pentágono afila estrategia antiterrorista
[Thom Shanker] Como la anterior, la nueva estrategia antiterrorista es clasificada. Advierte que operaciones militares mal concebidas pueden favorecer al terrorismo.
Washington, Estados Unidos. El jefe del Estado Mayor Conjunto ha completado una nueva estrategia antiterrorista clasificada que, por primera vez, ordena a los militares que se concentren en nueve áreas identificadas como necesarias para que operen redes terroristas, dijeron funcionarios de alto nivel del Pentágono, y advierte que operaciones militares mal concebidas pueden favorecer el reclutamiento de los grupos terroristas.
El documento de estrategia, datado al 1 de febrero y firmado por el general Peter Pace, jefe del Estado Mayor Conjunto, y endorsado por el ministro de Defensa, Donald H. Rumsfeld, ordena al ministerio de Defensa emprender una amplia campaña para localizar y atacar o neutralizar a líderes terroristas, sus refugios, redes financieras, métodos de comunicación y capacidad de desplazarse por el planeta. También ordena a los militares que se concentren en los sistemas de recolección de información, personal e ideología de los terroristas.
El documento ordena a los militares derrotar a los terroristas, especificando que hacerlo requiere "operaciones militares continuadas para desarrollar la situación y generar la recolección de datos de inteligencia que nos permitirán un ataque global contra las organizaciones terroristas".
La estrategia completa será distribuida entre los militares en los próximos días, dijeron funcionarios del Pentágono. Una versión no clasificada, de la que se han removido una serie de apéndices ultra-secretos detallando actividades de inteligencia y operaciones militares, fue proporcionada a New York Times por un importante funcionario del Pentágono. Funcionarios militares hablaron sobre el documento sólo a condición de conservar el anonimato.
Un oficial militar dijo que entre las partes clasificadas estaban las redes terroristas específicas que debían ser atacadas, y fechas posibles para esas misiones. El éxito se logrará, afirma el documento, cuando "la ideología extremista violenta y los ataques terroristas" sean "eliminados como una amenaza al modo de vida de las sociedades libres y abiertas", y con "el establecimiento de un ambiente global que sea hostil al extremismo violento, donde los países tengan la capacidad de gobernar sus propios territorios" y "cuenten con leyes, información y otras capacidades que les permiten derrotar a los terroristas en el momento en que emergen".
El nuevo documento ocupa el lugar de una estrategia clasificada antiterrorista escrita hace dos años por el jefe del Estado Mayor Conjunto, que no fue nunca dada a conocer públicamente. Establece un sistema para medir las campañas antiterroristas de las fuerzas armadas, con una revisión del progreso en las nueve áreas cada seis meses. Las revisiones deben determinar si se ha capturado, matado o persuadido a más terroristas a abandonar la lucha violenta que han iniciado.
Un funcionario del Pentágono involucrado en la redacción de la estrategia dijo que el ministerio de Defensa había identificado más de 30 nuevas organizaciones terroristas afiliadas a al Qaeda que habían emergido desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
La inusual admisión sobre el documento del impacto negativo de las campañas militares puede no haber proporcionado ejemplos, pero dice: "El modo en que realizamos las operaciones -escogiendo si, cuándo, dónde y cómo- puede redundar en apoyo ideológico para el terrorismo. El conocimiento de las sensibilidades culturales y religiosas de las poblaciones nativas y la comprensión de cómo utiliza el enemigo las acciones de los militares estadounidenses contra nosotros, deben ser parte del modo de operar en campañas militares".
Esto ha quedado en claro en situaciones que van desde el descrédito sufrido por Estados Unidos después de las revelaciones de los maltratos a detenidos en Abu Ghraib, a casos en que los medios de comunicación árabes enfatizaron fotografías de cruces o rosarios colgando de cañones de armas de soldados estadounidenses. Esas fotografías fueron utilizadas para argumentar que la campaña antiterrorista era una guerra contra el islam. Funcionarios del Pentágono involucrados en la redacción de la estrategia señalan que los intentos de los militares estadounidenses de ayudar a las víctimas del tsunami en el sudeste asiático y de asistir a las víctimas del terremoto en Pakistán hicieron más para contrarrestar la ideología terrorista que cualquier misión de ataque.
El alto funcionario del Pentágono dijo que un importante reto al que se enfrentan los militares era encontrar modos de luchar contra las redes terroristas que operan en países con los que Estados Unidos no está en guerra. Ese trabajo, afirma el documento, requiere que los militares americanos ayuden a otros países a mejorar sus propias capacidades antiterroristas.
El documento también ordena a los militares frenar la proliferación de armas no convencionales y recuperar o eliminar materiales químicos, biológicos o nucleares no controlados, lo que incluye campañas para detectar y supervisar la adquisición y desarrollo de armas no convencionales.
Una parte central del plan, dice el documento, es el concepto de "apoyar a campañas de rechazo del extremismo violento". Esas campañas requieren que se aliente a esos sectores del mundo musulmán que apoyan la inclusión la moderación y la tolerancia.
También llama a los miembros de las fuerzas armadas a "tomar conciencia de la cultura, costumbres, lengua y filosofía de las poblaciones afectadas y del enemigo, para contrarrestar más efectivamente el extremismo y fomentar la democracia, la libertad y la prosperidad económica en el extranjero". Entre otras partes clasificadas del documento hay descripciones de operaciones de inteligencia en curso, así como tareas y tácticas específicas. La versión clasificada incluye también metas, u "objetivos de eliminación".
El funcionario del Pentágono dijo que el documento fue encargado "para integrar varias opiniones contradictorias y puntos de vista sobre cuál debería ser la estrategia militar". El trabajo de redactar lo específico de las campañas militares antiterroristas es responsabilidad del Comando de Operaciones Especiales, de Tampa, Florida.
Se espera para las próximas semanas un "plan global de guerra contra el terrrorismo" más detallado de manos del generla Bryan D. Brown, el comandante del Comando de Operaciones Especiales.
El documento de estrategia, datado al 1 de febrero y firmado por el general Peter Pace, jefe del Estado Mayor Conjunto, y endorsado por el ministro de Defensa, Donald H. Rumsfeld, ordena al ministerio de Defensa emprender una amplia campaña para localizar y atacar o neutralizar a líderes terroristas, sus refugios, redes financieras, métodos de comunicación y capacidad de desplazarse por el planeta. También ordena a los militares que se concentren en los sistemas de recolección de información, personal e ideología de los terroristas.
El documento ordena a los militares derrotar a los terroristas, especificando que hacerlo requiere "operaciones militares continuadas para desarrollar la situación y generar la recolección de datos de inteligencia que nos permitirán un ataque global contra las organizaciones terroristas".
La estrategia completa será distribuida entre los militares en los próximos días, dijeron funcionarios del Pentágono. Una versión no clasificada, de la que se han removido una serie de apéndices ultra-secretos detallando actividades de inteligencia y operaciones militares, fue proporcionada a New York Times por un importante funcionario del Pentágono. Funcionarios militares hablaron sobre el documento sólo a condición de conservar el anonimato.
Un oficial militar dijo que entre las partes clasificadas estaban las redes terroristas específicas que debían ser atacadas, y fechas posibles para esas misiones. El éxito se logrará, afirma el documento, cuando "la ideología extremista violenta y los ataques terroristas" sean "eliminados como una amenaza al modo de vida de las sociedades libres y abiertas", y con "el establecimiento de un ambiente global que sea hostil al extremismo violento, donde los países tengan la capacidad de gobernar sus propios territorios" y "cuenten con leyes, información y otras capacidades que les permiten derrotar a los terroristas en el momento en que emergen".
El nuevo documento ocupa el lugar de una estrategia clasificada antiterrorista escrita hace dos años por el jefe del Estado Mayor Conjunto, que no fue nunca dada a conocer públicamente. Establece un sistema para medir las campañas antiterroristas de las fuerzas armadas, con una revisión del progreso en las nueve áreas cada seis meses. Las revisiones deben determinar si se ha capturado, matado o persuadido a más terroristas a abandonar la lucha violenta que han iniciado.
Un funcionario del Pentágono involucrado en la redacción de la estrategia dijo que el ministerio de Defensa había identificado más de 30 nuevas organizaciones terroristas afiliadas a al Qaeda que habían emergido desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
La inusual admisión sobre el documento del impacto negativo de las campañas militares puede no haber proporcionado ejemplos, pero dice: "El modo en que realizamos las operaciones -escogiendo si, cuándo, dónde y cómo- puede redundar en apoyo ideológico para el terrorismo. El conocimiento de las sensibilidades culturales y religiosas de las poblaciones nativas y la comprensión de cómo utiliza el enemigo las acciones de los militares estadounidenses contra nosotros, deben ser parte del modo de operar en campañas militares".
Esto ha quedado en claro en situaciones que van desde el descrédito sufrido por Estados Unidos después de las revelaciones de los maltratos a detenidos en Abu Ghraib, a casos en que los medios de comunicación árabes enfatizaron fotografías de cruces o rosarios colgando de cañones de armas de soldados estadounidenses. Esas fotografías fueron utilizadas para argumentar que la campaña antiterrorista era una guerra contra el islam. Funcionarios del Pentágono involucrados en la redacción de la estrategia señalan que los intentos de los militares estadounidenses de ayudar a las víctimas del tsunami en el sudeste asiático y de asistir a las víctimas del terremoto en Pakistán hicieron más para contrarrestar la ideología terrorista que cualquier misión de ataque.
El alto funcionario del Pentágono dijo que un importante reto al que se enfrentan los militares era encontrar modos de luchar contra las redes terroristas que operan en países con los que Estados Unidos no está en guerra. Ese trabajo, afirma el documento, requiere que los militares americanos ayuden a otros países a mejorar sus propias capacidades antiterroristas.
El documento también ordena a los militares frenar la proliferación de armas no convencionales y recuperar o eliminar materiales químicos, biológicos o nucleares no controlados, lo que incluye campañas para detectar y supervisar la adquisición y desarrollo de armas no convencionales.
Una parte central del plan, dice el documento, es el concepto de "apoyar a campañas de rechazo del extremismo violento". Esas campañas requieren que se aliente a esos sectores del mundo musulmán que apoyan la inclusión la moderación y la tolerancia.
También llama a los miembros de las fuerzas armadas a "tomar conciencia de la cultura, costumbres, lengua y filosofía de las poblaciones afectadas y del enemigo, para contrarrestar más efectivamente el extremismo y fomentar la democracia, la libertad y la prosperidad económica en el extranjero". Entre otras partes clasificadas del documento hay descripciones de operaciones de inteligencia en curso, así como tareas y tácticas específicas. La versión clasificada incluye también metas, u "objetivos de eliminación".
El funcionario del Pentágono dijo que el documento fue encargado "para integrar varias opiniones contradictorias y puntos de vista sobre cuál debería ser la estrategia militar". El trabajo de redactar lo específico de las campañas militares antiterroristas es responsabilidad del Comando de Operaciones Especiales, de Tampa, Florida.
Se espera para las próximas semanas un "plan global de guerra contra el terrrorismo" más detallado de manos del generla Bryan D. Brown, el comandante del Comando de Operaciones Especiales.
5 de febrero de 2006
©traducción mQh
1 comentario
Jordan Trunner -