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no musulmanes, sino criminales


Musulmanes o no, los secuestradores de los niños de Beslan son más que nada criminales. Sus actos no los motivan ni determinan ni su fe ni sus objetivos, sino sus intenciones criminales. El mundo musulmán condena fuertemente los asesinatos.
Los criminales que tomaron como rehenes a los niños en su escuela en el primer día de clases y son responsables de la muerte de al menos 335 personas en Beslan, Rusia, han suscitado su condena universal. Las escalofriantes imágenes de hileras e hileras de cadáveres, muchos de ellos de estudiantes de instituto, hicieron que líderes musulmanes conderaran fuertemente a los terroristas y declararan que los hechores no actuaron en nombre de su fe.
El máximo clérigo egipcio, el gran jeque Mohammed Sayed Tantawi, dijo durante las oraciones del viernes que "aquellos que llevan a cabo secuestros no son musulmanes, sino criminales".
En una manifestación en Moscú que reunió a cerca de 100.000 personas un importante líder musulmán dijo que los terroristas, de los que se cree que eran hombres y mujeres de la república de Chechenia predominantemente musulmana, "no son musulmanes... ni siquiera son seres humanos".
Las atrocidades en Iraq, como las decapitaciones o el asesinato de doce trabajadores nepaleses por un grupo que se llama a sí mismo el Ejército Islamita de Iraq, que exhibió los asesinatos en su página web la semana pasada, también se han ganado la repulsa dentro y fuera del mundo musulmán. Algunos prominentes árabes, horrorizados por las muertes en Rusia, sugirieron que los autocráticos gobiernos de Oriente Medio, plagados por la corrupción y que se reclaman musulmanes, se han transformado en semilleros de terroristas. Es una opinión que, aunque familiar en Estados Unidos, se oye rara vez en la censurada prensa de Oriente Medio.
Lo que ocurrió en Beslan fue mucho más horrible que una toma de rehenes, debido a que se trató de un acto de terror dirigido específicamente contra niños. Pero los gobiernos que deben hacer frente a esos ataques deben saber qué es lo que lleva a esos crímenes y encontrar un medio para drenar los pantanos que los producen. Chechenos horrorizados por el secuestro de los niños la semana pasada se enfurecieron al ver cómo, durante la toma de la escuela, soldados rusos en Chechenia capturaban a niños y ancianos emparentados con los líderes chechenos rebeldes. También, la amenaza del máximo general ruso el miércoles de atacar a los terroristas "en cualquier región del mundo" preocupará a la vecina Georgia, donde supuestamente se ocultan los chechenos, y a países como Qatar, donde dos agentes rusos fueron condenados en junio por el atentado con bomba que terminó con la vida de un líder rebelde checheno.
El acto del jueves en Moscú se transformó en una manifestación a favor del presidente Vladimir V. Putin, que ha prometido terminar con el terrorismo. Además, la manifestación produjo ominosos comentarios racistas, en el sentido de que la gente de piel oscura debía ser expulsada de la capital rusa.
Putin debería denunciar esos sentimientos y, como hizo el presidente Bush después del 11 de septiembre de 2001, separar al islam y la inmensa mayoría de sus fieles de los fanáticos que siembran el terror en nombre de su religión.
Los rusos deberían reconocer que la tragedia de Beslan ha llevado a gente en todo el mundo a donar dinero a la ciudad y a unirse en su duelo. Sin embargo, esa buena voluntad puede ser despilfarrada si los rusos sucumben al racismo y al deseo de una estúpida venganza.

10 de septiembre de 2004
©losangelestimes
©traducción mQh

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