china viola derechos humanos
[Mark Magnier] Mientras China se prepara para actuar de anfitriona de los Juegos Olímpicos de Verano 2008, los activistas comienzan a presionar al país para que mejore sus antecedentes sobre derechos humanos. Pero se enfrentan a la oposición de instituciones de derechos humanos financiadas por el gobierno chino.
Pekín, China. El video muestra a un atleta olímpico acercándose a la línea de salida y preparándose para la carrera. Parece chino, como también el funcionario con la pistola de salida que eleva su arma al cielo. En el último instante, sin embargo, el funcionario baja la pistola y dispara contra el corredor.
El video es de un grupo francés de derechos civiles, Juntos contra la Pena de Muerte -y que ha sido mostrado en festivales de cine y otras ocasiones en Europa antes de que se apagaran las luces de Atenas-, sugiere que los grupos de derechos humanos se están movilizando rápida y agresivamente para colocar a China en la mira. Cuatro años antes de que Pekín organice su presentación en sociedad -los Juegos de Verano de 2008-, el evento se está transformando en uno de los eventos deportivos globales más polémicos de la historia reciente.
Los Juegos Olímpicos no son ajenos a la política. Y aunque China ha dado grandes pasos económicamente, su autoritario sistema político lo transforma en un blanco por excelencia de los activistas de derechos humanos.
Los grupos cívicos están cada vez más entendidos a la hora de iniciar campañas llamativas en los medios de comunicación para dar publicidad a sus causas. Están mejor coordinados. Y el público atiende; hay un creciente interés en China como un nuevo poder económico.
"Los grupos de derechos humanos que se ocupan de China están definitivamente encima de la ola", dijo Nicolás Becquelin, de Hong Kong, director de investigación de Human Rights en China, un grupo cívico con sede en Nueva York. "Los derechos humanos son un barómetro de un sistema político sano, y vemos este evento global como un modo de hacer que China se responsabilice. Necesitan hacer algo más que organizar un evento importante, con un guión perfecto".
El Comité Olímpico Internacional hará lo suyo para mantener los asuntos políticos lo más lejos posible de los estadios y de los contratos de patrocinio de billones de dólares. Sin embargo, la historia de los Juegos está repleta de ejemplos de grupos que se apoderaron del podio.
Los ejemplos incluyen el intento de Hitler en 1936 de exalzar la superioridad aria; los puños levantados de los afro-americanos Tommie Smith y John Carlos cuando recibían sus medallas en los Juegos en Ciudad de México en 1968; el asesinato de once atletas y entrenadores israelíes, cometido por palestinos en los Juegos en Munich en 1972; y el boycot estadounidense de los Juegos en Moscú en 1980, a raíz de la invasión soviética de Afganistán, seguido cuatro años más tarde por el boycot ruso en represalia de los Juegos en Los Angeles en 1984.
Y la historia se remonta mucho más atrás.
"Los modernos Juegos Olímpicos son políticos, como lo eran en la antigüedad", dice David Romano, un historiador del deporte de la Universidad de Pensilvania. "Es interesante que en la antigüedad el control de los Juegos Olímpicos terminaba a veces en conflictos militares... Seguramente había los mismos tipos de control y de censura".
Los activistas dicen que su proyecto de llamar la atención sobre los derechos humanos durante los Juegos de Pekín se basa en una premisa central: China como anfitrión debería hacer suyos las mismas normas y principios fundamentales de los Juegos mismos. Estos, dicen, incluyen el respeto por la dignidad humana y el desarrollo armonioso del hombre como es definido en la Carta Olímpica y el Código Ético. En la aldea global los eventos deportivos deberían estar a la altura de normas morales más altas, dicen.
Dicen que China debería por lo menos ser acicateada para que cumpla cabalmente con las convenciones contra la tortura, extender las libertades personales, permitir los sindicatos independientes y hacer otras mejoras importantes en los preliminares de la ceremonia de apertura.
"No estamos pidiendo que cambien su sociedad", dice Vincent Brossel, un funcionario de Reporteros Sin Fronteras, un grupo por la libertad de prensa y opinión con sede en París. "Eso sería absurdo. Lo que queremos es una información más libre y el fin de la tortura y de los malos tratos a los presos. Sería razonable que un anfitrión de los Juegos respete eso. Tampoco estamos diciendo que lo hagan en una semana. Tienen cuatro años para hacerlo".
El gobierno chino y los funcionarios de los Juegos no han respondido [a las peticiones de que comenten las iniciativas de los grupos de derechos humanos], pero Pekín ha alegado hace tiempo que sacar al país de 1.3 billones de personas de la pobreza es el derecho humano más importante.
"Los Juegos Olímpicos giran sobre los deportes, que deberían estar separados de la política", dice Wang Zhenmin, co-director del Centro de Derechos Humanos y la Constitución de la Universidad de Qinghua en Pekín. "El gobierno ya está prestando más atención a estos problemas. Este tipo de presión exterior no favorece los cambios".
Eso no ha detenido a los grupos de derechos humanos de adoptar toda una gama de campañas temáticas y tácticas. En la República Checa, una organización llamada Olympic Watch está utilizando sus contactos para ejercer presión sobre China e imponerle parámetros en derechos humanos. Ha llamado a China a renunciar al uso de la fuerza militar contra actividades democráticas pacíficas.
"Como gente que ha sufrido un régimen totalitario en muchos aspectos similar al de China, sabemos cómo operan y cómo usan la propaganda", dijo Petr Kutilek, el secretario ejecutivo del grupo. "Creemos que tenemos la obligación de ayudar ahora que tenemos la suerte de gozar de libertad de expresión".
El Congreso de Sindicatos del Reino Unido CSRU cree que el mejor modo de luchar por los derechos laborales en China es atacando a las compañías de ropas que operan en China y venden ropa deportiva de los Juegos -los artículos genuinos deben ser aprobados por el Comité Olímpico Internacional COI- así como al COI mismo para espolonear los cambios.
"El COI tiene un montón de influencia", dice Sam Gurney, un funcionario del CSRU. "Nosotros estamos tratando de que la usen".
Otros descansan en los precedentes y en la oportunidad. La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres está tratando de convencer a Turín, la ciudad anfitriona de los Juegos de Invierno de 2006, que exija que los proveedores asociados a los Juegos respeten a los sindicatos, eviten el trabajo infantil y promuevan otros prácticas laborales justas con la esperanza de estimular a que China haga lo mismo.
"Turín tiene interés, y eso debería ser un ejemplo para los Juegos futuros", dijo Duncan Pruett, el coordinador de campañas del grupo.
En algunos casos, los grupos están utilizando los propios compromisos de China como munición. Reporteros Sin Fronteras, que tiene una campaña llamada Boycot Pekín 2008', dice que en su ansiedad por ganar los Juegos, China se comprometió en 2001 a otorgar a los miembros de la prensa internacional el mismo tipo de acceso que han tenido en otras ciudades anfitrionas. Esto incluye la posibilidad de informar libremente sobre la sociedad china en general y sobre temas fuera de los estadios.
Sin embargo, China ya ha comenzado a echar marcha atrás, dice el grupo, y ha sugerido que limitará la cobertura del evento a lo que pase en el campo de deportes.
Los defensores de la libertad de expresión también se quejan de que los planes chinos de canalizar todas las transmisiones olímpicas a través de sus propios satélites le proporciona al gobierno un control sin precedentes sobre lo que verá el mundo.
Recibir al cuerpo de periodistas extranjeros no es nunca fácil, pero indicios tempranos sugieren que China tiene otros métodos. Se dice que policías de civil golpearon a dos fotógrafos que cubrían la Copa Asiática entre Japón y China este 7 de agosto. En un informe el diario de gobierno Nueva China, la agencia de noticias china responsabilizaba a los fans, lo que los fotógrafos impugnan decididamente.
Las agencias difieren a la hora de evaluar el impacto que tendrán sus presiones sobre China. Algunos dicen que la atención a los derechos humanos en torno a los Juegos dará un impulso positivo a los cambios, dada la importancia que tiene en China el salvar la cara. Otros dicen que China tiende a ponerse más testaruda cuando es retada directamente, especialmente cuando lo es por grupos extranjeros, y tiene toda una historia de aumentar las detenciones, relegar a disidentes y limitar la libertad de expresión antes de que tomen lugar eventos de repercusión pública.
Funcionarios del COI dicen que Naciones Unidas y otros grupos acreditados, y no el COI, deberían supervisar el respeto de los derechos humanos. Sin embargo, bajo una creciente presión, el presidente Jacques Rogge dijo en una rueda de prensa en Atenas, en agosto, que "los derechos humanos deben ser respetados todo lo posible", una declaración que los grupos de derechos civiles esperan usar como palanca.
Dadas las críticas que probablemente provocará, algunos se preguntan que estaría pensando Pekín cuando se postuló para los Juegos.
"Estoy sorprendido de que el COI otorgara los Juegos a China... Y China corres un gran riesgo al exponerse a este tipo de control", dice Thea Lee, jefe de economía internacional del AFL-CIO. "Realmente les puede salir el tiro por la culata".
Cuando el COI escogió un país no democrático con una accidentada historia de derechos humanos para realizar los Juegos, dijo que el evento estimularía los cambios. El COI está orgulloso de su efecto olímpico' en términos de edificios e infraestructura que sobreviven a los Juegos, pero también debería trabajar en promover cambios sociales positivos, dicen activistas.
Los grupos chinos de derechos humanos con fuertes vínculos con el gobierno dicen que China no necesita el "tipo equivocado" de periodistas y activistas extranjeros.
"Algunos llamados grupos de derechos humanos atacan maliciosamente a China sin tener hechos concretos", dijo Liu Wenzong, director de la Sociedad China para el Estudio de los Derechos Humanos. "Su visión rosada de las cosas y prejuicios son imposibles de satisfacer".
Algunos dicen que hay signos de progreso. Pekín agregó una sección sobre derechos humanos a su Constitución, y la gente tiene más libertad para hablar de política, en casa.
"China prestará atención a críticas constructivas", dijo Liu.
"Eso es exactamente lo que oíamos sobre ese punto de nuestros líderes comunistas, que el Occidente está interfiriendo en los asuntos internos y que ellos hacen un montón de cosas por su pueblo que el Occidente no hace", dijo Kutilek. "No hemos visto ningún mejoramiento creíble de la situación de los derechos humanos en los últimos tres años, desde que Pekín obtuviera los Juegos. Debemos evitar que los Juegos se transformen en un instrumento de propaganda para el gobierno".
11 de octubre de 2004
14 de octubre de 2004
©los angeles times
©traducción mQh
El video es de un grupo francés de derechos civiles, Juntos contra la Pena de Muerte -y que ha sido mostrado en festivales de cine y otras ocasiones en Europa antes de que se apagaran las luces de Atenas-, sugiere que los grupos de derechos humanos se están movilizando rápida y agresivamente para colocar a China en la mira. Cuatro años antes de que Pekín organice su presentación en sociedad -los Juegos de Verano de 2008-, el evento se está transformando en uno de los eventos deportivos globales más polémicos de la historia reciente.
Los Juegos Olímpicos no son ajenos a la política. Y aunque China ha dado grandes pasos económicamente, su autoritario sistema político lo transforma en un blanco por excelencia de los activistas de derechos humanos.
Los grupos cívicos están cada vez más entendidos a la hora de iniciar campañas llamativas en los medios de comunicación para dar publicidad a sus causas. Están mejor coordinados. Y el público atiende; hay un creciente interés en China como un nuevo poder económico.
"Los grupos de derechos humanos que se ocupan de China están definitivamente encima de la ola", dijo Nicolás Becquelin, de Hong Kong, director de investigación de Human Rights en China, un grupo cívico con sede en Nueva York. "Los derechos humanos son un barómetro de un sistema político sano, y vemos este evento global como un modo de hacer que China se responsabilice. Necesitan hacer algo más que organizar un evento importante, con un guión perfecto".
El Comité Olímpico Internacional hará lo suyo para mantener los asuntos políticos lo más lejos posible de los estadios y de los contratos de patrocinio de billones de dólares. Sin embargo, la historia de los Juegos está repleta de ejemplos de grupos que se apoderaron del podio.
Los ejemplos incluyen el intento de Hitler en 1936 de exalzar la superioridad aria; los puños levantados de los afro-americanos Tommie Smith y John Carlos cuando recibían sus medallas en los Juegos en Ciudad de México en 1968; el asesinato de once atletas y entrenadores israelíes, cometido por palestinos en los Juegos en Munich en 1972; y el boycot estadounidense de los Juegos en Moscú en 1980, a raíz de la invasión soviética de Afganistán, seguido cuatro años más tarde por el boycot ruso en represalia de los Juegos en Los Angeles en 1984.
Y la historia se remonta mucho más atrás.
"Los modernos Juegos Olímpicos son políticos, como lo eran en la antigüedad", dice David Romano, un historiador del deporte de la Universidad de Pensilvania. "Es interesante que en la antigüedad el control de los Juegos Olímpicos terminaba a veces en conflictos militares... Seguramente había los mismos tipos de control y de censura".
Los activistas dicen que su proyecto de llamar la atención sobre los derechos humanos durante los Juegos de Pekín se basa en una premisa central: China como anfitrión debería hacer suyos las mismas normas y principios fundamentales de los Juegos mismos. Estos, dicen, incluyen el respeto por la dignidad humana y el desarrollo armonioso del hombre como es definido en la Carta Olímpica y el Código Ético. En la aldea global los eventos deportivos deberían estar a la altura de normas morales más altas, dicen.
Dicen que China debería por lo menos ser acicateada para que cumpla cabalmente con las convenciones contra la tortura, extender las libertades personales, permitir los sindicatos independientes y hacer otras mejoras importantes en los preliminares de la ceremonia de apertura.
"No estamos pidiendo que cambien su sociedad", dice Vincent Brossel, un funcionario de Reporteros Sin Fronteras, un grupo por la libertad de prensa y opinión con sede en París. "Eso sería absurdo. Lo que queremos es una información más libre y el fin de la tortura y de los malos tratos a los presos. Sería razonable que un anfitrión de los Juegos respete eso. Tampoco estamos diciendo que lo hagan en una semana. Tienen cuatro años para hacerlo".
El gobierno chino y los funcionarios de los Juegos no han respondido [a las peticiones de que comenten las iniciativas de los grupos de derechos humanos], pero Pekín ha alegado hace tiempo que sacar al país de 1.3 billones de personas de la pobreza es el derecho humano más importante.
"Los Juegos Olímpicos giran sobre los deportes, que deberían estar separados de la política", dice Wang Zhenmin, co-director del Centro de Derechos Humanos y la Constitución de la Universidad de Qinghua en Pekín. "El gobierno ya está prestando más atención a estos problemas. Este tipo de presión exterior no favorece los cambios".
Eso no ha detenido a los grupos de derechos humanos de adoptar toda una gama de campañas temáticas y tácticas. En la República Checa, una organización llamada Olympic Watch está utilizando sus contactos para ejercer presión sobre China e imponerle parámetros en derechos humanos. Ha llamado a China a renunciar al uso de la fuerza militar contra actividades democráticas pacíficas.
"Como gente que ha sufrido un régimen totalitario en muchos aspectos similar al de China, sabemos cómo operan y cómo usan la propaganda", dijo Petr Kutilek, el secretario ejecutivo del grupo. "Creemos que tenemos la obligación de ayudar ahora que tenemos la suerte de gozar de libertad de expresión".
El Congreso de Sindicatos del Reino Unido CSRU cree que el mejor modo de luchar por los derechos laborales en China es atacando a las compañías de ropas que operan en China y venden ropa deportiva de los Juegos -los artículos genuinos deben ser aprobados por el Comité Olímpico Internacional COI- así como al COI mismo para espolonear los cambios.
"El COI tiene un montón de influencia", dice Sam Gurney, un funcionario del CSRU. "Nosotros estamos tratando de que la usen".
Otros descansan en los precedentes y en la oportunidad. La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres está tratando de convencer a Turín, la ciudad anfitriona de los Juegos de Invierno de 2006, que exija que los proveedores asociados a los Juegos respeten a los sindicatos, eviten el trabajo infantil y promuevan otros prácticas laborales justas con la esperanza de estimular a que China haga lo mismo.
"Turín tiene interés, y eso debería ser un ejemplo para los Juegos futuros", dijo Duncan Pruett, el coordinador de campañas del grupo.
En algunos casos, los grupos están utilizando los propios compromisos de China como munición. Reporteros Sin Fronteras, que tiene una campaña llamada Boycot Pekín 2008', dice que en su ansiedad por ganar los Juegos, China se comprometió en 2001 a otorgar a los miembros de la prensa internacional el mismo tipo de acceso que han tenido en otras ciudades anfitrionas. Esto incluye la posibilidad de informar libremente sobre la sociedad china en general y sobre temas fuera de los estadios.
Sin embargo, China ya ha comenzado a echar marcha atrás, dice el grupo, y ha sugerido que limitará la cobertura del evento a lo que pase en el campo de deportes.
Los defensores de la libertad de expresión también se quejan de que los planes chinos de canalizar todas las transmisiones olímpicas a través de sus propios satélites le proporciona al gobierno un control sin precedentes sobre lo que verá el mundo.
Recibir al cuerpo de periodistas extranjeros no es nunca fácil, pero indicios tempranos sugieren que China tiene otros métodos. Se dice que policías de civil golpearon a dos fotógrafos que cubrían la Copa Asiática entre Japón y China este 7 de agosto. En un informe el diario de gobierno Nueva China, la agencia de noticias china responsabilizaba a los fans, lo que los fotógrafos impugnan decididamente.
Las agencias difieren a la hora de evaluar el impacto que tendrán sus presiones sobre China. Algunos dicen que la atención a los derechos humanos en torno a los Juegos dará un impulso positivo a los cambios, dada la importancia que tiene en China el salvar la cara. Otros dicen que China tiende a ponerse más testaruda cuando es retada directamente, especialmente cuando lo es por grupos extranjeros, y tiene toda una historia de aumentar las detenciones, relegar a disidentes y limitar la libertad de expresión antes de que tomen lugar eventos de repercusión pública.
Funcionarios del COI dicen que Naciones Unidas y otros grupos acreditados, y no el COI, deberían supervisar el respeto de los derechos humanos. Sin embargo, bajo una creciente presión, el presidente Jacques Rogge dijo en una rueda de prensa en Atenas, en agosto, que "los derechos humanos deben ser respetados todo lo posible", una declaración que los grupos de derechos civiles esperan usar como palanca.
Dadas las críticas que probablemente provocará, algunos se preguntan que estaría pensando Pekín cuando se postuló para los Juegos.
"Estoy sorprendido de que el COI otorgara los Juegos a China... Y China corres un gran riesgo al exponerse a este tipo de control", dice Thea Lee, jefe de economía internacional del AFL-CIO. "Realmente les puede salir el tiro por la culata".
Cuando el COI escogió un país no democrático con una accidentada historia de derechos humanos para realizar los Juegos, dijo que el evento estimularía los cambios. El COI está orgulloso de su efecto olímpico' en términos de edificios e infraestructura que sobreviven a los Juegos, pero también debería trabajar en promover cambios sociales positivos, dicen activistas.
Los grupos chinos de derechos humanos con fuertes vínculos con el gobierno dicen que China no necesita el "tipo equivocado" de periodistas y activistas extranjeros.
"Algunos llamados grupos de derechos humanos atacan maliciosamente a China sin tener hechos concretos", dijo Liu Wenzong, director de la Sociedad China para el Estudio de los Derechos Humanos. "Su visión rosada de las cosas y prejuicios son imposibles de satisfacer".
Algunos dicen que hay signos de progreso. Pekín agregó una sección sobre derechos humanos a su Constitución, y la gente tiene más libertad para hablar de política, en casa.
"China prestará atención a críticas constructivas", dijo Liu.
"Eso es exactamente lo que oíamos sobre ese punto de nuestros líderes comunistas, que el Occidente está interfiriendo en los asuntos internos y que ellos hacen un montón de cosas por su pueblo que el Occidente no hace", dijo Kutilek. "No hemos visto ningún mejoramiento creíble de la situación de los derechos humanos en los últimos tres años, desde que Pekín obtuviera los Juegos. Debemos evitar que los Juegos se transformen en un instrumento de propaganda para el gobierno".
11 de octubre de 2004
14 de octubre de 2004
©los angeles times
©traducción mQh
0 comentarios