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oficio: redactor pornógrafo


[Charles McGrath] Editando Hustler: un trabajo sucio que Allan MacDonell debía hacer.
Allan MacDonell no suda ni tiembla. No tiene la piel pálida. Aunque lleva gafas oscuras, te mira con sus propios ojos, ojos que según sus propios cálculos examinaban cerca de mil fotografías obscenas al día y unos 20 videos pornográficos a la semana.
Hasta que fue despedido hace tres años, MacDonell, 50, trabajó durante casi 20 años en Larry Flint Publications, un imperio que es conocido en el mundo de las revistas, sin ironía, como una revista para "hombres sofisticados". Ha escrito un libro sobre su carrera, ‘Prisoner of X’, que publica este mes Feral House, en el que explica cómo pasó de ser corrector de pruebas en Hustler, el buque insignia el imperio de Flynt, al mero tope de la empresa como editor ejecutivo, y fue también director de revistas satélites como Barely Legal, Chic, Asian Fever y Busty Beauties.
Entre sus logros cuenta haber preparado para su publicación artículos como ‘You’re Cheating Smart: Getting Away With a Little on the Side’ [Lo Estás Haciendo Bien: Librándote y Con Algo Extra] y una serie sobre violaciones a manos de extraterrestres, entre ellos ‘"Alien Sex Crimes: Inside the Extraterrestrial Breeding Program’ [Crímenes Sexuales de los Alienígenas: Al Interior del Programa de Reproducción de los Extraterrestres].
Durante el período que culminó con la impugnación de Bill Clinton, también encabezó la campaña de Flynt en 1998 para exponer la hipocresía de los parlamentarios republicanos ofreciendo hasta un millón de dólares a mujeres que pudieran declarar sobre encuentros sexuales con ellos. Esta táctica provocó eventualmente la caída de Robert L. Livingston, un diputado republicano de Louisiana y orador de la Cámara de Representantes, que confesó inicialmente relaciones adúlteras y luego, después de un par de días en que trató de aferrarse a su posición, renunció a la Cámara.
De hecho, en Nueva York para promover su libro en el programa de Howard Stern en la radio, MacDonell admitió hace poco que Hustler no tenía demasiadas pruebas contra Livingston, excepto unos pocos datos y rumores. "La mayor parte eran simplemente tretas".
MacDonell (que pronuncia su apellido al modo escocés, con el acento en la última sílaba) dijo que pensaba que era el empleado de Flynt que conservó por más tiempo y de manera continuada su posición, pero dijo que N. Morgan Hagen, que interrumpió su carrera con un año sabático, había probablemente trabajado más años que él.
Hagen era el jefe de correcciones de Hustler, responsables de finuras estilísticas como los decretos de que como substantivo y como adjetivo, la palabra ‘porn’ era preferible a ‘porno’, y que el término vulgar para fellatio [blow job] debía imprimirse como una sola palabra, no dos.
En cuanto a los otros empleados de Hustler, MacDonell dijo que eran en su mayor parte un reparto giratorio del que se encuentra típicamente en todas las redacciones de revistas: jóvenes, talentosos, individuos sin una carrera clara pero ansiosos de probarse como escritores.
"Si puedes escribir sobre este tipo de cosas de un modo interesante, entonces puedes escribir de manera interesante sobre cualquier cosa", dijo, agregando que aparte de unos pocos deslices, como un editor de caricaturas que fue procesado por abusos sexuales de su hija, el personal era de muchos modos mucho más corriente de lo que se podía imaginar.
Leyendo el libro uno concluye que la oficina de Hustler, abundante en política, celos y puñaladas por la espalda, era una oficina como cualquier otra, excepto que al jefe, el mercurial e impetuoso Flynt, le gustaba llevar colgando de una cadenilla al cuello una enjoyada vagina de platino.
"Cuando estábamos contratando, queríamos saber si la gente se sentía cómoda con el material", dijo MacDonell, refiriéndose al carácter explícito de Hustler. "Pero no queríamos que fueran demasiado ávidos".
En el libro, MacDonell escribe que terminó trabajando para Flynt más o menos por accidente. Estaba viviendo en Los Angeles con su primera mujer y un día ella lo sorprendió con un ejemplar de Hustler en el baño y se le ocurrió rápidamente algo parecido a esa frase bendecida por el tiempo que dice que uno puede leer los artículos sin mirar las fotografías. Dijo que no los estaba leyendo, sino que estudiando para aprender a escribir para trabajar en Hustler, y finalmente eso fue lo que hizo.
Fue partida de Hustler fue igualmente un accidente. Durante un tiempo, dijo, se había ido irritando cada vez más sobre algunos aspectos de su trabajo -especialmente mirando videos pornográficos-, y después del 11 de septiembre del 2001 también le frustraba la insistencia de Flynt en insertar a un escritor, al que MacDonell llama Features en el libro, con las tropas en Afganistán.
"Eso ya no era un truco publicitario", dijo MacDonell. "Pensé que el tipo corría realmente peligro".
MacDonell dijo que había empezado a "poner en peligro" su propio trabajo, pero sin ganas de renunciar derechamente. En lugar de eso, en una escena contada con detalles en el libro, dice que en un asado en homenaje a Flynt ""inconscientemente aprovechó un furioso trasfondo de resentimiento" y fue demasiado lejos burlándose de su patrón. Más tarde Flynt lo perdonó, o así lo pareció, pero la reconciliación sólo duró 16 días.
En una entrevista telefónica Flynt dijo que había oído sobre el libro, pero que no lo había leído y negó que se hubiese sentido ofendido durante el asado. "Eso es ridículo", dijo. "Yo soy el Rey del Lodo. ¿Cómo puede decir alguien que eso manchar mi reputación?"
Dijo que despidió a MacDonell porque, como él mismo MacDonell lo admite en el libro, el negocio marchaba mal, y agregó: "Hemos perdido la mitad de nuestros lectores, y en ese momento pensé que no tenía otra alternativa que renovar".
Hoy, dijo MacDonell, sus sentimientos hacia su antiguo empleador son complejos, pero continúa admirando a Flynt como el héroe de la Primera Enmienda, un innovador y un patrón que daba a su personal un montón de libertad creativa.
"No sé lo que piensa Larry sobre mí", dijo, "pero fuimos amigos durante un largo tiempo. Trabajando para él hice cosas que de otro modo no habría hecho nunca. Vi desde dentro cosas de la vida sobre las que sentía curiosidad".
Pero en los tres años que han pasado desde su partida, dijo Macdonell, no ha tenido "síntomas de abstinencia" y sólo ha visto un video pornográfico. Él y su segunda esposa, Theresa McAllen, una modista, tienen un "matrimonio muy convencional", observó.
Se conocieron hace doce años en una cita ciega, y cuando ella se enteró de dónde trabajaba, lo dudó un poco, contó él, pero lo superó rápidamente debido a que tiene "una increíble confianza en sí misma". Flynt asistió a la boda, agregó, y después de la reunión con el famoso pornógrafo, la suegra de MacDonell, una devota católica, dijo que era tan encantador como Ted Kennedy.
MacDonell todavía extraña la revista, dijo, y no le molestaría trabajar en otra algún día, aunque, dado su currículum, no cree que eso vaya a ocurrir dentro de poco. Ahora que ‘Prisoner of X’ ha salido, está trabajando en algunos guiones en tiene el proyecto de escribir un libro sobre la base de un artículo que escribió una vez para Hustler: ‘Tipos Asquerosos: Porqué Nos Quieren las Mujeres’.
"Sé algunas cosas", dice. "Miro al doctor Phil y creo que sé tanto como él sobre las relaciones".

29 de abril de 2006
©new york times
©traducción mQh
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