murió jackie cooper
Fue niño estrella en los años treinta. Posteriormente destacó como ejecutivo de un canal de televisión y director.
[Dennis McLellan] Murió Jackie Cooper, cuyos despeinados cabellos rubios y carnosos labios y la capacidad de llorar ante las cámaras lo convirtieron en un niño estrella en películas de los años treinta como ‘Las peripecias de Skippy’ [Skippy] y ‘El campeón’ [The Champ]. Tenía 88 años.
Cooper, que se convertiría en un exitoso actor de televisión en los años cincuenta, en un importante ejecutivo de un canal de televisión de los sesenta y en un director galardonado con un Emmy en los setenta, falleció el martes en una clínica de reposo en Santa Mónica después de una breve enfermedad, informó su hijo John.
Ex miembro del reparto de ‘La pandilla’ [Our Gang] que empezó su carrera en Hollywood como extra en películas mudas a los tres años, Cooper alcanzó al estrellato a los ocho cuando fue el personaje del título de ‘Las peripecias de Skippy’, la película de 1931 basada en una popular tira cómica sobre el hijo de un inspector sanitario y su amigo granuja, Sooky.
La película, en la que Cooper aparece llorando en tres escenas, le ganó una nominación a un Oscar al mejor actor principal. Lionel Barrymore ganó el Oscar ese año. Cooper sólo guardó vagos recuerdos de la ceremonia. Se quedó dormido en el regazo de la actriz Marie Dressler.
Incluido en el reparto cuatro veces con el malencarado Wallace Beery, Cooper es recordado por su papel como el fiel hijo de un boxeador, Beery, caído en desgracia en ‘El campeón’(1931) y como el joven Jim Hawkins, con Beery como Long John Silver, en ‘La isla del tesoro’ [Treasure Island], (1934).
"Era el favorito de todos, y tenía algo que te hacía querer ayudarle", contó al Times el miércoles Ann Rutherford, que trabajaba para MGM en los años treinta y cuarenta. Dijo que "era encantador, y fue un excelente productor de televisión".
Conocido como ‘America’s Boy’ durante sus días de apogeo en MGM, Cooper fue tratado siempre como una gran estrella.
Puso las improntas de sus pies y manos en el Teatro Chino de Grauman. Diarios y revistas lo seguían constantemente. Y tenía un club de fans, un diario con su nombre y una secretaria para responder su correo.
También conoció al presidente Franklin D. Roosevelt y al aviador Charles Lindbergh. Clara Bow era una visita frecuente en su casa en Beverly Hills, y George Gershwin pasó un día por su casa para tocar en el piano de la familia.
A los trece empezó a salir con la adolescente Judy Garland. A los diecisiete, según revelaría décadas después, tuvo una aventura secreta con una colega mayor: la actriz Joan Crawford.
Pero, según Cooper, había un distintivo lado negativo de la fama.
Como un bien valioso de los estudios, le prohibían andar en patines, en bicicleta o incluso cruzar la calle solo, por temor a que le pasara algo. Recibió una mala educación de sus tutores en el plató, y tuvo que soportar las mismas presiones y responsabilidades que sus colegas adultos.
Cooper llevó la crónica de los altibajos de su carrera en su cándida autobiografía de 1981, ‘Please Don’t Shoot My Dog’, escrita con Dick Kleiner.
El título del libro se refiere a un traumático incidente en el plató de ‘Las peripecias de Skippy’, que la dirigía un tío de Cooper, Norman Taurog.
Una vez que el joven Cooper no pudo llorar en una importante escena que exigía llantos, Taurog lo amenazó con sacar del set a su pequeño perro y llevarlo a la perrera. El incidente provocó que Cooper creyera que su perro había sido matado a balazos por un guardia de seguridad.
"Podía visualizar a mi perro, lleno de sangre después de un espantoso disparo", escribió Cooper. "Empecé a sollozar, tan histéricamente que era casi demasiado para la escena. [Taurog] trató de calmarme diciéndome que tal vez mi perro había quedado vivo, que si me apuraba y calmaba un poco y hacía la escena como él quería, podríamos ir a ver si mi perro seguía vivo o no".
Sólo después de hacer la escena tan bien como pudo, se enteró Cooper de que su perro estaba ileso. También vio a Taurog, al guardia y a su abuela riéndose por el engaño.
"Más tarde, la gente trató de consolarme diciéndome que era mejor que fuera un niño estrella", escribió Cooper. "Me hablaron sobre el dinero que había ganado. Mencionaron las cosas excitantes que ya había hecho, la gente que había conocido, la preparación que había tenido, todo eso y mucho más...
"Pero ninguna racionalización, ninguna excusa puede compensar lo que pierde un niño -lo que yo perdí- cuando te privan de una infancia normal para que hagas carrera en el cine".
Nació como John Cooper Jr. en Los Angeles el 15 de septiembre de 1922. Su madre, Mabel, era una pianista acompañante que había trabajado en espectáculos de variedades. Su padre, también pianista y compositor, llevaba una pequeña tienda de música en Los Angeles cuando se conocieron; dejó a su esposa e hijo antes de que Jackie cumpliera dos años.
De niño a Cooper siempre le dijeron que su padre había muerto. Pero años más tarde descubrió que entre 1935 y 1948 su madre le había enviado a John Cooper cien dólares a la semana -del dinero ganado por Jackie.
Tras la muerte de su padre, su madre, en apuros económicos, inició una gira con un espectáculo de vaudeville y Jackie terminó viviendo con su abuela materna.
Para complementar el dinero que Mabel enviaba a casa, la abuela de Jackie se unió a un grupo de personas que se paraban a la puerta de los estudios de cine cercanos con la esperanza de conseguir trabajo como extras -un trabajo por el que pagaban dos dólares al día y un almuerzo.
Después de hacer una audición para Hal Roach, el productor de las comedias de ‘La pandilla’, Cooper firmó un contrato de cincuenta dólares a la semana. Entre 1929 y 1931, apareció en quince comedias de ‘La pandilla’.
Después de su brillante papel en ‘Las peripecias de Skippy’ en 1931, Cooper firmó un contrato con MGM, que lo mantuvo ocupado con más de una docena de películas en los siguientes cinco años.
Como la mayoría de los niños estrellas, Cooper vivió una tranquila carrera como adolescente. Considerado por Louis B. Mayer como un actor más bien soso, el contrato de Cooper con MGM terminó cuando cumplió catorce.
Sus días de gloria como niño estrella habían terminado. Pero trabajando para varios estudios durante los siguientes seis años, apareció en casi dos docenas de películas, incluyendo ‘Reina a los catorce años’ [That Certain Age], con Deanna Durbin; como Henry Aldrich en ‘What a Life’ y ‘Henry quería ir a Alaska’ [Life with Henry]; con Henry Fonda en ‘La venganza de Frank James’ [The Return of Frank James]; y como un adolescente que entra a la madurez en ‘La edad feliz’ [Seventeen].
Pero la carrera de Cooper iba cuesta abajo cuando se enroló en la Armada durante la Segunda Guerra Mundial. Habiendo sido un apto percusionista en su adolescencia, pasó parte de la guerra como percusionista de una banda formada por el ex director de banda civil, Claude Thornhill, que actuaba en bases remotas en el Pacífico Sur.
Al volver a casa después de la guerra, Cooper era, a los veintitrés, prácticamente un desconocido en Hollywood. Lo mejor que pudo conseguir fueron algunos roles estelares en varias películas B, incluyendo ‘Kilroy estuvo aquí’ [Kilroy Was Here], una comedia con ex niño estrella Jackie Coogan.
"Tenía miedo", contó sobre su frustrado retorno a Hollywood en una entrevista de 1956. "No sabía qué hacer. Era un hombre que llevaba pantalones largos que todavía era identificado como un niño estrella. La gente esperaba que yo actuara, y yo no podía".
En 1943 decidió mudarse a Nueva York y empezar de nuevo, en el teatro.
Al año siguiente, hizo su debut en Broadway en el drama ‘Magnolia Alley’. La obra fue cancelada después de algunas funciones, pero le reportó reseñas positivas y lo ayudó a darse a conocer como actor de teatro.
Ese mismo año firmó para ser Ensign Pulver en la exitosa obra de Broadway, ‘Mr. Roberts’, en una compañía de teatro itinerante.
Al volver a Broadway en 1951, Cooper apareció con Janis Paige en ‘Remains to Be Seen’. En los siguientes años, apareció frecuentemente en antologías dramáticas de televisión en vivo, como ‘Kraft Theatre’, ‘U.S. Steel Hour’ y ‘Philco Television Playhouse’.
Para 1954, Cooper se había convertido en un exitoso piloto de carrera a nivel amateur y se había casado y divorciado dos veces: a la actriz secundaria June Horne, con la que tuvo un hijo; y con la actriz neoyorquina Hildy Parks. Poco después de su divorcio de Parks en 1954, Cooper se casó con Barbara Kraus, con la que tuvo tres hijos: Russell, Julie y Cristina.
En 1955 volvió a Hollywood como el actor principal de ‘The People’s Choice’, una comedia de equivocaciones en la que fue Socrates ‘Sock’ Miller, un naturalista del gobierno y concejal enamorado de la hija del alcalde.
La serie, que co-produjo y dirigió, estuvo tres años en NBC. Es mejor recordada por su utilería: el personaje de Cooper tenía una mascota basset hound, Cleo, cuyas irónicas observaciones podían ser oídas por los televidentes.
Cooper trabajó en otra serie, ‘Hennesey’, una comedia dramática en la que fue el teniente Chick Hennesey, un joven oficial médico de la Armada. La serie, de la que fue productor y principal director, fue emitida por CBS de 1959 a 1962.
En 1961, Cooper, que había hecho en televisión algunos cortos de reclutamiento para la Armada durante la serie, fue destinado como capitán de la Reserva Naval de Estados Unidos, y sirvió durante muchos años.
En 1964 fue nombrado vicepresidente a cargo de las operaciones en la Costa Oeste de Screen Gems, una rama de Columbia Pictures’ TV.
Durante sus 51 años como director de Screen Gems, la compañía vendió series como ‘Mi bella genio’ [I Dream of Jeannie], ‘Gidget’, ‘La novicia voladora’ [The Flying Nun] y el culebrón diurno ‘Los días de nuestas vidas’ [Days of Our Lives].
Después de renunciar a Columbia, Cooper fundó una compañía de producción independiente con el productor Bon Finkel para desarrollar propiedades para el cine y televisión.
También siguió actuando, haciendo ocasiones apariciones en programas de entrevistas por televisión y como actor en ‘Mobile One’, una breve serie de 1975, de ABC, en la que era un periodista de televisión. Cooper también fue el editor del diario de Clark Kent, Perry White, en cuatro películas de ‘Superman’.
Pero en los años setenta y ochenta dedicó su vida profesional a la dirección. Ganó su primer Emmy en 1974 por dirigir un episodio de ‘MASH’ y su segundo en 1979 por dirigir el episodio piloto de ‘La sombra blanca’ [The White Shadow], con Ken Howard en el papel principal.
En 1981 dirigió a su colega el ex niño estrella Mickey Rooney en una película de televisión, ‘Leave ’em Laughing’, la historia de un hombre que dio refugio a 37 niños sin casa en Chicago.
Cooper contó al New York Times que para la película trabajó con "niños que nunca habían actuado antes, porque son más auténticos". Pero dijo que él era "un mal director de niños".
"En mis películas no puedo lograr con los niños lo que debería, porque no les miento ni los engaño ni los escurro para sacarles lo que tienen", dijo. "Sufro porque creo que deberían estar jugando fuera, así que encuentro modos de no hacerlos infelices".
Además de su hijo John Cooper, le sobrevive su hijo Russell.
12 de mayo de 2011
5 de mayo de 2011
©los angeles times
cc traducción mQh
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