legalizando la marihuana en usa
[Peter Carlson] El legendario cabildero de la marihuana, Keith Stroup, deja la dirección de NORML después de 34 años sin haber conseguido su objetivo: legalizarla.
Washington, Estados Unidos. Keith Stroup tiene la boca seca. Y el cerebro empañado. El más famoso cabildero de la marihuana de Estados Unidos reconoce que una poderosa droga le ha desordenado sus ideas.
Esa droga no es la marihuana, aunque él la fuma casi todos los días, por la noche. Es un medicamento frío. Tomó algo esta mañana, dice, y le hace sentirse atontado, perdido, colocado.
"No me gusta tomarlo", dice. "Pero se me caían los mocos y no hacía más que sonarme y pensé que debía tomar algo".
Con una camisa azul brillante y un traje azul oscuro, Stroup me recibe en su impecable escritorio en las ordenadas oficinas de NORML, la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes sobre la Marihuana. Fundó NORML en 1970 y ahora, 34 años después, se retira a los 61 de su posición de director ejecutivo del grupo de presión pro-marihuana.
"Cuando cumplí 60, me miré al espejo y vi a este hombre canoso y me dije: Creo que necesitamos líderes más jóvenes'", cuenta. "Tiene que ver con que necesitamos más energía, perspectivas más frescas, ideas nuevas. No es que yo esté listo para irme a una residencia. Pero creo que necesitamos a alguien más joven para dirigir la organización".
Allen St. Pierre, 39, el subdirector de NORML durante los últimos diez años, se hará cargo. Stroup, que se casó recientemente por tercera vez, se dedicará a labores de asesoría y a dictar conferencias.
En la pared hay un foto de Stroup en vaqueros arengando a un grupo de hippies frente a la Casa Blanca en los años 70.
"Acostumbrábamos a celebrar el 4 de julio fumando porros en el Parque de Lafayette", dice. "Creo que fue una época. ¡Todo ese chusma de tíos sin camisa!"
Su archivador está decorado con pegatinas -"Di Sí a la Legalización"- y un billete gratuito para un concierto de Willie Nelson. Nelson, cuya afición a la marihuana es célebre, ha sido un partidario de NORML durante muchos años.
En los años setenta, Keith Stroup estuvo lo más cerca de la fama roquera al que puede aspirar un cabildero de Washington. Era amigo de los Allman Brothers y de Jimmy Buffet. Parrandeaba con Willie Nelson y con el hijo presidencial Chip Carter. Tenía sexo en el legendario antro de la mansión de Playboy, donde Hugh Hefner organizaba veladas para reunir fondos para NORML.
El hombre al que llamaban Mister Marihuana' creció en una granja de Illinois, se graduó por la Universidad de Illinois en 1965 y se marchó a Washington, donde se inscribió en la Facultad de Derecho de Georgetown y consiguió un trabajo de 50 dólares a la semana en el despacho del senador de Illinois, Everett Dirksen, que le hizo conocer los tejemanejes del Capitolio.
Entretanto, había empezado a fumar marihuana y a participar en manifestaciones contra la guerra, a veces simultáneamente.
Terminó sus estudios de derecho en 1968, se casó y encontró un nuevo trabajo en la recién nombrada Comisión Federal de Seguridad de Productos del Consumidor. Inspirado por el trabajo del joven y ardiente partidario del consumo de marihuana Ralph Nader, Stroup tuvo una idea: Formaría un grupo de consumidores de fumadores de marihuana, una organización para cabildear por su legalización. Era como construir con castillos en el aire y la idea flotaba en las cabezas de una multitud de fumadores de hierba, pero Stroup lo logró: obtuvo 5.000 dólares de capital inicial de la Fundación Playboy y abrió una oficina en su sótano.
Cortejando la respetabilidad, Stroup reunió un directorio que incluía a profesores de Harvard, el antiguo fiscal general el general Ramsey Clark y, más tarde, a los senadores Phil Hart y Jacob Javits. Stroup contó su historia en televisión, dictó conferencias en universidades y testificó ante el Congreso y legislaturas estatales.
Un Informe Positivo
En 1972 Stroup obtuvo una inesperada ayuda de una fuente poco probable: La Comisión Nacional sobre la Marihuana y Abuso de Drogas, nombrada por el presidente Nixon, publicó su informe final, concluyendo que la marihuana era relativamente inofensiva y que la posesión de menos de una onza debería ser legal. Nixon rechazó el informe, el que Stroup usó como un arma de su cabildeo en su campaña cada vez más exitosa para reducir la penalización por posesión de marihuana.
En 1975 cinco estados -Alaska, California, Colorado, Maine y Ohio- anularon las penas por posesión de pequeñas cantidades de hierba. En 1976, Jimmy Carter, que durante su campaña defendió la despenalización de la marihuana, fue elegido presidente. En 1977 Stroup visitó la Casa Blanca para reunirse con el asesor para políticas de drogas de Carter, Peter Bourne. Pronto NORML estaba jugando softball en la Casa Blanca.
Parecían buenos tiempos para NORML. Públicamente, Stroup predecía que la marihuana sería legal en un par de años. En privado, él y sus compinches de NORML bromeaban con la idea de formar un grupo de defensa de otra droga que habían comenzado a disfrutar: cocaína.
Luego, en octubre de 1977, aduaneros canadienses hallaron un porro en un bolsillo de Stroup y lo detuvieron. No fue demasiado malo: Canadá tenía leyes liberales sobre la marihuana, y el juez lo dejó marcharse después de pagar una multa de 100 dólares.
Expulsado de Canadá
Pero en el aeropuerto de vuelta a casa, agentes aduaneros canadienses registraron su equipaje y encontraron un porro y un frasco con restos de cocaína. Arrestado otra vez, le pusieron una multa de 300 dólares y lo expulsaron de Canadá.
De regreso en Washington, estuvo cabildeando por una ley para prohibir el financiamiento federal de un polémico programa que rociaba las plantaciones de marihuana en México con el herbicida paraquat [gramoxone],que causaba lesiones pulmonares a la gente que fumaba la hierba contaminada. Stroup pidió a Bourne, el asesor de drogas de Carter, que apoyara el proyecto de ley. Bourne se negó. Stroup se indignó. Para él, el problema era moral: ¡Los federales estaban envenenando deliberadamente a los fumadores de marihuana!
Para vengarse, Stroup filtró en 1978 un secreto al columnista Jack Anderson: Bourne había esnifado cocaína en la fiesta de Navidad de NORML en 1977. Cuando la historia salió a luz, Bourne dijo a los periodistas que él sólo había tocado la cocaína en esa fiesta, sin llegar a esnifarla. Bourne perdió su trabajo.
Pero también Stroup. A la gente de NORML no le gustaban los soplones.
"Cuando pienso en lo que ocurrió", dice Stroup, "creo que fue la cosa más estúpida que he hecho en mi vida".
Nadie "en su sana mente", agrega, pondría en peligro una relación con un importante funcionario de la Casa Blanca por una riña de poca importancia.
¿Es posible que no estuviese en su "sana mente" porque a menudo estaba demasiado colocado?
"Sí", dice. "Yo creo que es posible que mi propio uso de cocaína haya tenido algo que ver con eso".
En esos días, él, como otros muchos, pensaba que la coca era inofensiva. Ahora sabe mejor. "La cocaína es letal", dice.
Después de dejar NORML en 1979, Stroup se dedicó cuatro años a trabajar como abogado. "Todos mis clientes tenían que ver con drogas", dice. "Los únicos que habían escuchado hablar de mí eran personas detenidas por cargos de drogas".
Desafortunadamente, no eran el tipo de transgresores de la ley de drogas que a él le gustaban -gente que había sido agarrada con un poco de hierba. La mayoría eran traficantes de cocaína y, como se daría cuenta pronto, eran gángsteres.
"Así que lo dejé", dice, "y volví al trabajo de interés público".
Stroup, que se había vuelto a casar, ocupó posiciones de cabildeo y la de director ejecutivo de la Asociación Nacional de Abogados Defensores.
En 1995, NORML, dividida por luchas internas, pidió a Stroup que volviera. El movimiento para legalizar la marihuana había encallado. En los años setenta, 11 estados habían despenalizado la marihuana; en los ochenta, ninguno lo hizo. La cruzada "Dí Simplemente No", de Nancy Reagan, y la mortífera difusión del crack condujo a una represión de las drogas. NORML estuvo al borde de la quiebra, políticamente impotente y acosada por peleas internas.
Stroup salvó a NORML de la autodestrucción, dice St. Pierre, pero "no pudo volver a hacer lo que hizo en los años setenta".
NORML, se arrastra ahora con un presupuesto de apenas 750.000 dólares al año, la mayoría por concepto de subscripción de sus 12 mil miembros. No es demasiado dinero como para hacer campañas, así que NOMRL es ahora en gran parte una organización de consumidores de marihuana que proporciona datos para eludir los controles de droga y provee de asesoría legal a fumadores arrestados.
Tom Riley, portavoz oficial de zar federal de las drogas, John Walters, dice: "Keith y gente como él se han estado golpeando la cabeza contra la pared durante años diciendo: Legalicemos la marihuana'. Pero ahora están todavía más lejos de su objetivo que hace 20 años".
Un Porro Al Día
"No tengo ninguna duda de que el día en que muera, habré fumado marihuana", dice Stroup. Él fuma casi todas las noches. Tras llegar a casa se sirve un vaso de chardonnay, enciende un porro y pone el telediario. Dice que no fuma marihuana cuando tiene que trabajar o conducir
Su nueva esposa no comparte su pasión por la marihuana. Tampoco su hija de 35, que dio a luz recientemente, transformando a Stroup en abuelo. A él no le preocupa que no fumen y cree que el hecho de que él sí fume no debe preocupar a nadie.
"No hay absolutamente nada malo con fumar marihuana", dice, "y no debería preocupar al gobierno".
8 de febrero de 2005
24 de febrero de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh
Esa droga no es la marihuana, aunque él la fuma casi todos los días, por la noche. Es un medicamento frío. Tomó algo esta mañana, dice, y le hace sentirse atontado, perdido, colocado.
"No me gusta tomarlo", dice. "Pero se me caían los mocos y no hacía más que sonarme y pensé que debía tomar algo".
Con una camisa azul brillante y un traje azul oscuro, Stroup me recibe en su impecable escritorio en las ordenadas oficinas de NORML, la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes sobre la Marihuana. Fundó NORML en 1970 y ahora, 34 años después, se retira a los 61 de su posición de director ejecutivo del grupo de presión pro-marihuana.
"Cuando cumplí 60, me miré al espejo y vi a este hombre canoso y me dije: Creo que necesitamos líderes más jóvenes'", cuenta. "Tiene que ver con que necesitamos más energía, perspectivas más frescas, ideas nuevas. No es que yo esté listo para irme a una residencia. Pero creo que necesitamos a alguien más joven para dirigir la organización".
Allen St. Pierre, 39, el subdirector de NORML durante los últimos diez años, se hará cargo. Stroup, que se casó recientemente por tercera vez, se dedicará a labores de asesoría y a dictar conferencias.
En la pared hay un foto de Stroup en vaqueros arengando a un grupo de hippies frente a la Casa Blanca en los años 70.
"Acostumbrábamos a celebrar el 4 de julio fumando porros en el Parque de Lafayette", dice. "Creo que fue una época. ¡Todo ese chusma de tíos sin camisa!"
Su archivador está decorado con pegatinas -"Di Sí a la Legalización"- y un billete gratuito para un concierto de Willie Nelson. Nelson, cuya afición a la marihuana es célebre, ha sido un partidario de NORML durante muchos años.
En los años setenta, Keith Stroup estuvo lo más cerca de la fama roquera al que puede aspirar un cabildero de Washington. Era amigo de los Allman Brothers y de Jimmy Buffet. Parrandeaba con Willie Nelson y con el hijo presidencial Chip Carter. Tenía sexo en el legendario antro de la mansión de Playboy, donde Hugh Hefner organizaba veladas para reunir fondos para NORML.
El hombre al que llamaban Mister Marihuana' creció en una granja de Illinois, se graduó por la Universidad de Illinois en 1965 y se marchó a Washington, donde se inscribió en la Facultad de Derecho de Georgetown y consiguió un trabajo de 50 dólares a la semana en el despacho del senador de Illinois, Everett Dirksen, que le hizo conocer los tejemanejes del Capitolio.
Entretanto, había empezado a fumar marihuana y a participar en manifestaciones contra la guerra, a veces simultáneamente.
Terminó sus estudios de derecho en 1968, se casó y encontró un nuevo trabajo en la recién nombrada Comisión Federal de Seguridad de Productos del Consumidor. Inspirado por el trabajo del joven y ardiente partidario del consumo de marihuana Ralph Nader, Stroup tuvo una idea: Formaría un grupo de consumidores de fumadores de marihuana, una organización para cabildear por su legalización. Era como construir con castillos en el aire y la idea flotaba en las cabezas de una multitud de fumadores de hierba, pero Stroup lo logró: obtuvo 5.000 dólares de capital inicial de la Fundación Playboy y abrió una oficina en su sótano.
Cortejando la respetabilidad, Stroup reunió un directorio que incluía a profesores de Harvard, el antiguo fiscal general el general Ramsey Clark y, más tarde, a los senadores Phil Hart y Jacob Javits. Stroup contó su historia en televisión, dictó conferencias en universidades y testificó ante el Congreso y legislaturas estatales.
Un Informe Positivo
En 1972 Stroup obtuvo una inesperada ayuda de una fuente poco probable: La Comisión Nacional sobre la Marihuana y Abuso de Drogas, nombrada por el presidente Nixon, publicó su informe final, concluyendo que la marihuana era relativamente inofensiva y que la posesión de menos de una onza debería ser legal. Nixon rechazó el informe, el que Stroup usó como un arma de su cabildeo en su campaña cada vez más exitosa para reducir la penalización por posesión de marihuana.
En 1975 cinco estados -Alaska, California, Colorado, Maine y Ohio- anularon las penas por posesión de pequeñas cantidades de hierba. En 1976, Jimmy Carter, que durante su campaña defendió la despenalización de la marihuana, fue elegido presidente. En 1977 Stroup visitó la Casa Blanca para reunirse con el asesor para políticas de drogas de Carter, Peter Bourne. Pronto NORML estaba jugando softball en la Casa Blanca.
Parecían buenos tiempos para NORML. Públicamente, Stroup predecía que la marihuana sería legal en un par de años. En privado, él y sus compinches de NORML bromeaban con la idea de formar un grupo de defensa de otra droga que habían comenzado a disfrutar: cocaína.
Luego, en octubre de 1977, aduaneros canadienses hallaron un porro en un bolsillo de Stroup y lo detuvieron. No fue demasiado malo: Canadá tenía leyes liberales sobre la marihuana, y el juez lo dejó marcharse después de pagar una multa de 100 dólares.
Expulsado de Canadá
Pero en el aeropuerto de vuelta a casa, agentes aduaneros canadienses registraron su equipaje y encontraron un porro y un frasco con restos de cocaína. Arrestado otra vez, le pusieron una multa de 300 dólares y lo expulsaron de Canadá.
De regreso en Washington, estuvo cabildeando por una ley para prohibir el financiamiento federal de un polémico programa que rociaba las plantaciones de marihuana en México con el herbicida paraquat [gramoxone],que causaba lesiones pulmonares a la gente que fumaba la hierba contaminada. Stroup pidió a Bourne, el asesor de drogas de Carter, que apoyara el proyecto de ley. Bourne se negó. Stroup se indignó. Para él, el problema era moral: ¡Los federales estaban envenenando deliberadamente a los fumadores de marihuana!
Para vengarse, Stroup filtró en 1978 un secreto al columnista Jack Anderson: Bourne había esnifado cocaína en la fiesta de Navidad de NORML en 1977. Cuando la historia salió a luz, Bourne dijo a los periodistas que él sólo había tocado la cocaína en esa fiesta, sin llegar a esnifarla. Bourne perdió su trabajo.
Pero también Stroup. A la gente de NORML no le gustaban los soplones.
"Cuando pienso en lo que ocurrió", dice Stroup, "creo que fue la cosa más estúpida que he hecho en mi vida".
Nadie "en su sana mente", agrega, pondría en peligro una relación con un importante funcionario de la Casa Blanca por una riña de poca importancia.
¿Es posible que no estuviese en su "sana mente" porque a menudo estaba demasiado colocado?
"Sí", dice. "Yo creo que es posible que mi propio uso de cocaína haya tenido algo que ver con eso".
En esos días, él, como otros muchos, pensaba que la coca era inofensiva. Ahora sabe mejor. "La cocaína es letal", dice.
Después de dejar NORML en 1979, Stroup se dedicó cuatro años a trabajar como abogado. "Todos mis clientes tenían que ver con drogas", dice. "Los únicos que habían escuchado hablar de mí eran personas detenidas por cargos de drogas".
Desafortunadamente, no eran el tipo de transgresores de la ley de drogas que a él le gustaban -gente que había sido agarrada con un poco de hierba. La mayoría eran traficantes de cocaína y, como se daría cuenta pronto, eran gángsteres.
"Así que lo dejé", dice, "y volví al trabajo de interés público".
Stroup, que se había vuelto a casar, ocupó posiciones de cabildeo y la de director ejecutivo de la Asociación Nacional de Abogados Defensores.
En 1995, NORML, dividida por luchas internas, pidió a Stroup que volviera. El movimiento para legalizar la marihuana había encallado. En los años setenta, 11 estados habían despenalizado la marihuana; en los ochenta, ninguno lo hizo. La cruzada "Dí Simplemente No", de Nancy Reagan, y la mortífera difusión del crack condujo a una represión de las drogas. NORML estuvo al borde de la quiebra, políticamente impotente y acosada por peleas internas.
Stroup salvó a NORML de la autodestrucción, dice St. Pierre, pero "no pudo volver a hacer lo que hizo en los años setenta".
NORML, se arrastra ahora con un presupuesto de apenas 750.000 dólares al año, la mayoría por concepto de subscripción de sus 12 mil miembros. No es demasiado dinero como para hacer campañas, así que NOMRL es ahora en gran parte una organización de consumidores de marihuana que proporciona datos para eludir los controles de droga y provee de asesoría legal a fumadores arrestados.
Tom Riley, portavoz oficial de zar federal de las drogas, John Walters, dice: "Keith y gente como él se han estado golpeando la cabeza contra la pared durante años diciendo: Legalicemos la marihuana'. Pero ahora están todavía más lejos de su objetivo que hace 20 años".
Un Porro Al Día
"No tengo ninguna duda de que el día en que muera, habré fumado marihuana", dice Stroup. Él fuma casi todas las noches. Tras llegar a casa se sirve un vaso de chardonnay, enciende un porro y pone el telediario. Dice que no fuma marihuana cuando tiene que trabajar o conducir
Su nueva esposa no comparte su pasión por la marihuana. Tampoco su hija de 35, que dio a luz recientemente, transformando a Stroup en abuelo. A él no le preocupa que no fumen y cree que el hecho de que él sí fume no debe preocupar a nadie.
"No hay absolutamente nada malo con fumar marihuana", dice, "y no debería preocupar al gobierno".
8 de febrero de 2005
24 de febrero de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh
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