murió francisco aguabella
10 de mayo de 2010
Percusionista afrocubano de los tambores sagrados de la santería. Dejó Cuba en los años cincuenta. Tocó con Dizzy Gillespie, Tito Puente, Peggy Lee, Frank Sinatra, Eddie Palmieri, Carlos Santana y the Doors.
Aguabella murió el viernes en su casa en Los Ángeles, informó su hija Menina Givens.
Su carrera "es un testimonio a la existencia y continuidad de una tradición sagrada en el baile y la música, que ha estado presente durante todo el desarrollo de la música popular de estilo afrocubano", dice en su libro de 2006, ‘From Afro-Cuban Rhythms to Latin Jazz’ (2006), del profesor Raúl Fernández, de la Universidad de California en Irvine.
Aguabella tocaba los tambores sagrados de la santería. Dejó Cuba en los años cincuenta para trabajar con la bailarina y coreógrafa Katherine Dunham en la película ‘Mambo’. Llegó a tocar con Dizzy Gillespie, Tito Puente, Peggy Lee, Frank Sinatra, Eddie Palmieri, Carlos Santana, the Doors y muchos otros.
"No era un hombre de muchas palabras", dijo Danilo Lozano, profesor de etnomusicología en el Whittier College y flautista que tocaba con Aguabella en el grupo Jazz on the Latin Side All Stars. "Nos enseñaba siempre, con el tambor, con la música".
""Sabía muy bien qué necesitaba la música para hacerla especial, y estaba continuamente enseñándonos todo sobre la riqueza de la expresión musical", dijo Lozano, que definió a Aguabella como "maestro de maestros".
Aguabella nació el 10 de octubre de 1925, en Matanzas, Cuba. A los doce empezó a tocar los batá, un tambor sagrado con forma de reloj de arena. Se mudó a La Habana en 1947 y finalmente empezó a tocar en uno de los clubes nocturnos más importantes de la ciudad, tocando todos los tipos de tambores afrocubanos, escribió Fernández. Allí es donde lo descubrió Dunham. Se marchó con su troupe de bailarines a Italia para filmar e hizo extensas giras con el grupo, llegando finamente a Estados Unidos.
"Casi toda la gente que aprendió a tocar los tambores sagrados lo tuvieron como profesor. Otorgaba una gran continuidad", dijo el sábado Fernández, profesor del departamento de estudios chicano-latinos de la Universidad de California en Irvine. "Era el continuador de la tradición... Era la única persona en Estados Unidos que aprendió con maestros".
En 1992, Aguabella recibió una beca del programa de legados nacionales de la fundación National Endowment for the Arts. También fue profesor en UCLA.
"Nadie tocaba como él; nadie tenía esa fuerza", dijo Eddie Resto, bajista. "Continuaba la tradición cubana pasando por África".
El trombonista Jules Rowell, que tocó con Aguabella y escribió para él, tocó con él por última vez en el verano pasado. "Pensé repentinamente que su estilo tenía vida propia", dijo Rowell el sábado. "Francisco realmente tenía talento".
Aguabella fue el tema del documental ‘Sworn to the Drum’, estrenado en 1995. "Era increíble, un músico maravilloso y una gran persona", dijo el cineasta Les Blank. "Creo que se sentía honrado de que le prestáramos la atención y el respeto que merecía".
Además de Givens, le sobreviven otra hija, Martica Jenkins; sus hijos Mario y Marco Aguabella; y siete nietos.
9 de mayo de 2010
©los angeles times
cc traducción mQh
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