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el debate por el caso chomicky


La situación del hombre que fue víctima y verdugo.
La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación desistió de acusarlo hace dos años, y se basó en un documento de la Unidad Fiscal de Investigación y Seguimiento de Violaciones a Derechos Humanos, que dirige Jorge Auat. Esa resolución argumenta por qué el Estado no debe perseguir penalmente los delitos cometidos por los secuestrados en los centros clandestinos de detención en calidad de colaboración. Y levantó la furia de muchos querellantes, que expresaron su bronca en una carta abierta. Así las cosas, Chomicky usó su derecho a declarar el 6 de octubre pasado, y contó su versión de los hechos. Dijo que siempre fue un detenido más, narró su secuestro, el 1? de diciembre de 1976, y aseguró que la única razón por la que obtuvieron privilegios en el Servicio de Informaciones junto a su entonces novia, y luego esposa, Nidia Folch, fue porque el comandante de Gendarmería y entonces interventor de la policía de Rosario, Agustín Feced, la encontró a ella parecida a su hija mayor.
Los testimonios de sobrevivientes desmintieron algunas de las afirmaciones de Chomicky. Oscar Bustos pudo reconocerlo en su detención, en septiembre de 1976, dos meses antes de la declarada caída. Lo mismo pasó con José Aloisio, que los escuchó ese mismo mes. Chomicky (le decían Cadi) había sido militante de la Unión de Estudiantes Secundarios, y para muchos de sus antiguos compañeros su voz era conocida. Hubo momentos desgarradores, como la declaración de Juan Carlos Ramos, el Gurí, a quien Chomicky fue a buscar a su casa, el mismo 1? de diciembre de 1976. Ramos tenía 15 años y cayó junto a su padre, Generoso. Ramos recordó a dos compañeros desaparecidos, Carlos Izaguirre y a un joven de apellido Núñez. "Cadi, vos los delataste y están muertos. Los fuiste a buscar como a mí", le dijo, mirando al Tribunal. En otro momento, se dio vuelta para increpar al acusado. "Cadi, hablá", lo espetó.
En cambio, Mirta Castellini contó que Folch la picaneó al grito de "esta hija de puta anoche no me dejó dormir". La colaboradora -que está prófuga en la causa- reaccionó así ante las quejas de Castellini por las torturas sufridas. Cuando se retiró de la sala de audiencias, después de declarar, Mirta sacó una foto de su hermana, María Juana, que está desaparecida, y se dirigió directamente a Chomicky. "Ella es mi hermana, decime dónde está", lo encaró.
La más contundente al argumentar -en una crítica directa al documento firmado por Auat fue María Inés Luchetti de Bettanín. "En ese infierno hubo un infierno paralelo, unos militantes que habían optado por pasarse al enemigo. Que tenían una actitud de hostigamiento y el deseo manifiesto de que en la medida que nosotros estuviéramos muertos, ellos se salvaban", dijo la testigo, el 30 de noviembre pasado y aseguró que nadie los obligó a colaborar. "Todos los secuestrados tuvimos el mismo grado de no libertad", aseguró, y remarcó que esos colaboradores "hasta hoy mantienen un pacto de silencio. Hay que hacerse cargo de lo que uno elige. Por eso querello contra esta gente".
9 de enero de 2011
©rosarion 12
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