refugiados a la calle
[Nico de Fijter] Ámsterdam, Holanda. Proximamente veremos seguramente cómo de nuevo los solicitantes de asilo son echados a la calle. En Groningen y Friesland ya ha ocurrido, y a otros ya se les ha comunicado que dentro de poco tienen que marcharse. Los alcaldes están indignados. Pero las conversaciones con la ministra Verdonk no ha dado resultados.
Eso es lo que dicen los alcaldes y las organizaciones de refugiados hoy en Trouw y en el programa De Ochtenden', de Radio 1. Se trata de solicitantes de asilo a quienes se les aplica la nueva ley de extranjería, osea los que llegaron a Holanda después del 1 de abril de 2001. A finales del año pasado, la ministra Verdonk, de Extranjería e Integración, prometió, bajo presión de la cámara de diputados, que los solicitantes de asilo a quienes debía aplicárseles la antigua ley de extranjería, no serían echados a la calle hasta que la nueva política de deportaciones no se pusiese a andar.
Prometió a la Federación de Ayuntamientos Holandeses que se encargaría de un plan de retorno para los solicitantes de asilo rechazados a quienes debiese aplicárse la nueva ley. Los ayuntamientos concluyeron de sus palabras que también los nuevos casos de personas en esa situación hasta ese momento no serían echadas a la calle. Pero parece que no está siendo así.
Gerritse, el alcalde de Haren: "Todos suponíamos que en cualquier caso nadie sería echado a la calle. Se trate d la ley que sea.". También las organizaciones de refugiados del norte de Holanda creían que todos los solicitantes de asilo podían permanecer en el centro de acogida. Pero también ellos han confirmado que también allí se está expulsando a la gente. Gerritse ha recibido hasta el momento cuatro notificaciones de desalojo. "De tres muchachos, que acaban de convertirse en mayores de edad, y una joven madre con un niño de tres". Gerritse no puede impedirlo. Sólo podrá actuar en caso de que se esperen problemas de orden público. "Según la policí ade extranjería no es el caso". Gerritse teme que estos solicitantes de asilo rechazados vayan a dar a la calle, porque no se han ofrecido otros centros de acogida. En Friesland ya están en la calle varios solicitantes de asilo, bajo la amenaza de ser deportados inminentemente a destino desconocido.
"Uno de ellos es una mujer de Sudán con azúcar en la sangre", declaró Klaas Harink, del departamento friso de la organización de refugiados Vluchtelingenwerk. Mañana también expulsan a una familia de Kosovo del centro de acogida de Ameland.
Los alcaldes de las cuatro provincias del norte quieren que la ministra Verdonk trate a los refugiados rechazados bajo la nueva ley del mismo modo que a los rechazados bajo la ley antigua: pueden permanecer en el centro de acogida donde se encuentren hasta que se abran los prometidos centros de partida. Según la nueva ley de extranjería un refugiado rechazado tiene 28 días para arreglar su regreso a su país de origen. Luego debe salir del centro de acogida.
El alcalde de Westerveld, Meijer, portavoz de sus colegas del norte, dice: "Le hemos pedido a la ministra que permita a los refugiados quedarse en los centro más de 28 días si ello fuera necesario, de manera que no acaben en la calle. Ella prometió un plan de retorno para estos solicitantes de asilo. Estamos esperando por él".
'Pasar la fregona con el grifo abierto', llama Meijer a estos desalojos. "Está naciendo un nuevo grupo de ilegales". Meijer no cree que que haya de nuevo que instalar centros de ayuda. Porque de eso es justamente de lo que se quieren deshacer los ayuntamientos.
Según un portavoz de Justicia "ha estado claro desde el principio" que sólo los solicitantes de asilo a quienes se les aplique la antigua ley de extranjería pueden permanecer en los centros de acogida. "Que los ayuntamientos hayan concluido otra cosa es su asunto".
29 abril 2004 ©trouw ©traducción mQh
Eso es lo que dicen los alcaldes y las organizaciones de refugiados hoy en Trouw y en el programa De Ochtenden', de Radio 1. Se trata de solicitantes de asilo a quienes se les aplica la nueva ley de extranjería, osea los que llegaron a Holanda después del 1 de abril de 2001. A finales del año pasado, la ministra Verdonk, de Extranjería e Integración, prometió, bajo presión de la cámara de diputados, que los solicitantes de asilo a quienes debía aplicárseles la antigua ley de extranjería, no serían echados a la calle hasta que la nueva política de deportaciones no se pusiese a andar.
Prometió a la Federación de Ayuntamientos Holandeses que se encargaría de un plan de retorno para los solicitantes de asilo rechazados a quienes debiese aplicárse la nueva ley. Los ayuntamientos concluyeron de sus palabras que también los nuevos casos de personas en esa situación hasta ese momento no serían echadas a la calle. Pero parece que no está siendo así.
Gerritse, el alcalde de Haren: "Todos suponíamos que en cualquier caso nadie sería echado a la calle. Se trate d la ley que sea.". También las organizaciones de refugiados del norte de Holanda creían que todos los solicitantes de asilo podían permanecer en el centro de acogida. Pero también ellos han confirmado que también allí se está expulsando a la gente. Gerritse ha recibido hasta el momento cuatro notificaciones de desalojo. "De tres muchachos, que acaban de convertirse en mayores de edad, y una joven madre con un niño de tres". Gerritse no puede impedirlo. Sólo podrá actuar en caso de que se esperen problemas de orden público. "Según la policí ade extranjería no es el caso". Gerritse teme que estos solicitantes de asilo rechazados vayan a dar a la calle, porque no se han ofrecido otros centros de acogida. En Friesland ya están en la calle varios solicitantes de asilo, bajo la amenaza de ser deportados inminentemente a destino desconocido.
"Uno de ellos es una mujer de Sudán con azúcar en la sangre", declaró Klaas Harink, del departamento friso de la organización de refugiados Vluchtelingenwerk. Mañana también expulsan a una familia de Kosovo del centro de acogida de Ameland.
Los alcaldes de las cuatro provincias del norte quieren que la ministra Verdonk trate a los refugiados rechazados bajo la nueva ley del mismo modo que a los rechazados bajo la ley antigua: pueden permanecer en el centro de acogida donde se encuentren hasta que se abran los prometidos centros de partida. Según la nueva ley de extranjería un refugiado rechazado tiene 28 días para arreglar su regreso a su país de origen. Luego debe salir del centro de acogida.
El alcalde de Westerveld, Meijer, portavoz de sus colegas del norte, dice: "Le hemos pedido a la ministra que permita a los refugiados quedarse en los centro más de 28 días si ello fuera necesario, de manera que no acaben en la calle. Ella prometió un plan de retorno para estos solicitantes de asilo. Estamos esperando por él".
'Pasar la fregona con el grifo abierto', llama Meijer a estos desalojos. "Está naciendo un nuevo grupo de ilegales". Meijer no cree que que haya de nuevo que instalar centros de ayuda. Porque de eso es justamente de lo que se quieren deshacer los ayuntamientos.
Según un portavoz de Justicia "ha estado claro desde el principio" que sólo los solicitantes de asilo a quienes se les aplique la antigua ley de extranjería pueden permanecer en los centros de acogida. "Que los ayuntamientos hayan concluido otra cosa es su asunto".
29 abril 2004 ©trouw ©traducción mQh
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