para travestis y transexuales!".
Afuera, cientos de simpatizantes cortaron intermitenmente la avenida Rivadavia, saludos con bocinazos. Entre ellos estaba César Cigluitti, de la Comunidad Homosexual Argentina. Dos activistas por la diversidad sexual del Partido Socialista rosarino charlaron con la kirchnerista Silvia Vázquez. "Me sorprendieron, nunca una barra se portó tan bien como ustedes", les dijo la diputada. "Y mirá que había gente para abuchear entre los diputados", le respondió una de las jóvenes.
Al rato, militantes y varios legisladores como Ibarra, su colega Martín Sabbatella, la ex diputada Silvia Augsburguer y los radicales Ricardo Gil Lavedra y Silvia Storni fueron a festejar al único lugar abierto a las 3.30: el restorán Plaza del Carmen. Brindaron, se sacaron fotos y hubo lugar para pensar la estrategia en el Senado. Se fueron dos horas después. Rachid no llegó a dormir media hora, cuando sonó su celular y comenzaron a pedirle entrevistas para radio. "A las 9 ya tenía las cámaras de televisión en casa", comentó la activista, que ayer sobrellevó, como pudo, "la resaca de la felicidad". Ayer decía, emocionada, que al momento de la votación sintió cómo le caían encima los años de trabajo. "Me acordé de todos los compañeros y compañeras que militaron por esto, de los que se desgastaron en el camino por la cantidad de obstáculos que tuvimos", señaló.
Rachid pasó la extensa jornada a pocos metros del recinto, en las salas contiguas donde trabajan los asesores. Allí se acercaron varios legisladores a saludarla y felicitarla; y también recibió una sorpresa. Fue a hablarle un jeque radical, que hace un año y medio, cuando ella le llevó el proyecto, no se negó a firmarlo, directamente se negó a recibirla. Esa noche el diputado le confesó que había modificado mucho lo que pensaba, se había "sensibilizado". Igual, no votó a favor. Era uno de esos que "al principio no aceptaban ni la unión civil", dijo la radical Storni.
Para la dirigente del Partido Socialista se ganó algo importante, más allá de la media sanción: "Esto le abrió la cabeza a mucha gente, permitió que la sociedad vea el tema de una forma diferente". En los cuatro años que estuvo en el Congreso, Augsburguer jura que nunca vio un debate tan fuerte y conmovedor. La sorprendió Pinky, del PRO, quien recordó el sufrimiento de tantos actores y actrices discriminados por su orientación sexual y tuvo un frase muy acertada para la sesión: "Gobernar es hacer feliz a la gente". La socialista también notó el valiente discurso del jefe de bloque de su partido, Ricardo Cuccovillo, quien se refirió, conteniendo las lágrimas, a lo injusto que le parecía que su hijo homosexual no tuviera los mismos derechos que su otro hijo heterosexual. "Cuccovillo ayudó a cambiar varias voluntades a la hora de la votación", comentó la ex diputada. "Incluso el senador Adolfo Rodríguez Saá dijo que ese discurso lo conmovió y lo dejó pensando", agregó.
La influencia del trabajo de organizaciones como la Falgbt y la CHA se notó en el recinto. Aunque todo empezó por la declaración de la inconstitucionalidad de dos artículos del Código Civil por parte de algunos jueces, hubo pocas argumentaciones jurídicas en el debate, donde se mencionaron el artículo 16 y 19 de la Constitución Nacional, que plantean la igualdad ante la ley y el derecho a la autonomía y a la privacidad, respectivamente. Se habló más de la vida de las personas y las transformaciones sociales.
Augsburguer, Rachid y Vilma Ibarra fueron las primeras en reunirse en octubre pasado en un despacho del Congreso, donde decidieron no esperar a que la Corte Suprema fallara sobre el caso de Rachid y Castro y que se avanzara directamente en el Congreso. Ibarra, que durmió sólo 15 minutos más que Rachid, dijo que ayer, no bien terminó la votación, se fundió en un largo abrazo con Sabbatella. "Vi tanta gente llorando que sentí que para ellos esto era reparación por tanta discriminación y sufrimientos", dijo la diputada de Nuevo Encuentro. Para ella, el cambio desde octubre hasta ayer fue abismal: "Los diputados más trogloditas defendían la Unión Civil como pidiendo disculpas por no votar a favor, avergonzados por lo que hacían".
En adelante, la Falgbt comenzará a rondar el Senado, a dar información a los distintos senadores, como lo hicieron con los diputados. Según Rachid, si todo sale bien, en un mes se podría debatir en esa cámara, más conservadora. "La militancia está envalentonada con lo logrado y tienen razón", dijo Augsburguer al respecto. Ibarra recordó que están a favor el jefe de bancada radical, Gerardo Morales; el del kirchnerismo, Miguel Angel Pichetto; el socialista Rubén Giustinianni y María Inés Estenssoro, de la Coalición Cívica. "Siempre se dice que no es momento para hablar estas cosas –apuntó Ibarra–, pero el tema llegó a las casas. Si fui a hablar sobre al Congreso a la escuela de mi hija y me preguntaron por el matrimonio homosexual. Un chico de 10 años me gritó: "¿Por qué no se pueden casar?"
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