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violencia en jamaica


Jamaica está en calma, pero tensa. Las fuerzas de seguridad siguen en alerta después de días de violentos enfrentamientos con pandilleros leales a Christopher ’Dudus’ Coke. Cientos de detenidos siguen encerrados en estadios deportivos.
[Chris Kraul] Kingston, Jamaica. Los enfrentamientos a tiros entre pandillas de narcotraficantes y fuerzas de seguridad han disminuido, pero las tensiones persisten el viernes mientras las fuerzas de seguridad continúan en estado de alerta con cientos detenidos recluidos todavía en estadios y muchos parientes de víctimas de los enfrentamientos denuncian no poder retirar los cuerpos de sus seres queridos.
Un breve recorrido autorizado por la policía del borde oriental de la barriada de Tivoli Gardens, escenario de gran parte de los violentos incidentes durante la semana, delata la intensidad del conflicto provocado el domingo noche cuando el gobierno anunció de que arrestaría a Christopher ‘Dudus’ Coke, el padrino más poderoso de la ciudad y presunto narcotraficante, para extraditarlo a Estados Unidos.
Una comisaría de policía de tres plantas en Coronation Market, una de las cuatro estaciones de policía que fueron atacadas esta semana por fuerzas leales a Coke, fue reducida a cenizas. Los puestos del mercado usualmente ajetreado, que atienden a Tivoli Gardens, estaban prácticamente vacíos, y las calles, sembradas de escombros. Un vendedor ambulante miraba las tropas en un vehículo blindado de transporte de personal y se negó a hablar con el periodista. "No confío absolutamente en nadie", dijo.
La cifra oficial de bajas oficial después de seis días de violencia es de 73, aunque el ex primer ministro Edward Seaga dijo el jueves en una entrevista por televisión que cree que podría llegar a 250. Los esfuerzos de la policía por arrestar a Coke fueron torpes, dijo. Agregó que el primer ministro Bruce Golding debería renunciar.
Cerca de quinientas personas han sido detenidas, y muchas de ellas fueron dejadas en libertad. Contribuyendo a la confusión, el New York Daily News informó que Coke estaba en Nueva York preparándose para entregarse a las autoridades allá, aunque el comisario de policía de Jamaica, Owen Ellington, dijo el viernes que creía que Coke estaba en Jamaica.
Las autoridades estadounidenses solicitaron la extradición de Coke en agosto después de ser acusado por una corte federal en Nueva York por cargos de tráfico de drogas y armas. Esta semana, mientras las fuerzas armadas jamaicanas realizaban barridas de seguridad, pandilleros leales a Coke ofrecieron resistencia, enfrentándose a tiros a los soldados.
Mientras la ciudad se recupera lentamente de la violencia, los bancos multinacionales y organizaciones de ayuda exploraban la posibilidad de convocar a una cumbre de emergencia la semana entrante para proponer un "mini Plan Marshall" con cientos de millones de dólares en ayuda económica para Jamaica, según fuentes familiarizadas con la reunión.
Los rumores sobre el plan surgieron después de que organizaciones de ayuda, junto con el Fondo Monetario Internacional, aprobaran un paquete de ayuda de mil doscientos millones de dólares en enero para el país económicamente arruinado.
Aunque muchos negocios en el centro de Kingston volvieron a abrir sus puertas el viernes después de estar cerrados durante gran parte de la semana, las tropas implementaron un toque de queda desde el atardecer hasta el amanecer para la mayor parte de la capital. La embajada estadounidense abrió el jueves, pero el aviso del Departamento de Estado advirtiendo a los estadounidenses a mantenerse alejados sigue en vigor.
Una multitud se apiño a la entrada de la Arena Nacional en el Parque de la Independencia esperando saber sobre sus familiares detenidos durante las barridas que empezaron el domingo y continuaron la noche del jueves. Los parientes rodearon a un periodista para darle nombres de familiares cuando se difundió el rumor de que le dejarían entrar. La policía no ha permitido que la prensa hable con los detenidos.
Catharine Bremer, vendedora callejera, dijo que sus dos hijos, de 26 y 24, fueron detenidos el jueves por policías de paisano. "El gobierno no nos dice cómo están, así que eso me tiene muy preocupada", dijo. "No puedo ni comer ni dormir".
Una decena de parientes se agolparon frente a la morgue de Madden justo por fuera de un cordón policial en Tivoli Gardens, donde más de cincuenta cadáveres yacen en cámaras frigoríficas, según una fuente en la morgue que habló a condición de conservar el anonimato por temor a que el gobierno tome represalias. El viernes tarde la policía todavía no permitía que los familiares identificaran o retiraran cuerpos. Las autopsias oficiales no se realizarán sino la próxima semana.
Uno de los que esperaban frente a la morgue era Debbie Dale, cuyo hijo, Jamies, 21, fue asesinado a balazos en su casa en el barrio de Kingston Three el miércoles. Dijo que cerca de diez agentes derrumbaron la puerta y le dispararon a quemarropa.
"Me llevaron fuera de la casa mientras lo interrogaban. Entonces oí los disparos. Lo sacaron arrastrándolo por los pies, lo arrojaron a una furgoneta y se marcharon. Sólo entonces pude entrar a casa. Había sangre en todas partes", dijo Dale. "Dijeron que murió en una balacera, pero él no tenía armas".
Los vecinos denunciaron que algunas de los asesinatos cometidos por las fuerzas de seguridad son arbitrarios.
Hablando frente a la morgue, Lisa Jones contó que el miércoles iba caminando con su novio, Ian Gardner, en la comuna de Mountainview en Kingston cuando fueron detenidos por fuerzas de seguridad, que se llevaron a Gardner a una tienda cercana, donde los asesinaron a balazos. Un pariente de Gardner dijo que dos agentes de policía habían sido asesinados en la zona la noche anterior y la policía andaba "buscando a alguien para vengarse".

5 de junio de 2010
28 de mayo de 2010
©los angeles times
cc traducción mQh
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