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agenda de los simpson


[Pablo Marín] Sin aspiraciones de coherencia ideológica y despreciando la corrección política, han mantenido una notable vigencia.
Elegida en Gran Bretaña como la mejor serie animada de todos los tiempos, la saga de la familia de Springfield levantó polvareda en su país por un episodio que aborda las uniones homosexuales. Con 16 temporadas y más de 330 capítulos al aire, el show creado por Matt Groening es un fenómeno masivo y transversal, que por distintas razones satisface a públicos diversos, tocando temas candentes con una perspectiva de humor crítico, que dispara sus dardos en múltiples direcciones.
En septiembre de 1990, poco antes de que saliera al aire la segunda temporada de Los Simpson, la primera dama Barbara Bush dio una entrevista a la revista People donde señalaba que los dibujos creados por Matt Groening le parecían "la cosa más tonta" que había visto. Aunque, por otro lado, valoraba que se tratara de un show familiar.
Días después recibía una carta de Marge Simpson, quien se declaraba "dolida" por su crítica. Más todavía cuando, a su juicio, ambas "vivimos para servir a un hombre excepcional". La primera dama retrucó irónicamente en otra misiva, donde pide disculpas y dice que la familia animada da "un ejemplo al resto del país".
El curioso intercambio llegó a su fin, sin embargo, cuando el presidente Bush declaró su intención de fortalecer la familia estadounidense, de modo que haya "más familias como los Walton -una convencional serie de los 70- y menos familias como Los Simpson".
Casi quince años más tarde, Los Simpson siguen provocando respuestas y controversia. Elegida en una reciente encuesta británica como la mejor serie animada de todos los tiempos, acaba de levantar polvareda con un episodio en que el célebre Homero figura casando a una pareja gay, mientras su cuñada Patty sale del clóset y presenta a su novia.
No era la primera vez, en sus 16 temporadas, que el show de la cadena Fox abordaba la homosexualidad. Sin embargo, el señalado episodio dejó en claro: 1) Que en un país con más de 70% de rechazo a las uniones homosexuales, la popular serie no se rige por encuestas y 2) Que Los Simpson son un fenómeno masivo y transversal, que marca pautas, aun si su propia agenda no aspira a la consistencia.

A Cada Quien Lo Suyo
Cuenta la leyenda que en 1987 los realizadores del Show de Tracy Ullman pidieron a Matt Groening -por entonces un izquierdista under- que les presentara un corto animado y que éste, minutos antes de entrevistarse con el productor, garabateó la idea de una familia algo disfuncional.
Allí estaban los pequeños Bart, Lisa y Maggie, junto a sus padres, Marge y Homero. Este último se instaló al centro de todo como un hedonista ignorante y aficionado a la cerveza. Un niño de treintaitantos años, que rehúye responsabilidades y compromisos, siempre apuntando a la satisfacción inmediata.
En torno a este núcleo fue surgiendo un set inagotable de personajes con vida propia -del inspector Skinner al payaso Krusty, del jefe de policía Gorgory al mediocre actor Troy McClure-, base de una serie que legitimó la animación como espacio para un amplísimo rango etário. Su humor visual y argumental, además, se planteó de tal forma que siempre tiene recompensas para el iletrado y el intelectual, para el conservador y el liberal. Cada quien entiende lo que le parece.
Es cierto que, desde la partida, el show destacó por el desenfado de sus críticas al sistema (basta pensar en Homero diciendo que la salud pública de EE.UU. es la segunda del mundo, sólo detrás de Gran Bretaña... y de Suecia y de Francia y de la mayor parte de Europa) o sus mordaces observaciones respecto de la religión, contenidas en episodios como aquél de la cuarta temporada (1992/93) en que Homero decide apartarse de su iglesia, tras una franca conversación con Dios.
Sin embargo, una de sus virtudes ha sido expandir el abanico de las observaciones hasta lo impensable: sexo, drogas, educación, violencia televisiva, farándula, etc. Siempre con alguna dosis de cinismo.
Ha sido objeto de ataques de grupos feministas -por roles como el de Marge Simpson- y del aplauso de los evangélicos, que rescatan la figura de Ned Flanders, un cristiano ‘renacido' que vive al lado de los Simpson. Ha hecho de la incorrección política una herramienta habitual (ya se trate de inmigrantes, homosexuales o grupos étnicos varios), incorporando con agudeza las cuestiones contingentes. Y dado que se trata de ‘monitos' y que el asunto tiene gracia, nadie debería ofenderse más de la cuenta.
Aun si se ha reído de moros y cristianos, ha prevalecido una etiqueta de izquierdismo. Sin embargo, y como destacaba en 2000 un artículo de la conservadora National Review, la serie presenta varios rasgos pro-familia, al tiempo que muestra a los habitantes de Springfield asistiendo periódicamente a misa, mucho más que los de cualquier otra serie de TV. Y esa es parte del chiste.
Es cierto, puede verse a Homero tratando de ladrón al vicepresidente Dick Cheney, pero la contingencia política es apenas un compartimento dentro del total. También es verdad que en temporadas recientes el show parece en ocasiones devorado por la cultura pop.
Pero el cambio que han generado Los Simpsons no admite discusiones. Hoy la animación televisiva ya no es cosa exclusiva de niños, asomado como un espacio para el humor desbocado y los personajes complejos. En esta línea surgen reproches: que se considere a Homero como una especie de modelo, o bien que programas de este tipo contribuyen a la infantilización de los adultos.
El caso es que Fox, que se ha embolsado más de 17 mil millones gracias a Los Simpson, no parece dispuesta a ‘soltar' un espacio que, convertido en el más duradero de la historia, no tiene visos de terminar.

Una Larga Historia con el Problema Homosexual
El capítulo de la controversia fue emitido el 20 de febrero y muestra a la ciudad convertida en un buen lugar para que las parejas del mismo sexo puedan casarse. No es ni con mucho, sin embargo, la primera vez que se abordaba el tema. Waylon Smithers fue el primer personaje claramente gay de la serie, que incluye un episodio donde Homero trata de ‘adiestrar' a Bart en el tema y otro donde él mismo ve amenazada su masculinidad.

Homero Discute con Su Propio Jefe
No es habitual que una serie se mofe del dueño de la estación que la emite, menos si se trata de uno de los mayores magnates de las comunicaciones. La foto muestra el episodio donde Homero y sus amigos entran al palco VIP de Rupert Murdoch -el dueño de Fox- en un estadio de fútbol americano. En otros episiodios se ha satirizado con el carácter marcadamente derechista de la cadena Fox News

6 de marzo de 2005
17 de marzo de 2005
©tercera

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