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terrorismo y montajes policiales


Casos de terrorismo: Se empieza normalmente con una delación y una operación encubierta, seguida por un montón de publicidad y controversia.
[Deborah Hastings] Nueva York, Estados Unidos. Un caso en cuestión son los cuatro musulmanes acusados la semana pasada de conspirar para hacer volar sinagogas y aviones militares. El informante es un delincuente condenado e inmigrante paquistaní convertido en informante hace siete años para evitar ser deportado. Esta no fue su primera excursión en operaciones encubiertas para las autoridades federales.
Con considerable fanfarria el FBI, desde el 11 de septiembre de 2001, viene anunciado una constante serie de redadas antiterroristas. En la mayoría de los casos las operaciones encubiertas fueron exageradas y sólo lograron capturar a desafortunados pelafustanes. Pero las autoridades federales dicen que esas detenciones han salvado vidas.
Pero ¿qué ocurre con estos casos después de que se han apagado los focos de los medios y el ruido desaparece? ¿Sirven para algo las delaciones?
"La mayoría de esos tipos no llegan a ser juzgados", dijo el analista de seguridad Bruce Schneier. "No son cerebros criminales. Son idiotas. Las detenciones causan mucho ruido, y luego se olvidan".
Los hombres de Nueva York detenidos la semana pasada eran ex convictos con mala suerte. Ante un tribunal federal, uno de ellos admitió que hace poco se había colocado con un porro. "Fumo habitualmente", le dijo al juez. Pero no se preocupe, agregó: "Entiendo perfectamente lo que dice".
James Cromitie, David Williams, Onta Williams y Laguerre Payen se veían tranquilos cuando comparecieron el jueves ante el tribunal, con las manos esposadas. No pidieron ningún convenio y se les negó la libertad bajo fianza. Si son condenados, pueden pasar el resto de sus vidas en la cárcel.
Las autoridades federales se enorgullecen de su trabajo, diciendo que los agentes han impedido numerosos atentados ahogándolos en la cuna. Entre los casos más publicitados que fueron primera plana están la supuesta trama para volar la Sear Tower en Chicago y las tuberías de gas subterráneas del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, y las acusaciones de que otro grupo preparaba un ataque contra la base militar del Fort Dix en Nueva Jersey, disfrazados de repartidores de pizza.
Sin embargo, las estadísticas de tribunales muestran que la mayoría de los casos de terrorismo en el país no llegan a la fase de juicio.
De acuerdo al informante Shahed Hussain, que ayudó al FBI en 2004 haciéndose pasar por traficante de armas, conoció a los hombres arrestados la semana pasada en una mezquita local.
Cromitie, el presunto cerebro, dijo a Hussain: "Odio a esos conchade..., esos bastardos judíos, esos... Me gustaría demolerles su sinagoga", según la demanda.
Hussain los llevó a prácticas de tiro y les entregó armas y artefactos explosivos que, sin que los acusados lo supieran, eran falsos.
"Donde vaya, florecen las conspiraciones", dijo el abogado Terence L. Kindlon, que representa a uno de los dos hombres sentenciados a quince años de cárcel sobre la base de las declaraciones de Hussain en un caso de 2004 en que se los acusó de lavado de dinero para financiar un plan terrorista ficticio.
"No estamos engañando y alentando a nadie a cometer delitos", dijo Joseph M. Demarest, director del FBI en Nueva York. "Sólo les ayudamos a concretar sus deseos".
El fiscal Eric Snyder dijo: "Es difícil imaginar un plan más tenebroso".
Que es casi exactamente lo que dijo en 2007 la fiscal de entonces, Roslynn Mauskopf, cuando anunció el desbaratamiento de un presunto plan para volar las tuberías de gas del aeropuerto JFK. Russell Defrietas -descrito por sus vecinos como un hombre que dormía en su coche y no sabía ni leer ni escribir- fue detenido con otros tres tras el trabajo de un informante del FBI, un vendedor de drogas con dos condenas.
Mauskopf lo llamó "uno de los planes más tenebrosos imaginables". Dos años después, Defrietas, del que su abogado dice que está "mentalmente desequilibrado", y otros tres hombres, fueron encarcelados en Brooklyn. Todavía no se fija la fecha del juicio.
Como en el caso de la semana pasada, hubo "una muy activa participación de un informante encubierto", dijo el abogado Daniel Noble, que representa a Abdel Nur, uno de los acusados por el caso del aeropuerto. "Nunca pasó nada", dijo. "La pregunta es si hubiese pasado algo sin el informante".
Ese punto fue repetido por Schneier, de la firma de seguridad del Grupo BT. "¿El FBI está fabricando terroristas? ¿Qué pasaría si les dejáramos hacer lo que quieren? Caerían en manos de un informante del FBI, y luego se los ayuda e incita [a cometer actos de terrorismo]".
En Detroit, una acusación contra cuatro hombres fue saludada como una importante victoria contra el terrorismo, en lugar de un bochornoso incidente. En 2004, un juez federal desechó los cargos de terrorismo contra dos condenados después de varias faltas graves de la fiscalía e informaciones dudosas de un estafador que vivía con los acusados y estaba tratando de que le redujeran una sentencia de reclusión. Finalmente uno de los hombres fue deportado y los otros absueltos.
Cintas de video requisadas en casa de los acusados fueron presentadas como tomas para preparar un atentado terrorista. De acuerdo a declaraciones en el juicio, eran videos de vacaciones hechos en locaciones turísticas, incluyendo Disneyland.
Sin embargo, los montajes policiales y los informantes dudosos no son suficientes para impedir condenas y severos castigos.
En diciembre, cinco extranjeros fueron condenados por conspirar para matar soldados estadounidenses en el caso de Fort Dix. Cuatro de ellos fueron condenados a reclusión perpetua. El quinto fue sentenciado a 33 años. Estos juicios descansaron pesadamente en las declaraciones de dos informantes pagados del FBI que grabaron en secreto sus reuniones y llamadas telefónicas durante una operación de quince meses y ayudaron a los hombres a contactarse con un vendedor de armas.
Durante la investigación, uno de los hombres llamó a un agente de policía de Filadelfia diciéndole que había sido aproximado por alguien que lo estaba presionando para conseguir un plano de Fort Dix y sospechaba que el asunto tuviera que ver con terroristas.
Pero eso no influyó en los jurados.
El fiscal interino Ralph Marra dijo que esperaba que las sentencias sirvieran como advertencia.
"Os vamos a atrapar antes de que podáis hacer algo", dijo. "Y os vamos a castigar severamente".

28 de mayo de 2009
25 de mayo de 2009
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