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nuevas maneras chinas


[Mark Magnier] El gobierno se ha propuesto la monumental tarea, previa a las Olímpiadas de 2008: enseñar buenas maneras a mil millones de personas.
Pekín, China. Hasta Miss Manners palidecería con la tarea a mano: una escuela de buenas maneras para mil millones de personas, un buen número de ellas convencidas de que la vida significa no decir nunca que lo sientes, excúseme o gracias.
No es un seminario sobre cómo usar el tenedor de pescado. Adelantándose a las Olimpíadas de 2008, el gobierno se ha embarcado en una campaña para enseñar buenas maneras al país más populoso del mundo. La campaña ha dejado a los estrategas del gobierno esforzándose por romper algunos de los hábitos más enraizados, incluyendo escupir y orinar en público, conducir como un ‘Road Warrior' [Guerrero de la Carretera] y una inmoderada inclinación a saltarse la cola.
"Creo que están tarde para las Olimpíadas", dijo Zhu Wei, directora de Shanghai Boni Housekeeping Service, una agencia de criadas con referencias que utiliza mayordomos británicos para adiestrar a su personal. "Deberían haber empezado hace 20 años".
China no tiene el monopolio de la conducta grosera. Y muchos alaban a Pekín por intentarlo.
"Algunas maneras de la gente en China son atroces, pero tienes que empezar en alguna parte", dijo Yue-sai Kan, autora de ‘Etiquette for the Modern Chinese'. "Creo que lo que está haciendo el gobierno es fantástico. Me gustaría que hiciera lo mismo el ayuntamiento de Nueva York".
Entre las varias iniciativas para mejorar las maneras se encuentran cursos televisados, esloganes, vallas publicitarias y torneos locales.
Sin embargo, el intento de llevar cortesía a China puede ser un reto mayor que en otras partes, debido a la historia del país. Después de que los comunistas tomaran el poder en 1949, las maneras no fueran dejadas de lado: fueron activamente erradicadas, dicen sociólogos. Eso fue particularmente verdad durante la caótica Revolución Cultural de 1966-1967, cuando el refinamiento fue condenado como un truco de las clases dominantes para inhibir a la gente y mantenerla sumisa.
Ahora China está tratando de ponerse al día a medida que se da cuenta de que para recibir el respeto del mundo debe hacer algo más que producir aparatos como salchichas y construyendo hoteles de cinco estrellas.
"La mayoría de los chinos tienen confianza sobre el hardware para las Olimpíadas de 2008", dijo Ge Chenhong, profesor de la Universidad del Pueblo y asesor del gobierno. "Pero toma más tiempo mejorar el software, especialmente la calidad de la conducta de la gente, y eso es un problema".
En un país donde las campañas masivas, los congresos orquestados por el partido y la pompa siguen siendo importantes, los líderes esperan evitar escenas embarazosas durante las Olimpíadas.
En abril, los referís reprendieron repetidas veces a los fans en un torneo mundial de billar aquí por su falta de maneras, ruidosos arrebatos y discordantes móviles. "La mala conducta no reprendida en los deportes puede crecer como un cáncer y destruir las Olimpíadas", advirtió al día siguiente el diario de gobierno China Daily.
Luego, en julio, en lo que la prensa estatal apodó una "noche de vergüenza", el público de un partido de balonmano se volvió balístico, arrojando objetos e insultando después de que se cometiera una falta contra un jugador chino en un partido contra Puerto Rico.
Aunque las Olimpíadas son un importante motivo para aprender maneras, no es el único. Mejores maneras pueden reducir las fricciones en una sociedad donde la corrupción, la creciente desigualdad de los ingresos y las expropiaciones de tierras se combinan en una explosiva mezcla.
"Las maneras son esenciales para la comunicación interpersonal", dijo Li Lulu, decano del departamento de sociología de la Universidad del Pueblo. "Sin reglas, todos terminamos abollados".
China no está ahorrando esfuerzos en su ofensiva de seducción. Programas de televisión diarios, melodramas y mini-cortos en horarios de máxima audiencia dan clases a nivel nacional sobre cualquier cosa, desde las riñas en público hasta el uso propio de los móviles.
Las universidades realizan torneos de etiqueta, los esloganes en las murallas de los pueblos instan a los campesinos a crear una sociedad civilizada, y los barrios participan en competencias de "comunidad cortés".
Para fines de año, "los malos hábitos de los ciudadanos de la localidad habrán sido erradicados", declaró optimista el China Daily al describir la campaña de seis años en Shanghai, ‘Conviértete En Alguien Adorable'.
Arriba en la lista de las cosas insoportables en muchos sondeos locales es el escupir, que ni siquiera la campaña asociándolo con el síndrome respiratorio agudo grave SARS pudo parar. De hecho, algunos chinos dicen que mejora tu constitución.
Interrogado mientras escupía qué pensaba de la campaña de buenas maneras del gobierno, un vecino del barrio de Shijingshan de Pekín soltó un taco, y gritó: "¡No es nada que te concierna!", para proseguir su camino a toda prisa.
Otros objetivos de las varias campañas incluyen los empujones, los hombres que se pasean semi-desnudos en público, cocinar en la calle, saltarse en la cola y orinar en público.
"La etiqueta gastronómica es otro área importante", dijo el experto del departamento, Kan. "Comer haciendo ruidos, no saber para qué sirve una servilleta, arrojar los huesos a la mesa o al suelo. Pero cualquiera que haya visto los últimos 20 años sabe que puede ser mucho peor".
También era mucho mejor. Los historiadores observan con ironía que China -un país que perfeccionó las sutilezas del buen gusto y maneras hace miles de años- se ha quedado ahora atrás. Algunos lo atribuyen a la pobreza, poca educación y a la erradicación de la clase alta, tradicional adalid de las buenas maneras.
Otros señalan la inmensa huella de Mao Tse-tung, que a menudo despreciaba las convenciones. "Algunos lo pueden haber considerado grosero y vulgar", dijo sobre Mao el periodista americano Edgar Snow en su histórico libro, ‘Estrella roja en China' [Red Star Over China].
Snow describió cómo Mao se rascaba, se sacaba la ropa y realizaba las reuniones desnudo cuando sentía calor, y en una ocasión, "distraídamente da vuelta el cinturón de los pantalones y empieza a buscar intrusos", exactamente piojos y pulgas.
En 1972 Mao asistió en pijama al funeral del Mariscal Chen Yi. Y en 1954, se reunió con el primer ministro británico Clement Attlee de pantalones viejos con parches en la parte de atrás. Un ayudante le preguntó si no quería nuevos pantalones, de acuerdo a la biografía del historiador Chen Jin, y replicó: "No importa. ¿Quién me va a mirar el culo?"
Durante la Revolución Cultural, ser llamado dalaocu, o gordo, o bruto, era un cumplido, cuando los líderes querían desterrar todo lo que estuviera asociado con la tradición. Las maneras no fueron las únicas cosas destruidas en esos años, dijo Guo Shixing, autor de una pieza en 1999 sobre la falta de respeto, titulada ‘Bad Words Street'. "Al desechar las buenas maneras, China destruyó la confianza fundamental entre la gente, un legado que su sociedad todavía está pagando.
Hoy, la riqueza ha llegado tan rápidamente que algunos chinos no han tenido tiempo de absorberlo. "Aquí ves gente que se hizo millonaria de la noche a la mañana, y antes pasaba hambre", dijo June Jamada, decano de la "academia de elegancia" de Shanghai y autora de un libro de etiqueta y éxito de ventas, titulado ‘Tell It Like It Is June'. "No tiene educación, pero tienen dinero. Pero todavía tomando un baño cada tres días".
La campaña de buenas maneras del gobierno tiene sus críticos. Algunos dicen que Pekín ha lanzado tantas campañas -seguid a los líderes, no juguéis a las apuestas, cread una sociedad armoniosa- que a menudo el impacto es insignificante. Otros alegan que los tabúes y prescripciones no logran terminar con las deficiencias más fundamentales, tales como la moral y la ética.
Otros sin embargo, como Peng Lin, profesor de historia y experto en estudios sobre Confucio en la Universidad de Tsinghua, de Pekín, cuestiona la precipitada adopción de China de las maneras occidentales como un modo de impresionar al mundo en 2008. La tendencia ignora las propias tradiciones chinas ricas en li y yi, con su foco en la piedad filial, las obligaciones mutuas y la modestia, dijo Peng.
El asesor del gobierno, Ge, dice que el objetivo principal son valores básicos más sólidos. Pero un mensaje como "Conviértete En una Persona Con Moral" es demasiado abstracto como para ser entendido en un corto publicitario de 15 segundos en la televisión, aunque agregó que tiene que empezar en algún lugar.
La academia de etiqueta de la decano Yamada prefiere empezar arriba. "Me gustaría enseñar a toda China, pero no podemos", dijo. "Así que nuestros servicios se limitan a la clase alta".
Una mañana un fin de semana reciente en Shanghai, ella y la profesora Gigi Pederosa, ex funcionaria de protocolo del gobierno en Perú, enseñó al personal de ventas chino sobre qué hacer con el exclusivo vendedor de relojes Patek Philippe. Durante varias horas de juego de rol, les enseñó a ser amables y acogedores y evitar seguir sumisamente a los clientes en la tienda. "No están vendiendo verduras", dijo.Yamada, hija de un padre taiwanés y madre japonesa, dijo que la academia florecía en parte debido a que los chinos querían aprender de una maestra extranjera.
"Muchas universidades tienen cursos de maneras, pero los estudiantes no se dejan engañar por esos instructores del Partido Comunista", dijo. "Esos viejos no saben ni lo que es. En realidad, deberían venir a mi academia".
También los hombres de negocios se están interesando cada vez más en la conducta apropiada, con la esperanza de aumentar los beneficios. El sitio chino lanzado en internet, Alibaba.com, en 1999, que relaciona a vendedores mayoristas chinos y extranjeros, se encontró pronto haciendo frente a una enorme brecha cultural. Mientras las compañías chinas avanzaban en la producción de montañas de artículos a bajo precio, muchos empleados carecen de maneras o sofisticación necesarias para ganarse la confianza de los clientes en Estados Unidos y Europa.
Desde entonces, Alibaba ha adiestrado a más de 5.000 empresas chinas en cuestiones básica como responder oportunamente, usar un lenguaje cortés y no engañar a los clientes.
"Estamos en una fase en la que las compañías chinas están empezando a pensar en una perspectiva de largo plazo", dijo Porter Erisman, vice-presidente de márketing de Alibaba. "La gente está empezando a entender que operar de buena fe, de modo ético y con buenas maneras ayuda a sobrevivir en el largo plazo".
Mientras los gobiernos educan a las masas, están también tratando de mejorar su propia actuación. Este verano, el gobierno municipal de Pekín lanzó "el mes de educación en maneras profesionales", una de varias campañas a nivel nacional. Más de 100.000 trabajadores están siendo formados para sonreír, ir al trabajo con calcetines y ser higiénicos, entre otras cosas. Una campaña similar en Shanghai aconseja a las mujeres a no teñirse de verde o llevar ropas raras.
Una de las cosas más oscuras que los burócratas esperan erradicar son los kaidangku, los pantalones de cremallera abierta usados por los niños chinos para que puedan desahogarse en cualquier parte. Aunque los pantalones tienden a llamar la atención de los extranjeros, sus defensores dicen que son cómodos, sanos y aceleran el proceso de control del cuerpo.
Huang Wei, 31, empleada de la red de televisión estatal china y madre de una niña de 4 meses, dijo que ella, su madre, su abuela e incontables generaciones los usaron, como lo hace ahora su hija.
Se eriza con la campaña para erradicarlos. Dice: "No veo la relación entre los kaidangku y las Olimpíadas. Es muy flojo. Creo que los burócratas deberían preocuparse más de los escupitajos".
Sin embargo, los kaidangku pueden tener un nuevo uso. Varios sitios chinos en internet promueven ahora los pantalones como potenciadores románticos para matrimonios. "De encaje, para usted y su pareja", promete un sitio. "Transparentes, verdes y encantadores", dice otro.

Yin Lijin contribuyó a este reportaje.

20 de septiembre de 2005
©los angeles times
©traducción mQh


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