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policía secreta torpe con terrorismo


[Jan Meeus y John Schoorl] La ideologización del servicio secreto impidió la contratación oportuna de personal árabe. Subsiste falta de traductores y espías.
Ámsterda, Holanda. En las pesquisas sobre terrorismo, el servicio secreto AIVD desecha tres cuartos de las conversaciones telefónicas interceptadas de musulmanes radicales. El servicio no tiene una visión completa de posibles pruebas debido a que los traductores mismos son quienes deciden qué cintas son inservibles. El AIVD no cuenta con suficientes traductores como para traducir todas las conversaciones.
Estas declaraciones, en posesión del Volkskrant, corroboran conclusiones anteriores de la comisión Havermans. Esta comisión advirtió el año pasado que el AIVD tiene muy pocos colaboradores con un conocimiento adecuado de lenguas. Con la interceptación de conversaciones se pueden obtener informaciones valiosas, pero eso es difícil debido a una capacidad deficiente, según Havermans.
Ben A., un habitante de Nijmegen de origen marroquí, habría entregado secretos de estado al llamado grupo Hofstad, al que pertenecía Mohammed B., culpado del asesinato de Theo van Gogh. En la libreta de direcciones de Ben A. se han encontrado indicaciones de ello.
Del historial del traductor de Nijmegen, partes del cual son considerados secretos de estado por la policía secreta, se desprendería además que se le sospecha de haber retenido y no traducido informaciones de conversaciones telefónicas interceptadas importantes.
La acusación contra el empleado del AIVD provocó consternación en la policía secreta. Nunca antes en la historia de la policía secreta había un empleado del servicio filtrado información secreta. El jefe del AIVD van Hulst lo calificó de drama.
Outman Ben A. fue detenido 30 de septiembre de 2004 en la sede del AIVD en Leidschendam. Este lunes debe presentarse ante el tribunal de Rótterdam. Trabajaba desde el 1 de octubre de 2003 como operador de audio en la sección Centro de Terrorismo Islamita CIT y traducía conversaciones interceptadas de extremistas musulmanes.
Justo tras la detención el servicio calificó de mínimos los daños a pesquisas en curso. Pero el historial de Ben A. se desprende que el ministerio de Justicia sospecha que el acusado filtró informaciones durante casi un año.
Entre otras, habría distribuido documentos secretos a través de internet. El AIVD, el ministerio fiscal y los abogados de los acusados se negaron a hacer declaraciones.
La falta de personal en el servicio secreto es tan grande que traductores recién contratados deben tomar sin supervisión alguna decisiones cruciales en investigaciones importantes sobre el terrorismo islamita. Ben A. declaró ante la policía de Investigaciones que realizaba su trabajo sin instrucciones y que podía determinar si una conversación era importante o no.

9 de enero de 2005
©volkskrant
©traducción mQh

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