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la novia de venezuela


Eva Golinger: "Soy un soldado de esta revolución. Por este país haré lo que me pidan".
[Simon Romero] Caracas, Venezuela. Entre a Librerías del Sur, una cadena de librerías del estado. Lea el diario de gobierno. Encienda la televisión. Escuche la radio. Eva Golinger, una neoyorquina que habla español con un pesado acento estadounidense, parece estar en todas partes en estos días hablando sobre las amenazas que se ciernen sobre la revolución bolivariana de este país.
Acogida en el redil del presidente Hugo Chávez hasta el punto de que lo acompañó en su reciente viaje a Irán, Libia y Siria, Golinger, una abogado que llegó a Venezuela por primera vez en los años noventa para investigar la historia de su familia, se ha creado un nicho único para sí misma: una americana al que el presidente le presta atención.
La escritora describe en sus escritos lo que dice son los intentos de Washington por desestabilizar al gobierno de Venezuela, interpretando documentos obtenidos en Estados Unidos por medio de la Ley de Libertad de Información. Aquí y en Cuba los editores han impreso más de doscientos mil ejemplares de su libro de 2006 sobre su interpretación, ‘El Código Chávez’ [The Chávez Code].
Desde entonces ha emergido como uno de los ingredientes fijos más prominentes del complejo de propaganda de Venezuela. Insultada por los críticos del presidente, aparece en televisión toda vez que aumenta la tensión entre Washington y Caracas, como ocurrió hace poco con la disputa sobre los embajadores, para explicar los motivos del "imperio", el término que se usa aquí para referirse a Estados Unidos.
También dirige la edición en inglés del Correo del Orinoco y lleva un blog ampliamente leído llamado ‘Postales de la revolución’ [Postcards from the Revolution], que muestra una fotografía suya vestida de rojo, el color del movimiento bolivariano.
"Soy un soldado de esta revolución", dijo Golinger, 37, en una entrevista en una cafetería cerca de su departamento en el barrio de Florida. "Por este país haré lo que me pidan que haga".
Su celo conjura olas anteriores de peregrinaje político a América Latina desde los países ricos, como los voluntarios que fueron a cortar caña de azúcar a Cuba en los años sesenta o los sandalistas, los idealistas que corrieron hacia Nicaragua en los ochenta (a menudo calzados con sandalias) para apoyar a los sandinistas.
Pero Golinger está lejos de ser una sandalista. Evita el estilo modesto de otros estadounidenses que viven aquí. En lugar de eso, dio un paso al frente y emergió como un símbolo de la polarización de Venezuela, con su interpretación televisada de que Estados Unidos apoya a los conspiradores y golpistas.
Algunos afectados por las acusaciones de Golinger dicen son el equivalente moderno de una caza de brujas.
"Golinger ha atacado sistemáticamente a los defensores de los derechos humanos y la libertad de expresión describiéndolos como títeres de Washington, algo que no es verdad", dijo Andrés Cañizáles, que llamó la atención de la abogado cuando dirigió un grupo en pro de la libertad de prensa que recibía financiamiento de la National Endowment for Democracy.
"Paradójicamente, usa un derecho establecido en Estados Unidos, el acceso a la información pública, que los venezolanos no tienen", dijo Cañizáles.
Su influencia aquí ha crecido hasta el punto de que la Asamblea Nacional aprobó en diciembre lo que se llama a menudo la ‘Ley Golinger’, una ley que quiere limitar el financiamiento extranjero de organizaciones sociales, partidos políticos y otras organizaciones sin fines de lucro, algunas de las cuales son hostiles al presidente Chávez.

Su influencia se extiende hasta el propio presidente. En octubre acompañó a Chávez en una visita a siete países que incluyó a aliados de Venezuela como Mahmoud Ahmadinejad, presidente de Irán. "Chávez me presentó a Ahmadinejad como su protectora", contó Golinger, describiendo al presidente iraní como "amable" después de que le diera un ejemplar de su libo en una cena.
Volvió del viaje con su propia interpretación de otros aliados de Venezuela, como el presidente Aleksandr G. Lukashenko, de Belarus, que es llamado a menudo el último dictador de Europa.
Después de reunirse con Lukashenko, lo describió como "muy amable". En cuanto a Belarus mismo, dijo que sus críticos occidentales se equivocan porque "no es una dictadura". Más bien, dijo, "es socialismo". Elogió una ciudad agrícola que visitó en Bielorrusia. "La gente parecía muy comprometida con el trabajo colectivo", dijo.
Un sitio en el avión presidencial de Chávez no fue siempre posible para la mujer que nació como Eve Golinger en la base de la fuerza aérea Langley, en Virginia. Su padre, psiquiatra, fue oficial en la Guerra de Vietnam. No se hablaba español en su familia. Estudió en el Sarah Lawrence College, cerca de Nueva York.
La curiosidad sobre sus raíces la llevó a Venezuela en los años sesenta. Dijo que la familia de su madre, una abogado estadounidense, había vivido en Cuba y Venezuela antes de emigrar a Nueva York a principios del siglo veinte. Golinger se asentó en Mérida, una ciudad universitaria en los Andes, y cantó en una banda de jazz para pagar el alquiler.
Después de varios años en Venezuela, se casó con uno de los miembros de la banda y volvieron a Nueva York, donde estudió derecho en la Universidad de Nueva York. Pero dijo que el matrimonio empezó a tener problemas debido a sus actividades políticas a favor de Chávez.
"No le gustaba lo que estaba haciendo yo, así que esa fue la razón para separarnos", dijo Golinger. Se asentó en Venezuela en 2005, después de obtener la ciudadanía venezolana en 2004 gracias a una ley que le permitió "reclamarla" debido a su origen.

Críticos y partidarios están de acuerdo en que ha tenido influencia en el debate público aquí y en los países vecinos. Mientras que gran parte de su compromiso político se deriva de su desconfianza de Estados Unidos por el financiamiento que otorgó este país a organizaciones hostiles a Chávez durante los caóticos días de su breve derrocamiento en 2002, los gobiernos de otros países, incluyendo Bolivia, Ecuador y Perú han reforzado su vigilancia de las fuentes de financiamiento de organizaciones políticas.
"Nadie ha sido capaz de mantener la atención sobre documentos desclasificados durante tanto tiempo", dijo Jeremy Bigwood, periodista en Washington que ha colaborado con Golinger.
Sin embargo, algunos que han trabajado con ella cuestionan sus métodos. Con ocasión de un plebiscito sobre reformas constitucionales, ayudó a difundir un documento que dijo que había sido interceptado por funcionarios de la contrainteligencia venezolana, que describía la ‘Operación Pinzas’, presumiblemente un proyecto de desestabilización de la CIA.
"Sonaba como si hubiera sido sacado de un programa de televisión de segunda categoría", dijo Bigwood, preguntándose por qué estaba escrito en español y no en inglés y explicando que un agente de campo de la CIA hubiese escrito directamente al director de la agencia. Lo comparó con una notoria falsificación británica de 1924 de una carta bolchevique que puso fin al primer gobierno laborista.
"Como la carta de Zinoviev, la falsificación debía cambiar el resultado de unas elecciones", dijo Bigwood. Golinger calificó de "desafortunado" el incidente de la Operación Pinzas, diciendo que desde entonces algunos de los documentos que estudió le merecen menos confianza.
Coincidentemente los estadounidenses estarán pronto expuestos a Golinger, vía Rusia. Este año empezó a presentar un programa semanal llamado ‘Detrás de la noticia’ en la RT, un canal multilingüe financiado por el gobierno ruso. El programa estará disponible en algunos canales por cable en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, dijo, pensaba continuar apareciendo en programas de la televisión pública como ‘La Hojilla’, un programa de entrevistas nocturno que el gobierno utiliza para defenderse de sus críticos.
Cuando se le preguntó si era apropiado utilizar medios públicos para atacar a los críticos del gobierno, dijo que la oposición se mostraba igual de rápida en lanzar injurias.
"No creo que tenga que ver con la legitimidad", dijo. "Es la realidad de la situación".
5 de mayo de 2011
5 de febrero de 2011
©new york times
cc traducción mQh

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