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impunidad policial en los angeles


[Scott Glover y Matt Lait] Un nuevo escándalo en las conocidas prácticas de policías criminales en Estados Unidos. Ninguno ha sido condenado. Sí sus víctimas.
Los tres agentes de la policía de Los Angeles LAPD dijeron que había sido una emboscada. Los acusados les habían disparado desde el balcón de un edificio de apartamentos, dijeron, obligándolos a correr para protegerse. Los agentes dispararon de vuelta, hiriendo a dos de los agresores.
Mucho antes de que el Agente Implicado en la Balacera Nº1-96 empezara a ser cuestionado en el escándalo de Rampart, funcionarios de alto rango de la policía sabían que no había pruebas para el alegato de defensa personal de los agentes.
Pero el oficial no lo dijo a la Comisión de Policía. En lugar de eso, permitió que los agentes continuaran contando su historia. La comisión resolvió que la balacera había ocurrido "de acuerdo a las reglas".
El incidente ocurrió justo después de medianoche el 1 de enero de 1996. Los agentes de la División Rampart, Brian Hewitt, John Collard y Daniel Luján, dijeron que estaban buscando a algunos festejantes de Noche Vieja que habían disparado sus armas al aire cuando fueron repentinamente atacados.
Sin ninguna provocación los pistoleros lanzaron una ráfaga desde el balcón del segundo piso de un edificio de apartamentos en el centro, dijeron los agentes. Dijeron que se habían agachado detrás de un coche estacionado mientras los sospechosos les disparaban. Tres hombres fueron arrestados posteriormente.
Cuando fueron presentados los hechos a la Junta de Revisión de Uso de Fuerza -una comisión compuesta por agente de alta jerarquía del LAPD- los miembros de la junta tuvieron problemas al enterarse de que los detectives no habían encontrado impactos de bala ni en el coche estacionado ni en un pilar.
La evidencia "no sostiene la creencia de los agentes de que estaban siendo atacados", de acuerdo a apuntes manuscritos de miembros del personal tomados durante las deliberaciones secretas de la reunión de revisión de la junta. "Ahora sabemos que los acusados no estaban disparando a los agentes".
Las declaraciones tomadas a los sospechosos esa noche también arrojan dudas sobre la historia de los agentes.
Demetrio Delgado, 18, y su hermano, Vicente Román, ambos ciudadanos mexicanos, dijeron que estaban disparando al aire, no a los agentes, celebrando el nuevo año. Su padre, Sebastián Delgado, 51, no había disparado en absoluto.
Ninguno de los hombres tiene antecedentes penales. Tres familiares que estaban en el apartamento confirmaron sus declaraciones.
En el verano de 1996, el caso fue llevado ante la Comisión de Policía. Al determinar que las acciones de los agentes habían ocurrido "de acuerdo a las reglas", los miembros de la comisión se apoyaron en el resumen del LAPD, en el que no se mencionan las declaraciones de los acusados, ni las preocupaciones de la junta de revisión ni la ausencia de impactos de bala en el coche.
Demetrio Delgado y Román se declararon culpables de negligencia en el uso de un arma. Fueron sentenciados a libertad condicional. Un juez desechó los cargos contra Sebastián Delgado.
Eso habría sido probablemente el fin del asunto. Pero en 1999, Rafael Pérez, el agente anti-corrupción que está en el centro del escándalo de Rampart, dijo a los detectives que era a los mexicanos a los que se había emboscado, no al revés.
Pérez, que llegó a la escena momentos después del tiroteo, dijo que sus colegas de Rampart le dijeron que habían visto a los mexicanos disparar al aire, esperaron a que dejaran de disparar y entonces les atacaron.
El departamento de policía estaba ahora obligado a volver a revisar el caso. Bernard C. Parks, jefe de policía en esa época, había sido miembro de la junta de revisión que había examinado la balacera. También lo hizo el comandante del LAPD, Daniel Schatz.
Parks encargó a Schatz para que dirigiera una investigación sobre las numerosas acusaciones de Pérez sobre abusos de la policía, incluyendo la balacera de Noche Vieja.
Pero la investigación languideció. La policía no entregó sus descubrimientos al despacho del fiscal del distrito sino en junio de 2003. En agosto pasado, los fiscales dijeron que habían decidido no presentar cargos contra los agentes por falta de pruebas.
Schatz, ahora jefe de policía en Prescott, Arizona, dijo que no recordaba demasiado del caso. Parks, ahora concejal y candidato a alcalde, se negó a hacer declaraciones. Ninguno de los tres agentes fue castigado por sus actos de esa noche.

17 de octubre de 2004
20 de noviembre de 2004
©los angeles times
©traducción mQh

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