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cómo se desarmó a kadafi


[Douglas Frantz y Josh Meyer] La decisión de Libia de ceder sus armas prohibidas se tomó después de extensas conversaciones y un embargo de equipos. Algunas ideas para tratar con Irán.
Londres, Reino Unido. El funcionario de alto cargo británico va y viene en su oficina mientras cae la noche, agarrando de vez en vez el teléfono para llamar a Trípoli, la capital libia.
"¿Lo han anunciado ya?", preguntó Anthony Layden, el embajador británico. "Están pasando un partido de fútbol por la televisión", replicó Layden.
Tres días antes, Libia había accedido a abandonar sus programas de armas nucleares y químicas a cambio del fin de las sanciones económicas, poniendo fin a meses de negociaciones secretas con británicos y estadounidenses.
Habían llegado a redactar un guión, palabra por palabra, en una reunión maratónica. El ministro de Asuntos Exteriores libio anunciaría la decisión por red nacional de televisión y el presidente del país, Moammar Kadafi, hablaría breve, pero obligatoriamente a continuación, endorsándola públicamente.
Las horas transcurrieron a medida que el primer ministro británico Tony Blair y el presidente Bush esperaban el anuncio. Era fines de 2003 y ambos necesitaban esta victoria para contener las crecientes críticas sobre los fracasos de los servicios secretos antes de la guerra contra Iraq.
"Estábamos preocupados de que se pudiera suspender", dijo el funcionario británico, que contó el episodio a condición de que no se mencionara su nombre. "Se hacía cada vez más tarde".
En entrevistas recientes, los tres participantes de las conversaciones han proporcionado las descripciones más detalladas hasta la fecha de los acontecimientos que llevaron a la declaración libia, que marcó un giro histórico de lo que fue considerado un régimen paria cuando trataba de recuperar su lugar en la comunidad mundial.
Los funcionarios todavía no se ponen de acuerdo en determinar por qué abandonó Kadafi los programas. Algunas informaciones sostienen la afirmación del presidente Bush de que el derrocamiento de Saddam Hussein y la más amplia doctrina norteamericana de guerra preventiva obligaron a actuar al líder libio.
Pero varios funcionarios británicos y estadounidenses dijeron que Kadafi había tratado durante años de entregar las armas para poner fin a las sanciones internacionales que estaban mutilando la economía libia y allanar el camino para el eventual ascenso al poder de su hijo mayor.
En momentos en que el gobierno de Bush ha adoptado una postura dura sobre el programa nuclear iraní, algunos diplomáticos dicen que la combinación de negociaciones, buen trabajo de inteligencia y presión usados con Libia ofrece una estrategia para tratar con Teherán.
Cuando terminó finalmente wl partido de fútbol la noche del 19 de diciembre de 2003, el ministro de Asuntos Exteriores de Libia, Mohammed Abderrahmane Chalgam, apareció en televisión para anunciar que el país revelaría y desmantelaría sus programas de armas no convencionales.
Entonces apareció Kadafi brevemente a entregar su bendición pública, calificándola de una "decisión sabia y un paso valiente".
Poco después de las diez de la noche, Blair y Bush hicieron declaraciones públicas separadas para elogiar la decisión de Kadafi y prometieron ayudar a Libia en su regreso a la comunidad de naciones.
En su despacho, el funcionario británico suspiró con alivio.
"Fue un gran premio", dijo más tarde. "No estuvimos seguros sino al final de que realmente ocurriría".
A mes del anuncio, expertos estadounidenses y británicos se dispersaban por el país revisando las instalaciones secretas donde Libia fabricó armas químicas y había comenzado a producir una bomba atómica. Lo que encontraron les sorprendería y alarmaría, y se dieron cuenta de lo grande que era el premio que habían ganado.
Los fundamentos de la decisión de Kadafi se encuentran no sólo en la invasión norteamericana de Iraq, sino en las aperturas de Libia hacia Estados Unidos y Gran Bretaña que empezó a fines de los años noventa, de acuerdo a funcionarios de los tres países.
Libia aproximó al gobierno de Clinton en 1999 con una propuesta para renunciar a su programa de armas químicas a cambio de un aligeramiento de las sanciones impuestas debido a su supuesto apoyo del terrorismo, dijo un antiguo funcionario de gobierno.Estados Unidos la rechazó, diciendo a los libios que hacerse responsable del derribamiento del Vuelo 103 de la Pan Am cuando volaba sobre Lockerbie, Escocia, en 1988, gozaba de más prioridad, dijo el antiguo funcionario.
Los británicos se mostraron más receptivos. Restablecieron relaciones diplomáticas con Trípoli en julio de 1999. Libia entregó a dos agentes de inteligencia implicados en el atentado de Lockebie para ser juzgados por un tribunal escocés, y Estados Unidos y el Reino Unido accedieron a impulsar un levantamiento temporal de las sanciones de Naciones Unidas.
Uno de los agentes libios fue condenado en enero de 2001, y el empuje hacia una solución final de Lockerbie remontó en octubre de 2001, cuando una delegación de Libia se desplazó hasta Londres para reunirse con funcionarios británicos y estadounidenses, de acuerdo a uno de los participantes en esas negociaciones.
La delegación libia fue encabezada por Mousa Kusa, director de la inteligencia exterior, que había sido expulsado de Gran Bretaña hace casi dos décadas por sospechas de que coordinaba atentados terroristas.
Las negociaciones condujeron finalmente a Libia a reclamar responsabilidad por la muerte de 259 personas que iban en el avión y 11 en la tierra y accedieron a pagar 2.7 billones de dólares a los familiares.
Pero participantes británicos y estadounidenses dijeron que habían dejado claro a los libios que resolver al asunto de Lockerbie no era suficiente.
"Dejamos claro que mientras Lockerbie era extremadamente importante, una condición sine qua non de progreso hacia una reintegración completa [de Libia en Naciones Unidas] dependía de tratar el tema de los programas de armas de destrucción masiva", dijo uno de los funcionarios que, como la mayoría de la gente entrevistada para este artículo, habló a condición de que su nombre no fuera mencionado.
Las negociaciones sobre los programas armamentísticos libios adquirieron mayor urgencia en marzo de 2003 después de que Seif Islam Kadafi, el hijo mayor del líder y probable sucesor, se reuniera con agentes secretos británicos en un hotel de Londres.
"Pongamos las cosas en claro sobre el rumor de que hay armas de destrucción masiva en Libia", dijo el joven Kadafi, de acuerdo a un funcionario norteamericano informado sobre la conversación. Como Kadafi era considerado un emisario de su padre, su mensaje fue visto como una señal de que el líder libio estaba listo para cerrar un trato.
Para entonces, Estados Unidos y el Reino Unido sabían que Libia, a pesar de sus desmentidos, había fabricado armas químicas. También sabían que la red del científico paquistaní Abdul Qadeer Khan estaba proporcionando equipos y know-how al programa de armas nucleares de Libia.
En las semanas siguientes, dos funcionarios de la CIA y dos de su contraparte británica, el M16, se reunieron esporádicamente con Kusa y otros libios en Londres y varias otras ciudades europeas, pero hicieron pocos progresos.
"Hubo contactos regulares, pero los libios no admitían que tenían un programa nuclear", dijo el funcionario estadounidense. "Lo estaban evadiendo".
Aparte de Bush y Blair, sólo un puñado de funcionarios de alto nivel en Washington y Londres sabían de las negociaciones. Temían que una filtración pudiera provocar oposición, en Libia o en el mundo árabe mayor, dándole a Kadafi un motivo para sospechar segundas intenciones.
A fines de agosto de 2003, los servicios secretos de Estados Unidos y el Reino Unido recibieron un dato de que una fábrica de Malasia asociada con Khan enviaría un cargamento con equipos nucleares a Trípoli. Un antiguo funcionario dijo que operativos encubiertos habían observado cinco contenedores que fueron cargados en un buque en Kuala Lumpur y un satélite trazara la embarcación hasta el puerto de Dubai en el Golfo Pérsico.
Los agentes también observaron a los cómplices de Khan a descargar los cajones en Dubai y, pocos días después, embarcados en un segundo buque, el BBC China.
Cuando el BBC China pasó por el Canal de Suez y entró al Mar Mediterráneo en ruta a Trípoli, agentes en otras embarcaciones espiaban su avance. El 4 de octubre, el capitán del buque recibió un mensaje por radio ordenándole que se desviara al sur de Italia, al puerto de Taranto, donde las autoridades estadounidenses e italianas requisaron las cajas.
Un antiguo funcionario de la CIA se negó a confirmar los detalles, pero dijo: "Fue una gran operación, con un montón de hazañas".
Más tarde, Bush y otros funcionarios estadounidenses elogiaron el requiso como un triunfo de los servicios secretos que, combinado con la postura dura de Estados Unidos en Iraq, había doblado la mano de Kadafi.
"La captura del BBC China ayudó a dejar en claro a Libia que teníamos un montón de información de lo que estaba pasando", dijo John S. Wolf, que fue subsecretario de estado para la no-proliferación en esa época.
El funcionario británico de alto nivel, que estuvo involucrado en las negociaciones con Libia, reconoció que la confiscación del embarque fue importante, pero dijo que Libia ya había sugerido fuertemente la existencia de un programa de armas nucleares y que tenía intenciones de abandonarlo.
"El BBC China fue otro clavo en el ataúd", dijo. "Pero uno puede exagerar la importancia de ese evento".
Un signo de las intenciones de Kadafi fue septiembre de 2003, cuando un pequeño equipo de agentes de la CIA y del M16 volaron a Trípoli en un jet no registrado de la CIA para otra ronda de negociaciones, la primera en Libia. Querían permiso para llevar expertos a inspeccionar las instalaciones de armas, de acuerdo a dos funcionarios estadounidenses que participaron en la operación.
Un diplomático europeo dijo que funcionarios libios le dijeron más tarde que la decisión había sido tomada por motivos económicos.
"Según mis conversaciones con los libios, ellos determinaron que desarrollar armas nucleares era demasiado caro, tanto en términos específicos como en términos de sanciones", dijo el diplomático.
Seif Islam Kadafi dijo a al telediario CBS News el año pasado que la presión norteamericana no había influido en la decisión de su padre.
"Primero, empezamos a negociar antes del comienzo de la guerra", dijo. "Y no es porque tengamos miedo o estemos bajo presión norteamericana o chantaje".
Sin embargo, las conversaciones agarraron velocidad después de que el cargamento fuera requisado. Días después un mayor contingente de expertos de la CIA y del M16 llegaron a Libia, dijeron funcionarios involucrados en el proceso. Se hizo un inventario mucho más completo de los programas de armas nucleares y químicas de Libia durante el viaje de 12 días que empezó el 1 de diciembre, dijo uno de los funcionarios.
El 16 de diciembre de 2003, una delegación libia empezó a elaborar los detalles finales del acuerdo durante un almuerzo con sus contrapartes norteamericanos y británicos en el privado Travellers Club en el corazón de Londres.
Junto con Kusa, los libios estuvieron representados por su embajador en Italia, Abdul-Ati Obeidi, y Mohammed Azwai, enviado al Reino Unido. Al otro lado de ellos estuvieron William Ehrman y David Landsman, funcionarios de alto nivel del ministerio de Asuntos Exteriores y del Commonwealth, y dos agentes del M16. El pequeño equipo norteamericano fue encabezado por Robert Joseph, director de contra-proliferación en el Consejo de Seguridad Nacional, y Stephen Kappes, subdirector de operaciones de la CIA. Kappes, un veterano agente de casos que conocía a Kusa desde hacía varios años, había supervisado la operación de inteligencia y dirigió las primeras visitas a Libia.
La discusión duró 10 horas. Dos participantes dijeron que las delegaciones británica y estadounidense insistieron en que Libia admitiera claramente que tenía programas armas químicas y nucleares y prometiera desmantelarlos.
"Fue una reunión difícil", dijo uno. "Estaban renunciando a cosas que cuestan un montón de dinero, y un montón de gente tenía sus carreras atadas a esos programas. Para ellos no fue fácil cerrar y retirar a toda esa gente".
Al final, los libios accedieron a renunciar a todo lo que estuviera conectado con los programas pero rechazaron la exigencia de que Kadadi hiciera una declaración. Se alcanzó un compromiso, permitiendo que otro hiciera el anuncio. Pero el líder libio bendeciría la decisión públicamente.
El vuelo 898 de la British Airways llegó al aeropuerto internacional de Trípoli el 18 de enero de 2004. A bordo había una delegación de expertos estadounidenses y británicos de 14 miembros bajo el mando de Donald Mahley, subsecretario de estado para el control de armas y agente jubilado de armas nucleares del Ejército.
Los norteamericanos fueron los primeros diplomáticos estadounidenses en visitar oficialmente Libia desde 1980. Sus pasaportes llevaban sellos especiales del ministerio de Asuntos Exteriores, que les permitían entrar al país.
Temiendo que Kadafi cambiara de opinión, el equipo trabajó día y noche en el inventario de cientos de toneladas de equipos enviados por la red de Khan.Su mayor prioridad era retirar componentes claves de la planta de enriquecimiento de uranio que estaba siendo construida para producir material fusible para fabricar armas atómicas.
Los libios habían acumulado muchos más equipos de lo que imaginaba Estados Unidos, pero los expertos concluyeron que una planta de enriquecimiento operacional era todavía un sueño distante.
Dos días tras la llegada del equipo, los libios también entregaron cientos de páginas de proyectos para la fabricación de una ojiva de proyectiles nucleares, la que habían comprado a la banda de Khan. Los planes fueron considerados tan delicados que fueron puestos en una valija diplomática y dos norteamericanos dormían alternadamente con ella debajo de la almohada, dijo uno de los participantes.
Mientras el equipo norteamericano-británico estaba ansioso por meter los planos y otros materiales sensibles lo más pronto posible a un avión, los libios estaban ansiosos de no llamar la atención sobre la entrega. Kusa insistió en que un avión norteamericano sólo podría aterrizar de noche en un poco usado aeropuerto en las afueras de Trípoli y que tenía que haberse marchado antes del amanecer.
A las 9:30 de la tarde del 28 de enero de 2004, un gigantesco avión de carga C-17 de la Base de la Fuerza Aérea McCord en Tacoma, Washington, con los emblemas pintados de la Fuerza Aérea norteamericana, aterrizó en el aeropuerto.
Menos de cinco horas después, a las 2:17 de la mañana, el avión despegó, llevándose 25.000 kilos de equipos nucleares y sistemas de orientación asistida para misiles de largo alcance. Se dirigía a Tennessee, donde los materiales serían transferidos al laboratorio de armas nacional en Oak Ridge.
"Queríamos sacar al avión de ahí lo más rápido posible", dijo un funcionario estadounidense que estuvo presente en esa época. "Vivíamos con la posibilidad de que Kadafi se arrepintiera".
Dos meses más tarde, un carguero con bandera americana zarpó hacia Trípoli llevando más de 1.000 toneladas de equipos adicionales del programa nuclear de Libia, así como de cinco misiles Scud de largo alcance comprados a Corea del Norte.
El gobierno de Bush levantó la mayoría de las restricciones sobre Libia y reanudó relaciones diplomáticas el verano pasado.
Los funcionarios dijeron que esperaban que la decisión de Kadafi enviara una señal a Irán, al que Estados Unidos acusa de tratar de desarrollar armas nucleares.
"Queríamos mostrar a otros países que había una salida", dijo un diplomático norteamericano estacionado en Europa.
Irán ocultó su programa nuclear durante casi 20 años, pero insiste en que su propósito es generar electricidad. El régimen se ha negado a retroceder ante las amenazas norteamericanas de llevar el asunto a Naciones Unidas para adoptar sanciones.
Personeros y expertos señalan que hay diferencias entre Libia e Irán. La principal entre ellas es el firme control del poder de Kadafi, que significa que nadie rechazará su decisión.
Sin embargo, algunos dicen que el rechazo del gobierno de Bush de negociar con Irán o participar en conversaciones iniciadas por el Reino Unido, Francia y Alemania ignora lo que ocurrió en Libia.
El gobierno modificó su posición el viernes, anunciando que dejaría caer sus objeciones al ingreso de Irán a la Organización Mundial del Comercio y le permitiría comprar piezas de repuesto para su aviación civil para fortalecer la postura de negociación de Europa.
"La lección más importante de la experiencia de Libia es que la diplomacia va de la mano con una amenaza creíble de uso de la fuerza militar para aumentar la influencia sobre un país que quiere producir armas de destrucción masiva", dijo Richard L. Russell, un antiguo agente secreto estadounidense que enseña en la Universidad de Georgetown en Washington. "Sin el otro, ninguno de los dos sirve para nada".

16 de marzo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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