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acusan a espía de envenenamiento


[Kim Murphy] Gran Bretaña acusa a un ex agente de la KGB de homicidio por envenenamiento.
Londres, Gran Bretaña. Fiscales británicos dijeron hoy que tenían suficientes pruebas para acusar a un ex agente de la KGB rusa de asesinato en el caso del disidente ruso Alexander Litvinenko, que fue envenenado por un isótopo radioactivo que ingirió aparentemente con una taza de té.
Poniendo fin a meses de investigación y empezando un nuevo capítulo diplomático en el complejo caso, la Fiscalía de la Corona anunció que pedirá la extradición inmediata de Andre Lugovoy, un consultor de seguridad privado en Moscú que se reunió con Litvinenko horas antes de que este se sintiera enfermo.
"He concluido que la evidencia que nos envió la policía es suficiente para acusar a Andrei Lugovoy del asesinato de Litvinenko, por envenenamiento", dijo Ken Macdonald, director de procesos públicos.
Dijo que el gobierno pediría que Lugovoy "sea llevado rápidamente a un tribunal londinense para ser procesado por este crimen extraordinariamente grave".
La constitución de Rusia no permite la extradición de sus ciudadanos, y se espera que el caso resulte en un nuevo y contencioso obstáculo diplomático a las relaciones entre Gran Bretaña y Rusia, ya maltratadas por los poco exitosos intentos de extraditar a otros dos disidentes rusos que han obtenido asilo político en Gran Bretaña.
"Este fue un crimen grave. Estamos pidiendo, y esperamos la completa cooperación de las autoridades rusas para entregar al autor a la justicia británica", dijo Margaret Beckett, ministro británica de Relaciones Exteriores. Dijo que el mensaje fue "redactado en términos severos" y entregado al embajador ruso, que fue llamado esta mañana al ministerio de Relaciones Exteriores.
Una portavoz del ministerio dijo que el gobierno "no especulará" sobre lo que podría pasar si, tal como se espera, Rusia rechaza la petición de extradición.
"Estamos esperando la respuesta. Este fue un crimen muy grave que no puede quedar impune", dijo.
Litvinenko, un ex investigador del crimen organizado para los servicios secretos rusos, murió el 23 de noviembre, tres semanas después de reunirse con Lugovoy y otros rusos en un bar en el exclusivo hotel Mayfair, que sigue clausurado, así como la casa de Litvinenko.
Cayó enfermo inmediatamente después de la reunión y languideció durante semanas en la cama de un hospital londinense, debilitándose gradualmente, perdiendo el pelo y sufriendo disfunciones de sus órganos vitales.
Las autoridades británicas encontraron más tarde huellas importantes de polonio radioactivo 210, el químico usado para matar a Litvinenko, en el avión en el que viajó Lugovoy, así como en el cuarto de hotel que ocupó.
La inmensa mayoría del suministro mundial de polonio 210 es fabricado en un laboratorio estatal ruso ultrasecreto cerca de la ciudad de Samara.
Lugovoy, un ex agente de la KGB que dirige una firma consultora en seguridad privada en Moscú, ha negado toda implicación en el envenenamiento y sugiere que él fue expuesto al polonio durante una reunión anterior con Litvinenko. Dijo que se estaba reuniendo con disidentes rusos para discutir un posible acuerdo de negocios.
En Moscú, los fiscales dijeron que no excluyen la posibilidad de que Lugovoy sea procesado por un tribunal ruso.
"Un ciudadano ruso que ha cometido un delito en el territorio de un país extranjero debe ser procesado en Rusia con las pruebas reunidas por el estado extranjero", dijo a periodistas la portavoz de la fiscalía, Marina Gridneva.
Dijo que las autoridades rusas estudiarían "en detalle" las acusaciones en relación con su propia investigación sobre la muerte de Litvinenko.
La agencia de noticias Interfax informó hoy tarde que Lugovoy había insistido en que él no era culpable de la muerte de Litvinenko y "promete hacer sensacionales revelaciones sobre el caso de Litvinenko".
La agencia de noticias citó a Lugovoy diciendo que no había recibido ninguna notificación oficial de los cargos.
"Nunca he tenido motivos ni objetivos ni subjetivos para cometer el crimen del que me acusan en Londres", dijo. "He creído siempre que el poder judicial británico está por encima de este tipo de conjeturas", agregó, diciendo que se sentía "consternado por esta actitud prejuiciada e injusta" y que no se quedaría callado.
Amigos y familiares de Litvinenko, que fue durante largo tiempo un crítico del gobierno ruso del presidente Vladimir V. Putin y que en su lecho de muerte emitió una declaración acusando a Putin de estar implicado en su envenenamiento, se mostraron discretamente deleitados.
"Ahora, antes que nada, son acusados a los ojos de la opinión pública. Debido a que toda persona razonable sabe que esto fue un trabajo sucio ordenado por el gobierno", dijo Alex Goldfarb, un amigo de Litvinenko de toda la vida que ha escrito un libro sobre su muerte, ‘Death of a Dissident: The Poisoning of Alexander Litvinenko and the Return of the KGB', en colaboración con la viuda de Litvinenko, Marina.
Marina Litvinenko se reunió hoy con el embajador ruso en Gran Bretaña a petición de la embajada rusa.
"El embajador ruso me dijo que se había perjudicado la reputación del gobierno ruso por los comentarios en torno al asesinato de mi marido. Le sugerí que la mejor manera de recuperar la reputación de Rusia sería colaborando plenamente con la petición de extradición. Eso probaría que no hubo participación del gobierno", dijo en una declaración después de la reunión.
"Para mí es importante que mi marido no haya muerto en vano, y que los que cometieron el asesinato sean llevados a justicia en el Reino Unido".

Sergei L. Loiko en Moscú y Alicia Lozano en Londres contribuyeron a este reportaje.

25 de mayo de 2007
22 de mayo de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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