PINOCHET DESAFORADO
columna de mérici
La Corte Suprema chilena ha desaforado al ex dictador Augusto Pinochet por los crímenes cometidos por órdenes directas de él por el escuadrón de la muerte que recorrió el país asesinando a los opositores al régimen en los primeros meses después del cruento golpe de estado de 1973. Las víctimas de la bestia fascista superan las tres mil personas. En teoría, el dictamen de la Corte permitiría llevar al ex general a juicio.
Sin embargo, no ha de esperarse mucho, ni de la justicia de ese país, ni de los políticos que actualmente lo dirigen. Ya antes se ha intentado infructuosamente llevar al asesino a tribunales. Cuando el juez español Baltasar Garzón intentó someterle a juicio en España, fue el propio gobierno chileno, de cuño socialista, el que se encargó de frustrar sus planes y negoció falsamente su retorno a Chile prometiendo que se le sometería a juicio en su propio país.
Desgraciadamente, nada de esto ocurrió. El pacto sellado por los socialistas y los militares impidió entonces llevar a justicia al criminal. Y no es probable, vista la hoja de servicios del actual gobierno, que ocurra ahora. Ya buscarán los socialistas una nueva solución para el general.
Además, llevar a juicio a Pinochet ahora no sería más que un acto simbólico de justicia, ya que en razón de su edad no puede ser encarcelado.
Ha de observarse también que Chile abolió, presumiblemente pensando en el dictador, la pena de muerte, que es la única sentencia que merece.
Es una lástima tener que tolerar que este aborrecible criminal muera en la cama de alguna muerte natural. Pero es quizá mejor para todos que la justicia, aunque mínima, prosiga su curso. Chile ya no cuenta con héroes.
Sin embargo, no ha de esperarse mucho, ni de la justicia de ese país, ni de los políticos que actualmente lo dirigen. Ya antes se ha intentado infructuosamente llevar al asesino a tribunales. Cuando el juez español Baltasar Garzón intentó someterle a juicio en España, fue el propio gobierno chileno, de cuño socialista, el que se encargó de frustrar sus planes y negoció falsamente su retorno a Chile prometiendo que se le sometería a juicio en su propio país.
Desgraciadamente, nada de esto ocurrió. El pacto sellado por los socialistas y los militares impidió entonces llevar a justicia al criminal. Y no es probable, vista la hoja de servicios del actual gobierno, que ocurra ahora. Ya buscarán los socialistas una nueva solución para el general.
Además, llevar a juicio a Pinochet ahora no sería más que un acto simbólico de justicia, ya que en razón de su edad no puede ser encarcelado.
Ha de observarse también que Chile abolió, presumiblemente pensando en el dictador, la pena de muerte, que es la única sentencia que merece.
Es una lástima tener que tolerar que este aborrecible criminal muera en la cama de alguna muerte natural. Pero es quizá mejor para todos que la justicia, aunque mínima, prosiga su curso. Chile ya no cuenta con héroes.
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