Cantante y activista por los derechos civiles que rompió barreras. Horne se hizo con un lugar en el panteón de las vocalistas de jazz y conquistó Hollywood como una estrella afroamericana en los años cuarenta. También fue aclamada en Broadway y como artista de cabaret.
[Dennis McLellan] Murió el domingo en Nueva York, Lena Horne, la leyenda musical de la voz de seda que, como símbolo del glamour, destrozó los estereotipos de Hollywood sobre los afroamericanos en la pantalla en los años cuarenta y cuya canción más representativa fue ‘Stormy Weather’. Tenía 92 años.
Horne murió en el New York-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center, dijo una portavoz. No se especificó la causa de su muerte.
A partir de los dieciséis años como corista en el mítico Cotton Club en Harlem en 1933, Horne inició una carrera de más de seis décadas que abarcó películas, radio, televisión, grabaciones, clubes nocturnos, conciertos y Broadway.
Como cantante, Horne tenía una voz que en 1997 el crítico de jazz Don Heckman describió en un artículo en el Times como "suave, casi acariciante, con su timbre cálido y seductor acento -miel y bourbon con un burlón deje de limón".
Según escribió Heckman, era "una de las legendarias divas de la música popular" -una cantante que "pertenece al panteón de las grandes artistas, entre las que están Ethel Waters, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y Carmen McRae".
Horne, de ochenta años en la época y preparando un nuevo álbum, lo veía de otra manera.
"Oh, por favor", dijo. "Realmente no soy Miss Pretenciosa. Soy simplemente una sobreviviente. Sólo soy yo misma".
Cuando Horne empezó a bailar en el coro del Cotton Club -tres espectáculos por noche, siete noches a la semana por veinticinco dólares semanales-, lo hizo para ayudar a su familia durante los difíciles años de la Depresión.
Para cuando llegó a Hollywood por un trabajo en un club nocturno en 1941, ya había cantado para las orquestas de Noble Sissle y Charlie Barnet, tenía algunas grabaciones y era una sensación de cabaret en el prestigioso club Cafe Society Downtown en el Greenwich Village de Nueva York.
Tuvo una respuesta similar cuando actuó en el Little Troc, un pequeño club en Sunset Strip, donde, de acuerdo a una versión periodística, "doblegó a la industria del cine y le llueven las ofertas".
Contratada por MGM por un periodo de siete años en una época en que no había otros artistas negros con contratos a largo plazo en los principales estudios cinematográficos, Horne se convirtió en una de las mejor conocidas artistas afroamericanas del país.
Con la piel color cobre, fuertes pómulos y resplandeciente sonrisa, fue un éxito en la pantalla plateada -"la primera belleza negra, símbolo sexual y estrella de la canción de Hollywood", la describiría décadas después la revista Vogue.
"Yo era única en que era un tipo de negra que los blancos podían aceptar", dijo Horne una vez. "Yo era su fantasía. Tuve la peor forma de aceptación porque nunca fue por lo buena que fui o por mis aportes. Fue debido a mi apariencia".
Después de rechazar papeles de criada y otros roles estereotipados que se ofrecía a actores negros en la época, Horne apareció en un papel sin diálogos como cantante en su primera película para MGM, ‘Panama Hattie’, una comedia musical de 1942 con Red Skelton y Ann Sothern.
Eso fijó el tono para la mayoría de sus apariciones en la pantalla en los años cuarenta, una época en la que apareció en más de una docena de película, incluyendo ‘I Dood It’, ‘La mágica herencia’ [Swing Fever], ‘Ritmo de Broadway’ [Broadway Rhythm] y ‘Examen de Broadway’ [Ziegfeld Follies].
En la mayoría de ellos sólo tuvo apariciones como cantante, típicamente con un elegante traje de gala, cantando apoyada contra un pilar. Se convirtió en su marca en la pantalla.
"No me convirtieron en criada, pero no me convirtieron en nada más tampoco", escribió en ‘Lena’, su autobiografía de 1965. "Me convertí en una mariposa clavada a una columna, cantando en el País de las Películas [Movieland]".
Los números musicales de Horne eran habitualmente rodados independientemente de la temática de las películas, facilitando la tarea de borrarlos cuando se proyectaban en el Sur racista.
Dos excepciones fueron los musicales ‘Una cabaña en el cielo’ [Cabin in the Sky] y ‘Tiempo tormentoso’ [Stormy Weather] -ambos exclusivamente con artistas negros en los que fue una de las estrellas, estrenados en 1943.
Su memorable interpretación de ‘Stormy Weather’, de Ted Koehler y Harold Arlen, en la película se convirtió en un éxito para Horne, y fue su canción característica.
Como chica de calendario durante la Segunda Guerra Mundial, en 1944 la glamorosa Horne se convirtió en la primera afroamericana en aparecer en la cubierta de la revista de cine, Motion Picture.
"Todos lo que no estén locamente enamorados de Lena Horne deberían reportarse a su funeraria inmediatamente y entregarse", dijo el actor y amigo Ossie Davis en ‘Lena Horne: In Her Own Voice’, un episodio de la serie de biografías ‘American Masters’, de PBS en 1996.
"En la historia del mundo de la diversión popular en Estados Unidos, ninguna mujer fue tan guapa como Lena Horne. Ni ninguna otra mujer negra tuvo esa apariencia considerada ‘segura’ y no amenazante", escribió Donald Bogle en su libro ‘Brown Sugar: Over One Hundred Years of America’s Black Female Superstars’.
"El porte Horne -distante y frío- sugiere que era una mujer que vivía en alguna parte en un mundo propio... que parecía que había estado toda la vida encima de un pedestal y todo hubiese sido fácil para ella. Eso era lo que parecía... La realidad era otra cosa".
Nació como Lena Mary Calhoun Horne el 30 de junio de 1917 en Brooklyn, Nueva York.
Su familia vivía en la casa de los padres de clase media de su padre. La abuela de Horne participó activamente en la Urban League, la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color y el movimiento por el sufragio femenino.
El padre de Horne abandonó a su esposa e hija cuando Horne tenía tres años. Y su madre, que era infeliz viviendo con su dominante suegra, pronto se marchó para proseguir su carrera actoral con una compañía de Harlem.
Lena se quedó al cuidado de sus abuelos hasta que se unió a su madre en una gira por el Sur algunos años más tarde.
Horne estaba viviendo en Harlem con su madre y su padrastro desempleado cuando dejó de estudiar a los dieciséis y se incorporó al coro del Cotton Club en 1933.
Mientras seguía trabajando en el club, tuvo su debut en Broadway en 1934 con un pequeño papel en ‘Dance With Your Gods’, un drama negro que sólo tuvo nueve funciones.
Tras dejar el Cotton Club en 1935, se convirtió en la cantante especial de la orquesta negra Noble Sissle Society, que abandonó dos años después para casarse con Louis Jones, un amigo de su padre en Pittsburgh que era nueve años mayor que ella.
A los diecinueve se asentó en Pittsburgh y dio a luz a dos bebés, Gail y Teddy. Pero se separó de su marido en 1940. Se divorciaron en 1944.
Aunque Horne había abandonado el espectáculo cuando se casó con Jones, problemas de dinero durante el matrimonio la llevaron a aceptar un papel como co-protagonista en ‘Duke es el mejor’ [The Duke Is Tops], una película musical afroamericana de bajo presupuesto de 1938 rodada en diez días.
También apareció en ‘Lew Leslie’s Blackbirds of 1939’, una revista de Broadway que sólo tuvo nueve funciones.
Tras volver a Nueva York después del rompimiento de su matrimonio, Horne fue contratada como vocalista por la orquesta Barnet, convirtiéndose en una de las primeras artistas negras en cantar con una banda blanca importante, con la que grabó una canción que fue un éxito, ‘Good for Nothing Joe’.
Después de dejar la banda Barnet en 1941, Horne empezó un amplio compromiso con Cafe Society Downtown, donde conoció y trabó amistad con el actor, cantante y activista político, Paul Robeson.
Mientras trabajaba para la MGM en los años cuarenta, Horne conoció a Lennie Hayton, uu compositor y arreglador del estudio que se convirtió en su segundo marido.
Temiendo la reacción del público cuando se casaron en París en 1947, no anunciaron su matrimonio sino tres días después.
Más tarde Horne dijo que inicialmente empezó a salir con Hayton porque pensó que le podía ser útil en su carrera.
"Me podía llevar a lugares donde no podía entrar ningún agente negro", contó al New York Times en 1981. "Estaba mal que lo hiciera, pero como mujer negra yo sabía qué estaba contra mí". Pero, dijo, "debido a que era un hombre bueno, empecé a amarlo".
Pero estar casada con un hombre blanco, sobre el que dijo una vez que "me enseñó todo lo que sé musicalmente", tenía su precio -desde su impaciencia con críticos negros que cuestionaron su matrimonio con ella, utilizando a veces a su marido como "cabeza de turco" y haciéndolo pagar "por todo lo que nos hicieron los blancos".
La última película de Horne para la MGM -un papel como cantante en el musical ‘Serenata en el Valle del Sol’ [Duchess of Idaho], con Esther Williams y Van Johnson en los papeles protagónicos- fue estrenada en 1950, el mismo año en que apareció triunfante en el London Palladium.
Sobre todo debido a su amistad con Robeson y su relación con el Council for African Affairs [Consejo para Asuntos Africanos] y el Hollywood Independent Citizens Committee to the Arts, Science and Professions [Comisión de Arte, Ciencia y Profesiones de Ciudadanos Independientes de Hollywood], organizaciones que fueron ambas denunciadas como fachadas comunistas, Horne terminó en la lista negra y a principio de los años cincuenta no pudo actuar ni en radio ni en televisión.
Pero los cabarets no fueron tocados por la lista negra, y se concentró en su trabajo en clubes nocturnos y cabarets, que fue recibido con elogios por los críticos.
Su ‘Lena Horne at the Waldorf Astoria’ fue el álbum más vendido de una cantante de RCA Victor en 1957.
"Lena, para la mayoría de nosotros, definió el arte de la actuación en un club nocturno", dijo a USA Today en 1997 el difunto cantante de cabaret Bobby Short. "No puedes ignorar su enorme belleza, pero detrás de todo eso había un gran talento y la capacidad de transmitir a la audiencia la intención del compositor".
Horne, que reanudó sus apariciones en televisión en 1956, también fue protagonista en el exitoso musical de Broadway, ‘Jamaica’, que se mantuvo en cartelera desde 1957 a 1959 y le ganó una nominación a un Tony.
Imposibilitada de alojar en muchos de los hoteles donde cantaba porque era negra, Horne desarrolló lo que más tarde describiría como "una dureza, una manera de aislarse" del público que tiene el artista.
"No mostraba nada de ternura y no era nada de tímida", dijo sobre Horne el comediante Alan King en ‘Lena Horne: In Her Own Voice’. "Lena se los decía a la cara -¡pum! Era radiante y sutilmente descarada, repitiéndose a sí misma, Me quieres llevar a la cama, pero no quieres que entre por la puerta de entrada".
Durante su carrera, Horne vivió las injusticias que sufrían los afroamericanos en la época.
En su gira con USO durante la Segunda Guerra Mundial, se esperaba que entretuviese a los soldados blancos primero antes de aparecer ante tropas afroamericanas.
Un día después de actuar para soldados blancos en un enorme auditorio en Ft. Riley, Kansas, volvió para entretener a las tropas negras en el comedor para negros.
Pero cuando descubrió que los blancos sentados en las primeras hileras eran prisioneros de guerra alemanes, se enfureció. Abandonando la plataforma, le dio la espalda a los prisioneros de guerra y cantó para los soldados negros en la parte de atrás del pabellón.
La rabia largo tiempo reprimida de Horne por el tratamiento que recibían los negros en la sociedad blanca estalló en 1960 cuando oyó a un hombre blanco ebrio en el restaurante Luau en Beverly Hills referirse a ella usando un epíteto racial.
Se puso de pie y arrojó contra el hombre un cenicero, una lámpara de mesa y varios vasos, cortándole la frente.
Cuando los informes sobre su estallido aparecieron en los diarios en todo el país, Horne se sorprendió de la respuesta positiva, en general de parte de afroamericanos.
"Llamaron y llegaron telegramas de todas partes", dijo al Christian Science Monitor en 1984. "Fue la primera vez que me di cuenta de que la gente negra se relaciona de modos más importantes de lo que yo pensaba".
A principio de los años sesenta, Horne empezó a involucrarse más activamente en el movimiento por los derechos civiles, y llegó a participar en una reunión con prominentes negros con el entonces fiscal general Robert F. Kennedy en 1963, tras los violentos disturbios en Birmingham, Alabama, y a cantar en manifestaciones por los derechos civiles.
A principio de los setenta, Horne tuvo que hacer frente a tres tragedias personales en un periodo de un año y medio: en 1970, el mismo año que murió su padre, su hijo murió de una enfermedad renal; y Hayton murió de un ataque al corazón en 1971.
Horne dijo más tarde que "me quedé en casa, llorando", hasta que Alan King la sacó de su depresión y ella volvió a cantar y grabar.
También salió de gira con Tony Bennett, y se presentó 37 veces en ‘Tony & Lena Sing’ en Broadway en 1974. Y fue Glinda, la Bruja Buena en ‘El mago’ [The Wiz], la película musical dirigida por Sidney Lumet, entonces su yerno, en 1978.
Luego, en 1981, regresó triunfalmente a Broadway en el exitoso programa ‘Lena Horne: The Lady and Her Music’.
Horne, entonces de 63, ganó posteriormente el Drama Desk Award y un Tony especial por su espectáculo autobiográfico que se mantuvo en Broadway durante más de un año y que produjo también un álbum con la banda sonora y una gira por todo el país antes de llevar el espectáculo a Londres.
Su interpretación de ‘Stormy Weather’ fue naturalmente un éxito rotundo.
En realidad, cantó dos veces la canción, primero como lo había hecho en la película cuando ella era una veinteañera y, dijo en una entrevista, no tenía voz ni como pito.
Luego, al final del espectáculo, electrificó a su audiencia cantándola de nuevo desde la perspectiva de una mujer en sus sesenta, que ha vivido toda una vida de amor y miseria.
Como dice Horne en el documental ‘Lena Horne: In Her Own Voice’: "Mi vida ha girado sobre la supervivencia. En el camino también me hice artista. Ha sido un itinerario interesante. La música fue primero mi refugio, y luego mi salvación".
Horne recibió el premio Kennedy Center Honors en 1984 y el premio a su trayectoria de la National Academy of Recording Arts and Sciences en 1998.
15 de mayo de 2010
10 de mayo de 2010
©los angeles times
cc traducción mQh