murió sam chwat
Patólogo del habla. Actores olvidaban, y aprendían acentos bajo su dirección.
Chwat murió de un linfoma no Hodgkin el 3 de marzo en Long Island, Nueva York, donde dirigía el Sam Chwat Speech Center, que ayudó a miles de personas con problemas de habla. Entre sus clientes se contaban ejecutivos que trataban de eliminar acentos molestos y políticos que buscaban transitar más fluidamente entre la voz usada en los pasillos del poder y la que se usa cuando se corteja a votantes en casa. Tenía 57 años.
En el mundo altamente especializado de los profesores de dialecto de Hollywood, Chwat ocupaba un lugar único. Mientras que muchos de sus colegas tenían experiencia como actores, él era un patólogo del habla certificado que utilizaba el conocimiento que adquiría trabajando con víctimas de derrame, tartamudos y personas con incapacidades de desarrollo para ayudar a los actores a hablar como sus personajes.
"Era muy respetado", dijo Robert Easton, decano de los profesores de dialecto de Hollywood, sobre Chwat la semana pasada. "Era más que excepcional en la gama de acentos" que enseñaba.
Nacido en Nueva York el 29 de marzo de 1953, Chwat egresó del Sarah Lawrence College en 1974 y se licenció en patología del habla en la Universidad de Columbia en 1977. Empezó su vida profesional como terapeuta del habla en un hospital de Nueva York.
En 1980 Chwat recibió una llamada telefónica desde una importante cadena de supermercados pidiendo su ayuda para un empleado cuya oportunidades de ascenso en su carrera eran obstaculizadas por su pesado acento portorriqueño. Su éxito con ese cliente -que después ganaría un ascenso- llevó a Chwat a empezar su consulta privada.
Su primer cliente de Hollywood fue Andie MacDowell. Pidió su ayuda para no repetir su experiencia con la película ‘Greystoke, la leyenda de Tarzán’ [Greystoke] de 1984, en la que los productores contrataron a Gleen Close para doblar los diálogos de MacDowell debido a que su acento de Carolina del Sur era considerado demasiado prominente.
Poco después, una desconocida Roberts se apareció por la oficina de Chwat. "Su manager dijo que recibiría una variedad más amplia de roles si perdía su acento sureño", contó Chwat al Atlanta Journal-Constitution en 2002. Después de trabajar con Chwat varias veces a la semana durante meses, la actriz se consiguió un definitivo rol en ‘Mystic Pizza’, de 1988. Chwat fue tan efectivo a la hora de eliminar los rastros lingüísticos de las raíces de Roberts que la actriz tuvo que practicar para recupera su acento sureño para ‘Magnolias de acero’ [Steel Magnolias], la película de 1989 ambientada en una pequeña ciudad de Luisiana.
Su trabajo más duro debe haber sido supervisar a De Niro para la película de 1991, ‘El cabo del miedo’ [Cape Fear; El cabo del terror]. Para prepararlo para su papel como el violador condenado de las montañas Apalaches, De Niro hizo que un investigador grabara conversaciones con decenas de delincuentes violentos en las cárceles de los Apalaches. Chwat revisaba todas las cintas con De Niro hasta que decidían qué voz serviría como modelo para el actor. Chwat creó un programa de ‘substituciones de sonido’ que De Niro utilizó para reemplazar elementos de su acento neoyorquino. Por este rol fue nominado a un Oscar al mejor actor.
Algunos críticos consideran que la siguiente colaboración de Chwat con De Niro fue menos exitosa. Ayudó al actor de Nueva York a suavizar sus aes y a marcar las erres para representar a un hombre de Seattle en la película ‘Vida de este chico’ [This Boy’s Life; Mi vida como hijo], de 1993. Un reseñador del New York Times se burló del acento de De Niro por sonar "como si tuviese un montón de inexplicable irlandés". Chwat reaccionó enviando una carta al editor retando a cualquiera a encontrar "algún esquema extranjero" en el habla de De Niro.
Con los años, Chwat fue frecuentemente criticado por ayudar a inmigrantes que querían sonar como nativos. Esos críticos acusaban a Chwat de contribuir a la homogeneización cultural, aunque él veía sus servicios como una ayuda a la asimilación de aquellos que lo deseaban.
Su trabajo le hizo viajar por todo el planeta, contó su esposa Susan Lazarus Chwat, que le sobrevive con tres hijas y una hermana. "Pasó un mes en Pakistán justo antes del [los atentados] 11 de septiembre de 2001, donde fue a trabajar con centros de llamados", recordó en una entrevista la semana pasada. "No querían que la gente que llamaba supieran dónde estaban. Les ayudaba a sonar más como estadounidenses".
21 de marzo de 2011
13 de marzo de 2011
©los angeles times
cc traducción mQh
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