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murió crystal lee sutton


Sindicalista. Inspiró la película galardonada con un Oscar, ‘Norma Rae’. Empezó su lucha cuando fue despedida de una fábrica textil en Carolina del Norte, debido a sus actividades sindicalistas.
[Elaine Woo] Falleció el 11 de septiembre, en Burlington, Carolina del Norte, Crystal Lee Sutton, cuya lucha contra los dueños de fábricas textiles revigorizó la larga campaña por la sindicalización de los trabajadores textiles y fue el núcleo dramático de la película ‘Norma Rae’, que ganó un Oscar. Tenía 68 años.
La causa de su muerte fue un cáncer cerebral, informó su hijo Jay Jordan.
En 1973 Sutton estaba trabajando en la planta textil J.P. Stevens en Roanoke Rapids, en Carolina del Norte. Hastiada de los bajos salarios y las condiciones de trabajo, se unió al Sindicato de Trabajadores Textiles de Estados Unidos y se convirtió en una organizadora cuyas actividades le significó pronto la venganza de la dirección.
Poco después de ser despedida, escribió la palabra "SINDICATO" en un pedazo de cartón, se subió a una mesa en medio del taller de la fábrica y levantó el letrero para que lo pudieran ver todas sus compañeras. Sorprendidas por su coraje, apagaron las máquinas y se congregaron en torno a la madre de 33 años que ganaba 2.65 dólares por hora.
Algunas hicieron el signo de la victoria, pero todavía pasarían años antes de que los dueños aceptaran negociar con el sindicato.
Ese día la victoria fue vencer el temor.
"Defiende las ideas en las que crees, sin que te importen las consecuencias", dijo Sutton el año pasado al Burlington Times News, reflexionando sobre su icónica protesta. "No te rindas, y di siempre lo que crees".
Su rebelión inspiró una de las escenas más memorables de la historia del cine, cuando fue representada por la actriz Sally Field en una actuación que le reportó un Oscar por su ‘Norma Rae’ (1979).
Sutton era "una mujer extraordinaria cuyas valientes luchas causaron un impacto perdurable en este país y, sin duda alguna, en mí misma", dijo Field en una declaración tras la muerte de Sutton. "Retratar a Crystal Lee en ‘Norma Rae’, aunque basándose libremente en ella, me edificó no solamente como actriz, sino como ser humano".

Nacida como Crystal Lee Pulley en Roanoke Rapids el 31 de diciembre de 1940, Sutton se describió como una "cabeza de pelusa" cuyos padres y abuelos habían sido trabajadores textiles. A los diecisiete trabajaba en el turno de cuatro de la tarde a medianoche en J.P. Stevens, recargando las lanzaderas de los rápidos telares.
"Recuerdo mi primer día. Había tanto ruido y estaba el lugar tan polvoriento que me eché a llorar porque no oía nada. Y sentía que me había tapado de pelusas, así que me fui a almorzar a los baños", recordaba en el libro ‘Hard Times Cotton Mill Girls’, de Victoria Byerly.
Fue la primera de su familia en terminar la secundaria y se casó a los diecinueve, tuvo su primer hijo a los veinte, estaba viuda antes de los veintiuno y dio a luz a un niño a los veintidós. Volvió a casarse y tuvo su tercer hijo a los veinticinco.
En 1972, después de una serie de trabajos como camarera y costurera, volvió a J.P. Stevens para trabajar en una unidad que empaquetaba las toallas de regalo. Llevaba cerca de cinco meses en el trabajo cuando asistió a su primera reunión sindical. Pronto empezó a lucir una chapa del sindicato, y empezaron los problemas.
La llamaron a la oficina central por faltas menores. ("Hablar demasiado, pasar demasiado tiempo en el baño", le dijo a Bylerly). Cada vez que llamaban, se armaba con un libro que le había regalado el sindicalista Eli Zivkovich, titulado ‘What the Company Will Do for You’. Las páginas estaban en blanco. Usaba el libro para apuntar las quejas de sus patrones, lo que, contó, "los hacía resoplar. No podían creer que yo estuviera haciendo eso".
El 30 de mayo de 1973 estaba parada frente al tablero de anuncios copiando una carta de la dirección contra el sindicato en la que se decía que el sindicato estaría formado fundamentalmente por afroamericanos. Un montó de encargados le dijeron a Sutton que parara, pero los ignoró a todos, dobló su copia de la carta y la metió en su sujetador, "pensando que, bueno, nadie trataría de recuperarla de ahí".
La despidieron.
Cuando volvió al taller a recoger sus pertenencias, le pidió un rotulador a una compañera. Le contó a Byerly lo que pasó después: "Lo cogí y tomé un pedazo de cartón y escribí la palabra SINDICATO encima y, por alguna razón, no sé por qué, me subí a la mesa y empecé a girar lentamente para que todas pudieran ver el letrero. Estaban impresionadas y empezaron a apagar las máquinas y se acabaron los ruidos. La gente empezó a mostrarme el signo de la victoria".
Luego llegó la policía y se la llevaron, pataleando y chillando, a la cárcel.
Al año siguiente, en 1974, el sindicato ganó el derecho a representar a tres mil trabajadores textiles en siete plantas en Roanoke Rapids, incluyendo a J.P. Stevens. "La valentía de Crystal ayudó a asegurar la victoria", la primera gran victoria en una planta de Stevens, dijo el historiador Timothy Minchin, una autoridad sobre la larga campaña sindical allá.
En 1978 Sutton fue readmitida en su trabajo y recibió trece mil dólares en salarios impagos, pero volvió a trabajar por sólo dos días, porque entonces ya estaba viviendo en otra ciudad.
En 1980 hizo una gira de charlas por diecinueve ciudades que generaron una cobertura mayormente positiva sobre la lucha sindical, que se concentró en un boycot nacional contra los productos de Stevens. En octubre de ese año, el gigante textil firmó un contracto con el sindicato.
Las actividades sindicales de Sutton tensaron el matrimonio con su segundo marido, Larry Jordan Jr. Terminaron divorciándose. Le sobreviven su tercer marido, Lewis Sutton Jr.; tres hijos; dos hijos adoptivos; dos hermanas; cinco nietos; y seis biznietos.
Su heroísmo inspiró el libro ‘Crystal Lee, A Woman of Inheritance’ (1975), de Henry P. Leifermann. ‘Norma Rae’ se basó en el libro.
Mencionando su preocupación sobre la precisión histórica, Sutton pidió tener el derecho de aprobación del guión, pero le fue negado y no permitió que los productores utilizaran su nombre en la película. Más tarde entabló una demanda contra ellos, ganado una pequeña compensación que no la hizo rica. Su marido tenía dos trabajos y ella trabajó en varias posiciones mal pagadas, como criada y guardia de seguridad, hasta que su salud empezó a declinar.
"No es necesario que me recuerden", dijo al diario de Burlington el año pasado, "pero si soy recordada, me gustaría que lo hiciesen como la mujer que se preocupaba intensamente de los trabajadores pobres y de la gente pobre de Estados Unidos y el mundo".

12 de octubre de 2009
20 de septiembre de 2009
©los angeles times 
©traducción mQh
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