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matamoros quiere cambiar imagen


[Chris Kraul y Cecilia Sánchez] Matamoros, irritada por la mala reputación de que se está haciendo debido a la violencia relacionada con las drogas en una prisión cercana epónima, quiere que la cárcel cambie de nombre.
Matamoros, México. Cuando los asesinatos de seis guardias en una prisión de máxima seguridad cercana causó el horror de esta ciudad fronteriza sin embargo habituad a la violencia, los líderes cívicos propusieran una interesante solución a su problema de imagen: cambiar el nombre de la prisión.
Matamoros, donde los secuestros y asesinatos en masa se han hecho comunes, fue sacudida por el incidente en el que seis guardias secuestrados al salir de su trabajo el 20 de enero fueron encontrados dos horas más tarde con las manos atadas, muertos, y apilados en una furgoneta.
Las autoridades dicen que los asesinatos son "asesinatos con mensaje" de los traficantes de drogas, que quieren que el gobierno retroceda en sus esfuerzos por limpiar el sistema de prisiones.
La sede del llamado cartel del Golfo, una de las bandas de traficantes de drogas más violentas de México, Matamoros ha presenciado flujos y reflujos de violencia. Pero la ejecución de los guardias estableció una nueva norma para la crueldad, y pudo ser la última gota para el ministerio de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, que días más tarde emitió una declaración advirtiendo a los viajeros de los peligros en las ciudades mexicanas fronterizas.
Aunque funcionarios norteamericanos más tarde ablandaron su aviso, diciendo que no tenía la intención de desalentar a los visitantes de la región fronteriza, su efecto fue rápido. El turismo disminuyó sensiblemente, y los camiones que cruzan desde la vecina Brownsville, Tejas, disminuyeron en un 15 por ciento. A fines del mes pasado un encuentro entre parlamentarios de los estados de Tejas y Tamaulipas para discutir los problemas en las fronteras fue trasladado de Matamoros a Brownsville después de que la delegación de Tejas se negara a cruzar la frontera mexicana por razones de seguridad.
Alarmados, el ayuntamiento y la comunidad comercial de la ciudad están exigiendo que se tomen medidas drásticas. Han pedido que los 400 policías federales y tropas del Ejército enviados tras las asesinatos se queden permanentemente. Y quieren que la prisión, conocida como Centro Federal de Readaptación Social de Matamoros, cambie su nombre por el Prisión Potasio. O Prisión Mezquita. Cualquier cosa, menos Matamoros.
Aunque algunos observadores dicen que la ciudad y región están sufriendo de problemas más graves que cambiar nombres, el alcalde Baltazar Hinojosa Ochoa dice que la ciudad de Matamoros está siendo injustamente contaminada por los macabros incidentes en la prisión, a unos 20 kilómetros al oeste del cruce de frontera.
"Es como si Alcatraz fuera San Francisco, pero Alcatraz es una cosa y San Francisco otra, ¿no? Bueno, es lo mismo, la prisión es una cosa y Matamoros otra", dijo. "La ciudad es tranquila y no es como ha sido retratada internacionalmente".
Pero la abogado de derechos humanos Luz Armenta, de Matamoros, dice que la ciudad es peligrosa y la gente a los dos lados de la frontera tiene razón para tener miedo.
"Aquí no le puedes tocar el claxon a nadie", dijo, "porque nunca sabes si se va a bajar alguien del coche y matarte con un AK-47 en medio de la calle".
Para Alma Lilia González, 23, viuda de José Isidro del Valle, uno de los seis guardias asesinados, las charlas sobre el incremento policial y el cambio de imagen no tienen ya sentido. González dijo que su marido, que había empezado a trabajar en la prisión hacía cuatro meses, no había sido amenazado antes de su muerte.
"Estaba contento con el trabajo, porque había empezado ganando mucho más que antes", dijo sobre su salario de 700 dólares al mes, dos veces más de lo que ganan los obreros en la ciudad de las maquiladoras. "Íbamos a tener otro hijo y a comprar una casa".
Con lágrimas en la cara, González dijo que todavía no le había contado a su hijo Kevin, de cuatro años, que su padre estaba muerto.
Funcionarios del ministerio de Seguridad Pública dijeron que desde los asesinatos, 40 guardias de la prisión ha pedido ser traslados, de un total estimado por la prensa local de 150 guardias. La prisión es una de las tres cárceles de máxima seguridad de México.
Como es habitual aquí cuando mueren agentes de policía, alguna prensa especuló que del Valle y los otros guardias fueron atacados porque estaban de algún modo implicados en el tráfico de drogas.
Pero las informaciones policiales indican de momento que los asesinatos fueron cometidos al azar. Los vecinos de del Valle lo describieron como un hombre honesto y trabajador.
"Dios se lleva a los buenos y deja a los malos", dijo Dora Elena Cabrera, propietaria de una pequeña tienda cerca de la casa de del Valle en el barrio El Popular. "Lo conozco desde la escuela secundaria y era un buen padre, tratando de mejorar su situación y ayudar a los otros. Estaba contento porque había encontrado trabajo después de estar un largo tiempo en el paro", dijo.
Desde los asesinatos, soldados del ejército mexicanos patrullan las calles de Matamoros y están acampados en el complejo de albercas públicas en el centro de la ciudad.
Pero algunos dicen que el despliegue es muy pequeño y que llega demasiado tarde. El aviso del ministerio de Asuntos Exteriores fue publicado tras una inusual carta pública del embajador norteamericano Tony Gaza criticando a México por no hacer lo suficiente para terminar con la violencia de los narcotraficantes y los secuestros a lo largo de la frontera. La carta no es algo normal del gobierno de Bush, que ha elogiado los esfuerzos anti-narcóticos del presidente Vicente Fox.
El poderío de los carteles de la droga del país en las prisiones se hizo evidente en el asesinato de la víspera de Noche Vieja, de Arturo Guzmán Loera, hermano del traficante de Sinaloa Joaquín ‘El Chapo' Guzmán, en el interior de la cárcel de máxima seguridad de La Palma cerca de Ciudad de México.
Su alcance destacó aun más este mes cuando el fiscal general de México reveló que un miembro del staff de Fox había sido detenido tras entregar informaciones sobre los planes de viaje del presidente a una banda de traficantes no identificada.
Las revelaciones posteriores a la ocupación por el ejército mexicano de la prisión de La Palma reforzaron la impresión de que eran los reclusos quienes la controlaban. Evidencias encontradas en la ocupación de La Palma indicó que los barones de la droga rivales, Benjamín Arellano Félix, del cartel de Tijuana, y Osiel Cárdenas, del cartel del Golfo, habían formado una alianza y estaban manejando sus negocios desde sus celdas.
Los subsecuentes esfuerzos del gobierno para recuperar el control del sistema de prisiones, incluyendo allanamientos de Matamoros y otras prisiones federales y traslados de algunos traficantes a otras cárceles, provocó una nueva ronda de violencia y el aviso del ministerio de Asuntos Exteriores.
Algunos de los incidentes más recientes en Tamaulipas son:

-El 17 de enero, el antiguo alcalde Soto la Marina y sus dos hijos fueron encontrados muertos; sus cuerpos habían sido arrojados a la berma de una carretera.
-El 15 de enero 20 pescadores de la costa a unos kilómetros al este de Matamoros fueron secuestrados y golpeados por una banda de traficantes armados que los acusaron de haber robado un cargamento de cocaína. Fueron liberados un día después.
-El 18 de enero el agente de policía de Reynosa, Alan Gerardo Mata y su tío fueron encontrados muertos en la carretera hacia Monterrey. Había una nota en los pantalones de Mata diciendo que el asesinato era un mensaje para "El Chapo y los que quieren ayudarle".
-El 7 de enero un grupo armado entró a un hotel en el centro de la ciudad a dos cuadras del ayuntamiento de Matamoros e hicieron durante un corto tiempo 40 rehenes de entre los pasajeros mientras buscaban a un rival. Algunos de los pasajeros fueron golpeados.
-También el 7 de enero desapareció el antiguo alcalde la ciudad Díaz Ordaz. Aún no ha sido encontrado.
-El 3 de enero el asesor de seguridad del alcalde de Reynosa fue encontrado muerto junto a la carretera hacia Monterrey.

Además, en los últimos meses se ha secuestrado a 25 ciudadanos norteamericanos en el estado de Tamaulipas, aunque la mayoría en la ciudad de Nuevo Laredo y ninguno en Matamoros.
Las noticias de los asesinatos en la prisión, como con otros crímenes perpetrados por los traficantes de drogas mexicanos, se extendió rápidamente al otro lado de la frontera, dijo Sergio López, dueño de una empresa de transportes en Brownsville. Dijo que muchos de sus amigos y colegas no querían cruzar la frontera.
Julio César Almanza, presidente de la cámara de comercio y turismo de Matamoros, dijo que el problema quedó patente cuando hace poco recibió una llamada de un juez de Brownsville y otros que querían asistir a una boda en Matamoros.
"Dijeron que querían una escolta policial después de cruzar la frontera. Eso me hizo darme cuenta de cómo la ola de violencia nos está afectando", dijo Almanza. "Pero las cosas malas sólo las sufren la gente mala de aquí. A la gente que no hace nada, no le pasa nada". Almanza les puso una escolta.
Quizás el juez había leído demasiado a menudo los diarios de Matamoros. Una primera plana del diario El Bravo de la última semana colocó una foto de una de las últimas víctimas de la violencia, un hombre que fue ejecutado junto a su mujer en su casa de alquiler.
Junto a la foto había una historia titulada ‘Fracasa Campaña Difamatoria', citando a un funcionario federal de la localidad diciendo que el aviso de viaje de Estados Unidos era "exagerado".

12 de febrero de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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