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murió lucho barrios


El cantante peruano, quien mantenía lazos indisolubles con Chile, falleció esta mañana a causa de un colapso renal.
Santiago, Chile. Cantó siempre de corazones sufrientes, hasta que el suyo ya no pudo responder. El cantante peruano Lucho Barrios, emblema de la canción romática en Latinoamérica y de enorme arraigo en Chile, falleció hoy a causa de un colapso renal, luego de sufrir un infarto el lunes.
La noticia fue dada a conocer por el doctor Cecilio Zamora Huamán, médico de cabecera del Hospital Dos de Mayo, quien afirmó que la emblemática voz de ‘La joya del Pacífico’ murió a las 07:30 de la mañana rodeado de sus seres queridos, a los 75 años de edad. Según el facultativo, el cantante había alcanzado a autorizar "que me hagan de todo, menos que me intuben, porque no quiero perder mi voz".
Barrios había ingresado de urgencia al recinto asistencial a inicios de esta semana, cuando se intentó estabilizarlo, aunque su pronóstico nunca salió de la calidad de "reservado" y "grave", en parte a causa de la hipertensión y la diabetes que padecía.
"Se hizo todo lo que se pudo, pero no soportó más. Se complicó aún más porque era diabético y sufrió complicaciones de un infarto anterior, que lo deterioraron aún más. Una complicación renal fue el motivo de su deceso", explicó el doctor José Fuentes, director del Hospital, al canal peruano ‘Frecuencia Latina’.
La muerte sorprendió a Barrios en su país natal, aunque su vida fue de itinerancia, siempre con prolongados pasos por Chile, país con el que desarrolló un lazo indisoluble desde los primeros tiempos de su carrera.
El cantante nació en 1935, en el puerto peruano de El Callao, y ya en los 50 comenzó a imponer éxitos en Perú. A Chile no llegaría hasta 1960, pero prácticamente se transformaría en figura local, gracias a la popularidad que alcanzaron temas como ‘Me engañas mujer’ y ‘Amor de pobre’, que lo elevaron a la categoría de emblema de la canción cebolla, debido a las líricas de amores y desamores que adornaban sus boleros y valses peruanos.
El lazo con Chile se vería reforzado por dos temas clave: ‘Del Mapocho al Rímac’, una canción que proponía la hermandad entre chilenos y peruanos, y sobre todo por su interpretación de ‘La joya del Pacífico’, uno de los temas que más identifica a nuestro país, pero que encontró una de sus versiones más características en la voz foránea de Barrios.
Su bitácora anota presentaciones prácticamente en cada rincón de Chile y en diversos puntos de América Latina, aunque siempre se considera como un hito el concierto que realizó en el Teatro Olympia de París, en noviembre de 1988.
En 2002 recibió una condecoración del gobierno chileno como artista peruano ejemplar, por su aporte al acercamiento cultural entre Chile y Perú. Luego regresaría con frecuencia para presentarse en los más diversos escenarios, aunque su voz también sería solicitada de manera recurrente por comunidades de chilenos en el exterior, que buscaban la voz de este peruano para reforzar la cercanía con los sonidos y los sentimientos de nuestro país. Es algo que sólo Lucho Barrios ha podido lograr.

5 de mayo de 2010
©estrella de valparaíso 
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murió susan reed


Cantante de música folk y actriz. La llamaban ‘America’s Concert Favorite’.
[Liz Stinson] Murió de causa natural en Greenport, Nueva York, la actriz y cantante de música folk, Susan Reed. Tenía 94 años.
Reed fue introducida a la música folk por miembros de los Abbey Players, de Irlanda, que se alojaban con su familia durante sus visitas a Estados Unidos.
Actuó en el Cafe Society en Gotham durante dos años y fue una artista habitual en Carnegie Hall, Town Hall y Los Angeles’ Wilshire Ebell Theater.
La revista Life celebró a Reed en un reportaje de portada de 1955 como la cantante más importante de la música folk, y se ganó el título de ‘America’s Concert Favorite’ después de dar 107 conciertos en un año.
Grabó varios álbumes cuando trabajaba para los sellos Columbia Records y RCA Red Seal.
Además de cantar, Reed actuó con Gene Krupa en ‘Glamour Girl’ y en numerosas series de televisión, incluyendo ‘The Firestone Hour’, en 1952.
En Broadway, fue la primera actriz en la producción de Max Liebman de ‘Billy the Kid’ y actuó con su marido de entonces, James Karen, en producciones regionales de ‘Brigadoon’ y ‘Finian’s Rainbow’.
Le sobrevive un hijo.

1 de mayo de 2010
29 de abril de 2010
©variety 
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murió graciela


Cantante afrocubana de salsa y bolero conocida como la Primera Dama del Jazz Latino y por sus álbumes ‘Esta es Graciela’ e ‘Íntimo y sentimental’.
[Ben Ratliff] Murió el miércoles en Manhattan, donde vivía, Graciela Peréz-Gutiérrez, o Graciela Pérez-Grillo, conocida profesionalmente como Graciela, una de las grandes voces de la música afrocubana. Tenía 94 años.
La causa de su muerte fue una deficiencia renal y pulmonar, informó Mappy Torres, su amiga y asistente.
Graciela cantó durante 32 años en una banda formada por su hermano de crianza, Machito, cuyo verdadero nombre era Frank Grillo.
Muchas de las más famosas grabaciones de Graciela, incluyendo ‘Que me falta’, ‘Vive como yo’, ‘Ay José’ y ‘Sí sí, no no’, eran devaneos y coqueteos, desde los más recatados hasta los más escandalosos. Era una artista declarada, y su voz era clara y potente.
Graciela y Machito, criados ambos por los padres de Graciela en La Habana, eran cantantes profesionales establecidos antes de unirse en una banda en Nueva York en 1943.
En Cuba, Graciela había cantado con la orquesta femenina Anacaona y El Trío García y había viajado a Nueva York y por América del Sur y Europa. Machito se mudó de La Habana a Nueva York en 1937, grabó con la Orquesta Siboney y con Xavier Cugat, y finalmente formó los Afro-Cubanos, con el trompetista Mario Bauzá, una banda que contribuyó a galvanizar el mambo y los movimientos de jazz latino.
Cuando Machito fue reclutado por el Ejército de Estados Unidos en 1943, Bauzá mandó a buscar a Graciela, ocho años más joven que Machito, para unirse a los Afro-Cubanos. Fue la vocalista de la banda durante un año, hasta el retorno de Machito. Desde entonces y durante los años cincuenta, con los dos vocalistas cantando por turnos, la banda estableció un alto standard para las orquestas de mambo.
Los Afro-Cubanos tocaron para audiencias integradas en el Palladium, Town Hall, el Apollo, en los clubes de jazz de la calle 52, en el Hotel Concord en los Catskills y en el club nocturno Crescendo en Hollywood, entre otros lugares.
Graciela dejó a los Afro-Cubanos en 1975, pero se incorporó a la banda de Bauzá primero en 1976, con ‘La Botánica’, y luego durante los años noventa en el relanzamiento de su carrera.
Graciela no se casó nuca y no tiene familiares directos que la sobrevivan. Murió, dijo la señora Torres, con su clave en sus manos.

16 de abril de 2010
9 de abril de 2010
©new york times
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murió cherie de castro


Miembro del grupo musical DeCastro Sisters. Era la última sobreviviente del grupo musical latino iniciado en Cuba y tuvo un gran éxito en Las Vegas. En 1947 las hermanas cantaron ‘Babalu’ en la primera transmisión de KTLA.

[Keith Thursby] Murió Cherie DeCastro, la última sobreviviente del grupo musical latino que fue parte de la historia de la televisión en Los Angeles. Tenía 87 años.
DeCastro murió el 14 de marzo, de neumonía, en el Valley Hospital Medical Center de Las Vegas, informó Alan Eichler, que fue manager de DeCastro.
Las hermanas -Peggy, Babette y Cherie- surgieron de un flamante acto de cabaret en Cuba y tuvieron éxito en Las Vegas. Llegaron al ranking en 1954 con ‘Teach Me Tonight’, disco del que se vendieron más de cinco millones de copias. Pero eso ocurrió después de su debut en la televisión de Los Angeles.
En 1947, las DeCastros cantaron ‘Babalu’ en vivo desde los Estudios Paramount después de una introducción de Bob Hope durante la primera transmisión de TKLA.

Cherie Dawn DeCastro nació el primero de septiembre de 1922, como la segunda de tres hermanas. Su familia compró un departamento en Nueva York de modo que pudieran nacer en Estados Unidos, informó Eichler. La familia se trasladó de Cuba a Miami a principio de los años cuarenta.
Siguiendo el ejemplo de las Andrew Sisters, aparecieron en la película ‘Copacabana’ en 1947, con Carmen Miranda y Groucho Marx y proporcionaron muchas de las voces animales y de aves para la película de Disney ‘Canción del Sur’ [Song of the South], de 1946.
Las DeCastro ofrecían una popular actuación en Las Vegas a principio de los años cincuenta, colaborando con artistas como Noel Coward y George Burns.
Volvieron a Los Angeles en 1997, para el cincuenta aniversario de KTLA.
Babette murió en 1922, Peggy en 2004 y Olguita DeCastro Marino, una prima que en varias ocasiones reemplazó a Babette o Peggy, en 2000.
A Cherie le sobreviven su pareja de toda la vida, Trevor Young. Se divorció dos veces.

3 de abril de 2010
23 de marzo de 2010
©los angeles times
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murió ariel ramírez


A los 88 años, murió Ariel Ramírez, pianista y compositor, uno de los grandes símbolos de la música popular argentina. Autor de canciones emblemáticas como ‘Alfonsina y el mar’ y obras conceptuales como la ‘Misa criolla’, desarrolló un aporte fundamental a lo mejor del folklore argentino.
[Karina Micheletto] Fue uno de los compositores más renombrados de la música folklórica argentina y uno de los que mostró sus posibilidades en el mundo entero, con obras conceptuales y espectáculos que propusieron al folklore como ‘música para escuchar’, en tiempos en que se acostumbraba encasillar al género como ‘festivo’. Fue, también, un hombre que marcó records a fuerza de talento: se lo consigna como el autor de la canción traducida a más idiomas del cancionero (‘Alfonsina y el mar’) y de la obra del género folklórico que más discos vendió en el mundo (‘Misa criolla’). El pianista y compositor Ariel Ramírez falleció ayer, a los 88 años.
Había nacido en la capital santafesina el 4 de septiembre de 1921. Hijo de un maestro, periodista, matemático y escritor, Zenón Rodríguez, y de Rosa Blanca Servetti, también maestra de escuela, Ariel estudió piano de pequeño, pero no escapó al mandato familiar: obtuvo el título de maestro de escuela, al igual que otros nueve hermanos. "No podía haber un Ramírez que no fuera maestro en Santa Fe. No es que me obligaran, mi viejo nunca se opuso a mi vocación. El magisterio me dio una formación. Después, todo lo demás me lo dio la vida", contaba él en una entrevista.
Contaba también el primer "encantamiento" que ejerció en él el instrumento que eligió para su vida, en un relato cinematográfico que incluía escenas muy claras, fijadas en la memoria de un niño de casi cuatro años. Fue en Gálvez, donde su padre era director de la escuela 290. Ariel vivía con su familia en la planta alta del edificio, así que los fines de semana, los patios y aulas eran territorio privilegiado de juegos para los hermanos Ramírez. "Uno de esos domingos entramos al museo de la escuela. Entre lechuzas y loros embalsamados encontré un piano. Fue la primera vez que puse mis manos sobre uno, y fue un encantamiento. Desde entonces no quise separarme jamás de esos sonidos", recordaba, con emoción. "Años después sentí palpitaciones cuando vi pianos en alguna vidriera. Y tuve mi primer piano a los 16 años. Un Fredrich, alemán. No sé cómo hizo mi viejo para comprarlo. Regresé al mediodía de la Escuela Normal y encontré el piano en el living. Me explotó el corazón. Estuve hasta las 3 tocándolo sin parar."
Si de acuerdo con la tradición familiar completó el magisterio, el joven Ariel abandonó la docencia con la premura del caso: "Estuve dos días como maestro y fue un fracaso rotundo. Di clases en el mes de marzo y comprendí que no servía para el magisterio", recordaba. Decidió entonces viajar, con la idea de conocer más en profundidad la música argentina. Terminó compartiendo pensión en Córdoba, en el bohemio barrio Clínicas de entonces, con estudiantes de medicina de diferentes provincias que le alquilaron un piano como forma de alentar los sueños de un músico en potencia.
En una de aquellas reuniones musicales de estudiantes cayó un músico ya conocido: Atahualpa Yupanqui. Puesto a evaluar las virtudes del joven, dictaminó: "Usted tiene buenas manos, pero tendría que irse al Norte, para aprender a tocar zamba y chacarera". No sólo eso: al día siguiente hizo llegar un pasaje a Jujuy, diez pesos y cartas de recomendación, con las que Ariel Ramírez terminó viviendo siete meses en Humahuaca, y más tarde recorriendo el noroeste argentino durante tres años.
Aquel viaje iniciático marcaría la carrera del joven que finalmente lograría transformarse en pianista y compositor: obras como ‘La tristecita’, ‘Volveré siempre a San Juan’, ‘La equívoca’, ‘El Charrúa’, ‘Allá lejos y hace tiempo’, ‘Cuatro rumbos’, ‘El Paraná en una zamba’ o ‘Zamba de usted’ reflejan la forma en que Ramírez supo desarrollar los ritmos del mapa musical argentino, con un estilo propio que se volvería, con el tiempo, también tradición.

Piano en Obra
La obra compositiva que dejó Ramírez es vasta, aunque no toda ha sido dada a conocer. Incluye unas cuatrocientas composiciones, entre canciones y obras integrales como ‘Misa criolla’ y ‘Mujeres argentinas’. Fue en este último campo en el que el santafesino dejó su marca distintiva: el desarrollo de obras conceptuales que reunieron los géneros de la música argentina alrededor de un tema, una mirada integral que tendió puentes hacia lo que sería otro fuerte del pianista: la creación de espectáculos que presentaron al folklore ya no únicamente en peñas o festivales, sino en salas de concierto y teatros, con puestas que articulaban música y danza, y arreglos especialmente concebidos, abriendo nuevas posibilidades para el género.
En 1946 editó por RCA Víctor sus primeros discos en 78 rpm, con obras como la zamba ‘La tristecita’ y el bailecito ‘Purmamarca’. Hasta 1956, cuando se desvinculó de esta discográfica, grabó 21 discos dobles, un promedio de dos por año. Ya en Philips, desarrolló también su faceta de recopilador, con series enfocadas en diferentes regiones del mapa musical argentino, o en selecciones de ritmos como la zamba, el vals criollo y el tango.
En 1955 creó la Compañía de Folklore Ariel Ramírez, a la manera de la histórica compañía de don Andrés Chazarreta, con espectáculos integrales de música y danza que llevó por escenarios del país y del mundo durante más de dos décadas. En su etapa inicial convocó a Los Fronterizos y el charanguista boliviano Mauro Núñez, entre otros, y por allí pasaron intérpretes como Eduardo Falú, Los Fronterizos, Jaime Torres y Raúl Barboza. Entre los hitos más destacados de esta compañía se recuerdan una gira de cinco meses por las principales ciudades de la Unión Soviética y los países del área socialista, realizada en 1957, y un espectáculo en el que reunió por primera vez a Los Chalchaleros y Los Fronterizos. Fue en 1964 en el Teatro Odeón de Buenos Aires, y la marca de aquellas presentaciones fueron las rivalidades de las hinchadas de los dos grupos folklóricos más exitosos del momento. Un año antes, había llevado al disco lo que fue otra exitosa edición de la época: ‘Coronación del folklore’, donde sumó su piano a la guitarra de Juan Falú y las voces de Los Fronterizos, interpretando algunos temas muy populares del cancionero. 1964 fue un año significativo en su trayectoria: creó una de sus obras máximas, la ‘Misa criolla’. Enseguida convocó a su amigo Félix Luna para "completar" la segunda cara de un long play, y así compusieron "de un tirón", "como recibiendo un dictado", ‘Navidad nuestra’, concretando lo que sería un éxito histórico del género. Al año siguiente la dupla encaró la obra integral ‘Los caudillos’, con la voz solista del riojano Ramón Navarro, que no alcanzó el éxito esperado, pero que para Félix Luna fue lo mejor que había escrito. En 1969 presentaron ‘Mujeres argentinas’, que incluyó otro hito imborrable, ‘Alfonsina y el mar’, y fue compuesta pensando en la voz de quien sería su intérprete, Mercedes Sosa. En 1972 presentaron ‘Cantata sudamericana’, que incluía el tema ‘Antiguos dueños de flechas’ (conocido como ‘Indio toba’), nuevamente con Mercedes Sosa como solista. Años más tarde el pianista desarrolló otras obras conceptuales como ‘Misa por la paz y la justicia’ (1981) y ‘Los sonidos del nuevo mundo’ (1994), con textos de María Elena Walsh, Félix Luna y Miguel Brascó, que fue interpretada por Patricia Sosa.
Contra la opinión y los pronósticos de los ejecutivos de la compañía discográfica, aquella ‘Misa criolla’ que Ramírez propuso entusiasmado vendió los dos mil discos que se editaron inicialmente sólo en el primer día a la venta –la discográfica había decidido sacar a la calle una cifra baja, como para "darle el gusto" al artista insistente–. En una semana se agotaron otros diez mil, en un mes ya eran cincuenta mil. En lo que fue el fenómeno discográfico más importante del género, Ramírez llegaba a admitir sesenta millones de discos vendidos en todo el mundo, y otros sesenta millones de la obra editados por otros intérpretes.
Decía que trabaja bien haciendo primero la música para que luego le pusiesen letra, aunque hay algunas excepciones: la milonga ‘No era más que un perro’, que le dio Cátulo Castillo (la musicalizó recién 22 años después del encargue), y ‘La hermanita perdida’, la poesía que Atahualpa Yupanqui dedicó a las Islas Malvinas. Contaba Ariel Ramírez sobre este tema que finalmente tomó forma de aire de milonga: "Atahualpa me decía que le devolviera la letra: ‘Para cuando la termines, los ingleses nos van a haber devuelto las islas y no va a tener sentido’".
Su trabajo en Sadaic, adonde llegó de la mano de Cátulo Castillo, fue otra de las funciones que Ramírez ejerció con ahínco. Desde 1970 y hasta 2005 ocupó los cargos de presidente de la Sociedad de Autores y Compositores y de miembro del directorio, alternativamente. "Hasta el año 2000 fue todos los días a Sadaic, era su pasión. Tanto, que optó por no abrir su carrera al mundo, a pesar de lo famosas que eran sus obras, para trabajar en la Sociedad", recordaba su hija Mariana. Ramírez explicaba claramente por qué se había vuelto dirigente autoral: "Fue porque me robaron una obra en Francia, grabaron con otro título ‘La peregrinación’. Sentí mucha pena. Y pensé que si a un tema tan difundido y de un autor al que le habían grabado muchísimas composiciones le hacían eso, qué pasaría con los menos difundidos. Tras sentir en carne propia el daño moral y material que eso significa, decidí ponerme al lado de los que tanto lucharon y siguen luchando por los derechos autorales". Ramírez, por cierto, ganó aquella batalla: ‘La peregrinación’ se editó en Francia con el título ‘Alouette’ y su correspondiente poesía en francés.
Ariel Ramírez enfermó hace unos años, pero su obra compositiva más importante había transcurrido unas décadas atrás. Lo trascienden, como trascienden las grandes obras a los mortales. Otras formas de trascendencia han multiplicado en fecundas direcciones: el talento de su hijo Facundo, también exquisito pianista y compositor; el amor a la música de sus hijas Mariana y Laura, o de su nieto, también pequeño músico.

20 de febrero de 2010
©página 12
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murió al martino


Actor y cantante. Fue Johnny Fontane en ‘El padrino’.
[Chris Morris] Murió Crooner Al Martino, que coronó una serie de moderados éxitos con un rol pequeño, pero atrayente, como el cantante Johnny Fontane en las dos películas de ‘El padrino’, de Francis Ford Coppola. Tenía 82 años.
Martino murió en la casa de su infancia en el suburbio de Springfield, de Filadelfia, de acuerdo a la publicista Sandy Friedman.

Nacido como Alfred Cini en 1927, Martino, que se crió en el seno de una familia de albañiles, fue estimulado para que estudiara una carrera musical con el tenor ítalo-americano Mario Lanza, un amigo de la infancia. Después de asentarse en Nueva York, donde vivió con sus compañeros aspirantes Eddie Fisher y Guy Mitchell, su carrera levantó vuelo después de una exitosa aparición en ‘Arthur Godfrey’s Talent Scouts’ en 1952.
Ese año publicó el único sencillo que llegó al primer lugar: la balada ‘Here in My Heart’. Después de un periodo en Inglaterra, donde se presentó en el London Palladium, firmó un contrato con 20th Century Fox Records.
Vivió sus mayores éxitos en Capitol Records durante los años sesenta. Sus mayores éxitos para el sello incluyeron ‘I Love You Because’ (No. 3, 1963) y ‘I Love You More and More Every Day’ (No. 9, 1964). Su disco de 1966 de ‘Spanish Eyes’ estuvo durante mucho tiempo en las listas de éxitos de música melodiosa; el LP llegó al número 8.
Con el surgimiento del rock en los años sesenta, los éxitos disminuyeron, aunque los sencillos de Martino siguieron llegando a la mitad inferior de las listas hasta 1977.
Pero los cinéfilos apreciaron el rol de Martino en ‘El padrino’, en el que el vocalista Fontane, que buscaba la ayuda del capo de la mafia Vito Corleone para conseguir un papel en una película, es abofeteado y ridiculizado por el padrino de la mafia, Marlon Brando.
Martino retomó el papel -inspirado por rumores de que Frank Sinatra recurrió a sus vínculos con la mafia para hacerse con un papel (que le reportó un Oscar) en la película ‘De aquí a la eternidad’ [From Here to Eternity] de Fred Zinnemann de 1953- en ‘El padrino III’.
Irónicamente, fue la cantante Phyllis McGuire -la novia de toda la vida del barón de la mafia de Chicago, Sam Giancana, un reputado amigo de Sinatra- la que sugirió que Martino tuviera el papel.
Martino también grabó el tema de amor de ‘El padrino’, ‘Speak Softly Love’, para Capitol, en 1972.

7 de noviembre de 2009
14 de octubre de 2009
©variety 
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mercedes sosa


Cantante popular argentina. De ancestros indios y franceses y nacido de padres jornaleros, utilizó al movimiento de la ‘nueva canción’ para fomentar la justicia social frente a la represión del gobierno.
[Adam Bernstein] Murió el domingo en una clínica en Buenos Aires, Mercedes Sosa, la cantante argentina que emergió como la electrizante voz de la conciencia en toda América Latina, con canciones que propugnaban la justicia social frente a la represión del gobierno. Tenía 74 años y sufría de insuficiencia cardiaca, hepática y renal.
Con una rica voz de contralto, Sosa fue sobre todo una convincente cantante cuya carrera se extendió durante cinco décadas. Cantó con artistas tan variados como Sting, la estrella del rock, el cantante cubano Pablo Milanés y la cantante folk Joan Baez, que dijo que estaba tan conmovida con el "tremendo carisma" y poder emocional de Sosa que una vez se arrodilló y le besó los pies.
El imponente arte de Sosa, que le reportaron varios Grammy Latinos, desmentía sus dimensiones físicas. Chica, rechoncha, morena de piel y a menudo vestida como campesina, a Sosa la apodaban cariñosamente "la Negra", en homenaje a sus ancestros indígenas.
Fue una palabra afectuosa que la siguió en todo el mundo de habla hispana, dijo el etnomusicólogo Jonathan Ritter, que ha escrito sobre Sosa. "Es difícil sobrestimar su popularidad e importancia como portaestandarte de la música folklórica y el compromiso político a través de la música folklórica", dijo.
Sosa dijo una vez que los "artistas no son dirigentes políticos. El único poder que tienen es llevar a la gente al teatro". Aunque no se definió como una activista política, Sosa se hizo valer en el movimiento musical de la nueva canción, de los años sesenta y setenta, que fundía ritmos folclóricos tradicionales y letras políticamente cargadas sobre los pobres y los desposeídos.
El movimiento de la nueva canción, formado por cantantes, poetas y letristas con inclinaciones marxistas, arroja una luz sobre la lucha contra la brutalidad del gobierno y las penurias que viven los pisoteados en todo el hemisferio. Ritter dijo que muchas de las canciones favoritas de Sosa "se inspiraban en el rico legado de la poesía y literatura latinoamericanas para subrayar sus mensajes políticos".
Esto, dijo, le daba una fascinación mucho más perdurable que las canciones de protesta en Estados Unidos durante ese periodo, cuyas "letras directas y francas eran parte de su eficiencia política, aunque también limitaban su atractivo poético a largo plazo".
Aquí está la letra de ‘Todavía estamos cantando’, que cantaba acompañada por el tambor andino llamado bombo: "Tantas veces me mataron... Tantas veces me morí... Sin embargo, estoy aquí, resucitando... [...] Y seguí cantando".
Sosa fue perseguida por el gobierno y amenazada por la junta nacionalista de extrema derecha que gobernó Argentina entre 1976y 1983. El gobierno fue responsable de la muerte y desaparición de cerca de treinta mil personas de izquierda o percibidas como de izquierda, y Sosa transformó sus conciertos, siempre con localidades agotadas, en manifestaciones contra el abuso de poder.
Sus canciones fueron prohibidas en la radio y televisión argentinas, y provocó a la censura cantando himnos de la reforma agraria, como ‘Cuando tenga la tierra’ en un concierto en la ciudad universitaria de La Plata. Muchos asistentes fueron arrestados por las fuerzas de seguridad y Sosa fue humillada públicamente por un oficial que subió al escenario y le hizo un cacheo.
Frente a las amenazas, Sosa organizó todavía más conciertos, que fueron subsecuentemente cancelados cuando llamaron con amenazas de bomba. El gobernador militar de Buenos Aires le prohibió volver a actuar. Imposibilitada de ganarse la vida o de hablar como opositora del régimen, se mudó al exilio a Europa en 1979 y vivió tres años en Francia y España.
Artísticamente, lo recordaba como un periodo oscuro y a veces la voz le fallaba. "Era un problema mental, un problema de moral", dijo al New York Times. "No era mi garganta ni nada físico. Cuando estás en el exilio, cuando haces la maleta hay cosas que no caben. Hay cosas en tu mente, como colores y olores y actitudes de la infancia, y también está el dolor y la muerte que has visto. No debes negar esas cosas, porque si lo haces te puedes enfermar".
Sosa volvió a Argentina antes de que la dictadura se derrumbara, y descubrió que su popularidad había subido a niveles dramáticos. En casa, sus conciertos atraían a decenas de miles de personas, y se vendían cientos de miles de copias de sus álbumes.
En el extranjero, era una estrella y una celebridad política. Recibió una ovación de pie de diez minutos en un concierto en Carnegie Hall en 1987 y recibió arrebatadoras reseñas cuando actuó en otras importantes ciudades estadounidenses.

Haydée Mercedes Sosa nació el 9 de julio de 1935 en San Miguel de Tucumán, en el noroeste rural de Argentina. Tenía ancestros indios y franceses, y sus padres eran jornaleros.
Dijo que la geografía y la cultura de la zona fueron también cruciales en su desarrollo. La región era desolada, con mucho más influencia de la cultura indígena de la cercana Bolivia, que de la distante y cosmopolita Buenos Aires. Dijo que era "una ventaja para alguien que quería ser cantante folclórica" y a los quince ganó un torneo amateur de una hora en una emisora local.
A fines de los años cincuenta, ella y su primer marido, el guitarrista Manuel Óscar Matus, con quien tuvo un hijo, se mudó a Mendoza, Argentina, una ciudad a los pies de los Andes. Allá contribuyeron a la formación de un movimiento por la nueva música que fusionaba ritmos folclóricos con el lenguaje y la política del momento y escribió un manifiesto artístico. Su carrera de giras en el extranjero empezó después de una actuación en un importante festival de folclore en Cosquín, Argentina, en 1965.
Aunque no era letrista, era una penetrante intérprete de los trabajos de otros. La compositora chilena Violeta Parra fue la autora de la canción emblemática de Sosa, ‘Gracias a la vida’, un número más nostálgico que político.
Sosa colaboró en dos aclamados álbumes de principios de los años setenta con el compositor Ariel Ramírez y el escritor de canciones Félix Luna, ‘Cantata sudamericana’ y ‘Mujeres argentinas’.
Recibió el premio Latin Grammy para el Mejor Álbum Folclórico en 2000 por ‘Misa criolla’, de Ramírez, y nuevamente por ‘Acústico’ en 2003 y ‘Corazón libre’ en 2006.  Continuó conquistando a las audiencias más jóvenes incorporando la música de cantautores roqueros, como Charly García, de Argentina, o Sting, cuya canción ‘They Dance Alone’ brindaba tributo a las madres de los desaparecidos en Chile.

17 de octubre de 2009
4 de octubre de 2009
©los angeles times 
©traducción mQh
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murió shi pei pu


Cantante de ópera que inspiró ‘M. Butterfly’. Shi Pei Pu empezó un romance con Bernard Boursicot, diciéndole a Boursicot que era una mujer disfrazada de hombre. Boursicot no dudó de su palabra. Más tarde fueron condenados a penas de prisión en Francia, por espionaje.
[T. Rees Shapiro] Murió Shi Pei Pu, cantante de ópera chino que, con su amante francés, fue condenado por espionaje y cuya enredada aventura inspiró la obra dramática ‘M. Butterfly’, en Broadway, que recibió un Tony, y la película del mismo título. Tenía 70 años.
Murió el martes en París. Un ayudante confirmó su muerte.
Estaba trabajando como libretista y soprano para la Ópera de Pekín, y enseñaba chino a familias de diplomáticos, cuando conoció a Bernard Boursicot en 1964, durante una fiesta de Navidad en la casa de un amigo mutuo. Boursicot, entonces un oficinista de veinte años que trabajaba para la embajada francesa en Pekín, contó más tarde que la relación empezó platónicamente, sustentada en el interés de forjar "una buena relación con un chino".
La relación se volvió romántica. Shi hacía lo imposible por ocultar su sexo. Shi le dijo a Boursicot que era una mujer y que sólo pretendía que era un hombre. Boursicot, que no tenía experiencias en este tipo de relaciones, le creyó a pie juntillas.
Pronto Boursicot dejó China para realizar misiones que lo mantuvieron alejado del país durante varios años, pero Shi reforzó su relación reclamando que había dado a luz un hijo de Boursicot durante su ausencia.
El niño, llamado Shi Du Du, se reveló más tarde que pertenecía a la minoría musulmana uighur y Shi lo había comprado.
Tras el retorno de Boursicot a China a fines de los años sesenta, la policía secreta descubrió su relación con Shi. La policía se alarmó de que Shi estuviese relacionado con un occidental en momentos en que China estaba aislada de gran parte del mundo exterior.
Temiendo por la vida de Shi, contó Boursicot, empezó a pasar documentos de la embajada francesa a un agente chino -a través de Shi. Boursicot continuó espiando para China cuando fue enviado a Mongolia a fines de los setenta y usó a Shi como intermediario.
La tensión del espionaje y de una relación estresada por la distancia llevó a Boursicot a volver a París, donde vivió con otro amante. En 1982 logró que Shi y su ‘hijo’, Bertrand, emigraron con visas diplomáticas. Por un tiempo, ellos y el otro hombre vivieron juntos.
El arreglo llamó la atención de las autoridades del contraespionaje francés, en gran parte debido a que Shi era un extranjero que vivía en el departamento de un empleado del servicio diplomático. En 1963, después de una investigación, la policía francesa arrestó a Shi y Boursicot por cargos de espionaje.
En 1986 fueron condenados y sentenciados a seis años de cárcel. Más tarde Boursicot contó al New York Yimes que se enteró del verdadero sexo de Shi durante el juicio. En su testimonio, Shi describió cómo había logrado mantener a Boursicot en la oscuridad sobre su sexo -en gran parte haciendo el amor rara vez, rápidamente y con las luces apagadas.
Boursicot dijo que se había sentido traicionado y atribuía la modestia romántica de Shi a la cultura china. Shi declaró que él nunca contó explícitamente a Boursicot que había sido una mujer, pero tampoco nunca corrigió el error.
El presidente francés François Mitterand perdonó a Shi en 1987, después de once meses de prisión.

Shi nación en 1938 en la provincia de Shandong, al este de China. Tras salir de la cárcel, se quedó en París, cantando en producciones de ópera menores. Entre sus sobrevivientes se encuentran su hijo y tres nietos. Desde su condena, Boursicot, ahora de 64 años, mantenía contacto esporádico con Shi. Se recupera ahora de un derrame en una residencia en Francia, de acuerdo al New York Times.
La producción de Broadway de ‘M. Butterfly’, escrita por David Henry Hwang y con un Tony en 1988 como mejor pieza dramática, recrea las tribulaciones románticas de Shi y Boursicot. John Lithgow, y más tarde Anthony Hopkins, representaron a Boursicot en el teatro, con el actor B.D. Wong en el papel de Shi. En la película de 1993, dirigida por David Cronenberg, fueron protagonistas Jeremy Irons y John Lone.

16 de julio de 2009
6 de julio de 2009
©los angeles times 
cc traducción mQh
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