lecturas de policía mexicana
[Chris Kraul] El alcalde de una ciudad obliga a leer a sus agentes, diciendo que les ayudará a comunicarse mejor con el público.
Nezahualcoyotl, México. El alcalde Luis Sánchez consiguió un aumentó para sus agentes de policía, un elegante helicóptero llamado Coyote Uno y 100 nuevos coches patrulleros. Ahora la parte difícil: Les está obligando a tragar cultura.
A partir de este mes, el alcalde de esta comunidad dormitorio de Ciudad de México exigirá a los 1.100 miembros de su fuerza policial la lectura de al menos un libro al mes, so pena de perder un ascenso en su carrera. Los agentes recibirán lecciones de lectura en caso de que lo necesiten y pueden elegir obras literarias de una lista de libros recomendados en una nueva biblioteca, que van desde Don Quijote' hasta las últimas novelas policiales de Paco Ignacio Taibo II.
¿Por qué este énfasis en literatura para agentes de policía, el 70 por ciento de los cuales no llegó más allá del octavo? Sánchez cree que hay demasiados agentes que son bruscos con los ciudadanos y que leyendo adquirirán mejores maneras, serán más comunicativos y así serán mejor recibidos en los barrios donde patrullan.
"Leer nos hace mejores, más sensibles, más capaces de expresarnos a nosotros mismos", dijo Sánchez, un bibliófilo del izquierdista Partido de la Revolución Democrática. "La gente más leída entrega mejores servicios".
La policía será examinada y evaluada por sus lecturas todos los meses -lo mismo que se evalúa su rendimiento en otras normas tradicionales, tales como estado físico, ética y detenciones, dijo el alcalde.
Pero hay escépticos entre las filas.
Algunos uniformados piensan que ellos y sus compañeros están demasiado asentados a esta altura como para que puedan cambiar.
Al agente de policía local José Luis Ávila le gusta la idea de tratar de "eliminar la ignorancia", pero le preocupa que el programa de lecturas, que Sánchez calificó como el primero de su tipo en México, sea dejado de lado después del entusiasmo inicial.
"La mayoría de nosotros estamos confundidos porque ha habido otros alcaldes y han hecho promesas que no han cumplido", dijo Ávila.
Sin embargo, en sus dos años como alcalde, Sánchez ha mejorado las condiciones laborales y ha impuesto nuevos métodos policiales. La tasa de criminalidad ha disminuido en un 20 por ciento en este extenso suburbio de clase trabajadora de 1.2 millones de personas, dijo.
Esa es una impresionante mejora en un país que a veces el año pasado pareció estar más controlado por delincuentes que por la policía.
El ministerio de Asuntos Exteriores norteamericano publicó un informe el mes pasado criticando severamente a la policía mexicana por amplios abusos de derechos humanos y corrupción en 2004. Las fuerzas policiales en los estados sureños de Oaxaca, Guerrero y Chiapas fueron señaladas como especialmente ineficaces.
Hasta hace poco, pocas ciudades mexicanas tenían una fuerza policial más notoria que la Nezahualcoyotl. Su último jefe, Carlos Ernesto García, está ahora en una cárcel de alta seguridad de México, acusado de ser un importante capo del tráfico de drogas del llamado cartel de Neza.
Pero los nuevos métodos introducidos por Sánchez y su nuevo jefe de policía Jorge Amador están aparentemente cambiando las cosas, dijo Javier Valencia, el fiscal general del estado de México. El descenso de los crímenes en la ciudad el año pasado fue el más pronunciado en el estado, dijo Valencia.
Ciudad de México, con su propia campaña contra la criminalidad, reclamó el año pasado un descenso de un 8 por ciento en "delitos locales", que incluyeron asesinatos, agresiones y robo de automóviles.
Pero el experto en seguridad Ernesto López Portillo dice que él duda de que la tasa de criminalidad haya caído aquí o en cualquier otra parte en el país, y que muchos mexicanos no notifican los delitos por temor o frustración con la policía.
"Un descenso de las tasas de criminalidad no corresponde necesariamente con la tasa de víctimas", dijo López Portillo. "De hecho, en todas las cifras oficiales que he tenido entre manos, he visto todavía un aumento en los delitos federales, que incluye el crimen organizado y el tráfico de drogas, armas y seres humanos".El descontento público sobre el deterioro de la ley y el orden produjo una multitudinaria manifestación en junio en Ciudad de México, provocando que el presidente propusiera un aumento de un 32 por ciento en el presupuesto de la seguridad ciudadana. Eso incluye 500 millones de dólares en subsidios federales para la prevención de la criminalidad en estados y ciudades, dos veces la suma de 2004.
Pero el dinero extra se ha filtrado lentamente en algunas ciudades. Algunos congresos de estados reparten el dinero, y el proceso es inevitablemente político. Sánchez dijo que él no había recibido ni "un solo centavo" del aumento y debía contentarse con los recursos que tenía.
Dijo que había desviado dinero de proyectos de obras públicas para financiar el gasto policial en un 50 por ciento, un aumento que incluyó subiendo los salarios de los agentes en un 30 por ciento a 700 dólares al mes.
Él y Amador, su jefe policial, también reorganizaron radicalmente los métodos de patrulla. En lugar de salir a patrullar libremente, los agentes tienen zonas de cobertura de 50 cuadras de las que no pueden alejarse.
Trabajan en turnos de 12 horas en lugar de 24, que la mayoría de los policías pasaban durmiendo. Quizás lo más importante es que el ayuntamiento contrató a 400 agentes más.
El programa de lecturas obligatorias es un método nuevo, pero el escritor Taibo, un amigo del alcalde Sánchez, cree que vale la pena tratarlo. Ha accedido a ayudar a preparar el programa y dictar clases este año.
"No hay duda de que si abres la mente de la gente al mundo de la literatura, también les abres un universo de sensibilidad y de civilización, como sabe cualquiera que lea. Eso parece una iniciativa valiosa", dijo Taibo, uno de novelistas policiales mexicanos mejor vendidos.
Los agentes aquí acogen la idea con dudas.
"En México, la gente no lee", dijo el agente Ranferi Soto, que se encuentra entre el 10 por ciento de los agentes de policía de la ciudad que completaron la enseñanza secundaria. "Eso despertará entre nosotros algún interés por la cultura".
8 de marzo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
A partir de este mes, el alcalde de esta comunidad dormitorio de Ciudad de México exigirá a los 1.100 miembros de su fuerza policial la lectura de al menos un libro al mes, so pena de perder un ascenso en su carrera. Los agentes recibirán lecciones de lectura en caso de que lo necesiten y pueden elegir obras literarias de una lista de libros recomendados en una nueva biblioteca, que van desde Don Quijote' hasta las últimas novelas policiales de Paco Ignacio Taibo II.
¿Por qué este énfasis en literatura para agentes de policía, el 70 por ciento de los cuales no llegó más allá del octavo? Sánchez cree que hay demasiados agentes que son bruscos con los ciudadanos y que leyendo adquirirán mejores maneras, serán más comunicativos y así serán mejor recibidos en los barrios donde patrullan.
"Leer nos hace mejores, más sensibles, más capaces de expresarnos a nosotros mismos", dijo Sánchez, un bibliófilo del izquierdista Partido de la Revolución Democrática. "La gente más leída entrega mejores servicios".
La policía será examinada y evaluada por sus lecturas todos los meses -lo mismo que se evalúa su rendimiento en otras normas tradicionales, tales como estado físico, ética y detenciones, dijo el alcalde.
Pero hay escépticos entre las filas.
Algunos uniformados piensan que ellos y sus compañeros están demasiado asentados a esta altura como para que puedan cambiar.
Al agente de policía local José Luis Ávila le gusta la idea de tratar de "eliminar la ignorancia", pero le preocupa que el programa de lecturas, que Sánchez calificó como el primero de su tipo en México, sea dejado de lado después del entusiasmo inicial.
"La mayoría de nosotros estamos confundidos porque ha habido otros alcaldes y han hecho promesas que no han cumplido", dijo Ávila.
Sin embargo, en sus dos años como alcalde, Sánchez ha mejorado las condiciones laborales y ha impuesto nuevos métodos policiales. La tasa de criminalidad ha disminuido en un 20 por ciento en este extenso suburbio de clase trabajadora de 1.2 millones de personas, dijo.
Esa es una impresionante mejora en un país que a veces el año pasado pareció estar más controlado por delincuentes que por la policía.
El ministerio de Asuntos Exteriores norteamericano publicó un informe el mes pasado criticando severamente a la policía mexicana por amplios abusos de derechos humanos y corrupción en 2004. Las fuerzas policiales en los estados sureños de Oaxaca, Guerrero y Chiapas fueron señaladas como especialmente ineficaces.
Hasta hace poco, pocas ciudades mexicanas tenían una fuerza policial más notoria que la Nezahualcoyotl. Su último jefe, Carlos Ernesto García, está ahora en una cárcel de alta seguridad de México, acusado de ser un importante capo del tráfico de drogas del llamado cartel de Neza.
Pero los nuevos métodos introducidos por Sánchez y su nuevo jefe de policía Jorge Amador están aparentemente cambiando las cosas, dijo Javier Valencia, el fiscal general del estado de México. El descenso de los crímenes en la ciudad el año pasado fue el más pronunciado en el estado, dijo Valencia.
Ciudad de México, con su propia campaña contra la criminalidad, reclamó el año pasado un descenso de un 8 por ciento en "delitos locales", que incluyeron asesinatos, agresiones y robo de automóviles.
Pero el experto en seguridad Ernesto López Portillo dice que él duda de que la tasa de criminalidad haya caído aquí o en cualquier otra parte en el país, y que muchos mexicanos no notifican los delitos por temor o frustración con la policía.
"Un descenso de las tasas de criminalidad no corresponde necesariamente con la tasa de víctimas", dijo López Portillo. "De hecho, en todas las cifras oficiales que he tenido entre manos, he visto todavía un aumento en los delitos federales, que incluye el crimen organizado y el tráfico de drogas, armas y seres humanos".El descontento público sobre el deterioro de la ley y el orden produjo una multitudinaria manifestación en junio en Ciudad de México, provocando que el presidente propusiera un aumento de un 32 por ciento en el presupuesto de la seguridad ciudadana. Eso incluye 500 millones de dólares en subsidios federales para la prevención de la criminalidad en estados y ciudades, dos veces la suma de 2004.
Pero el dinero extra se ha filtrado lentamente en algunas ciudades. Algunos congresos de estados reparten el dinero, y el proceso es inevitablemente político. Sánchez dijo que él no había recibido ni "un solo centavo" del aumento y debía contentarse con los recursos que tenía.
Dijo que había desviado dinero de proyectos de obras públicas para financiar el gasto policial en un 50 por ciento, un aumento que incluyó subiendo los salarios de los agentes en un 30 por ciento a 700 dólares al mes.
Él y Amador, su jefe policial, también reorganizaron radicalmente los métodos de patrulla. En lugar de salir a patrullar libremente, los agentes tienen zonas de cobertura de 50 cuadras de las que no pueden alejarse.
Trabajan en turnos de 12 horas en lugar de 24, que la mayoría de los policías pasaban durmiendo. Quizás lo más importante es que el ayuntamiento contrató a 400 agentes más.
El programa de lecturas obligatorias es un método nuevo, pero el escritor Taibo, un amigo del alcalde Sánchez, cree que vale la pena tratarlo. Ha accedido a ayudar a preparar el programa y dictar clases este año.
"No hay duda de que si abres la mente de la gente al mundo de la literatura, también les abres un universo de sensibilidad y de civilización, como sabe cualquiera que lea. Eso parece una iniciativa valiosa", dijo Taibo, uno de novelistas policiales mexicanos mejor vendidos.
Los agentes aquí acogen la idea con dudas.
"En México, la gente no lee", dijo el agente Ranferi Soto, que se encuentra entre el 10 por ciento de los agentes de policía de la ciudad que completaron la enseñanza secundaria. "Eso despertará entre nosotros algún interés por la cultura".
8 de marzo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
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