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enemigos construyen ejército


[David Zucchino] Viejos enemigos de Estados Unidos construyen nuevo ejército iraquí.
Bagdad, Iraq. Cuando el general de brigada Karl Horst participaba durante la invasión de Iraq hace dos años, no se preocupó de aprender los nombres de los generales de Saddam Hussein.
"No me importaba quiénes fueran: los íbamos a matar", dijo.
La semana pasada, durante una ceremonia en el campo de desfiles en el aeropuerto de Bagdad, Horst besó las bigotudas mejillas de un general iraquí que alguna vez en el pasado recibió de Hussein los más altos honores militares.
La escena en el aeropuerto, donde comandantes norteamericanos de alta jerarquía compartieron pollo asado con arroz con varios antiguos oficiales del ejército del dictador depuesto, llevó al centro de la atención la nueva realidad militar aquí tras dos años de invasión. Generales estadounidenses están literalmente abrazando a los antiguos líderes enemigos, muchos de los cuales habían sido expulsados del nuevo ejército iraquí por las autoridades norteamericanas, que son ahora cortejados como socios para la construcción de una fuerza iraquí de combate efectiva.
Hoy, la principal prioridad de los comandantes norteamericanos es adiestrar al ejército y policía iraquíes para que puedan combatir algún día por sus propios medios a los rebeldes del país. Como dicen oficiales americanos frecuentemente a los periodistas: "Nuestro trabajo es adiestrarnos para dejar de hacerlo".
"En dos años han cambiado muchas cosas", dijo Horst. "En lugar de intercambiar fuego letal, estamos intercambiando e-mails. Y de muchas maneras, este trabajo es más difícil y complicado del que teníamos hace dos años".
Incluso mientras las unidades norteamericanas luchan por contener la insurgencia, miles de instructores norteamericanos están siendo retirados del combate en un abrumador esfuerzo para transformar el rígido, corrupto y caótico ejército de Hussein en una fuerza eficiente y ágil.
La última vez que los instructores norteamericanos trataron de reconstruir un ejército árabe en medio de guerras sectarias y ataques terroristas -en el Líbano, a principio de los años ochenta-, el intento fracasó.
Los obstáculos en Iraq son enormes. Hussein, paranoico sobre los golpes de estado, mantenía a las unidades de su ejército aisladas y sin posibilidad de comunicarse. Los instructores norteamericanos dicen que los soldados iraquíes tienen pocas nociones de responsabilidad jerárquica y el cuerpo de suboficiales carece de autoridad efectiva y liderazgo. Muchos se han negado a obedecer órdenes de combate, y cuando pelean, lo hacen de manera indisciplinada.
Tanto comandantes estadounidenses como iraquíes están tan preocupados de las rivalidades étnicas que se niegan a proporcionar datos sobre la composición étnica del nuevo ejército. El ejército de Hussein estaba dominando por los sunníes y fue utilizado para aplastar las insurrecciones chiíes y kurdas. El nuevo ejército tiene más chiíes y kurdos que sunníes, despertando en los últimos el temor de que los primeros trataran de vengarse.
Los soldados en algunas unidades iraquíes han robado equipos, dicen los instructores. Otros han arruinado los equipos por no mantenerlos adecuadamente. Muchas unidades han sido infiltradas por los insurgentes, dicen los comandantes, a pesar de rigurosos intentos de checar y vigilar a los reclutas.
"Sí, hay montones de problemas", dijo el capitán del Ejército Darrel Gayle, que empezó el adiestramiento de un batallón iraquí el verano pasado y lo está traspasando a nuevos instructores norteamericanos. "Pero estoy entregando a una unidad que está mucho mejor que cuando empezamos, y en otro año, será todavía mejor. No se puede hacer esto de un día para otro".
Para comandantes estadounidenses habituados a enfrentarse al enemigo, el ambicioso programa es una desviación del énfasis tradicional en el combate. El adiestramiento de ejércitos extranjeros es normalmente dejado en manos de las Fuerzas Especiales norteamericanas, que ahora colaboran con el programa iraquí.
En su primera sesión formal con los comandantes y personal de su batallón el mes pasado, el coronel del Ejéricto Steven Salazar gastó más de cuatro horas revisando la misión de su brigada para el próximo año, destinada en gran parte al adiestramiento de las fuerzas de seguridad iraquíes. La Tercera Brigada de la Tercera División de Infantería, de Salazar, acaba de tomar el control de una sección del centro-norte de Iraq.
"Esta es la lista de mandados del infierno", bromeó Salazar después de una larga presentación con diagramas y gráficos sobre el adiestramiento. "Pero al final, la meta es: Tenemos que lograr que los iraquíes se defiendan a sí mismos".
Como parte de la presentación, el coronel citó un pasaje de 1917 del aventurero y escritor británico, T.E. Lawrence, conocido comúnmente como Lawrence de Arabia: "Es mejor que los árabes lo hagan tolerablemente bien a que lo hagas tú perfectamente. Es su guerra, y estás aquí para ayudarles, no para ganarla por ellos".
El 21 de febrero, justo cuando nuevas unidades estadounidenses estaban remplazando a las tropas salientes en la tercera rotación desde la invasión, una brigada del Ejército iraquí fue dejada por primera vez a cargo de su propio "espacio de batalla". Unos 1.500 soldados de la 40 Brigada se hizo responsable de un sector del centro de Bagdad que incluye los bastiones rebeldes de la Calle de Haifa y el barrio de Adhamiya.
La brigada realiza sus propias operaciones, dijeron comandantes norteamericanos, aunque está todavía bajo el mando general de un general estadounidense. Los instructores norteamericanos siguen en el batallón como asesores, pero no dirigen operaciones, dijeron oficiales norteamericanos. Las fuerzas norteamericanas están listas para prestar asistencia si la brigada pide ayuda.
"Este es un suceso muy significativo: representa un giro fundamental hacia la auto-suficiencia iraquí", dijo Horst, subcomandante de la Tercera División de Infantería, que tomó control a fines de febrero de Bagdad central de manos de la Primera División de Caballería.
"Es una misión difícil. La Calle de Haifa es como una escena de bar de ‘La guerra de las galaxias'", dijo. "Hay un montón de gente espantosa por aquí".
En otros lugares, soldados iraquíes patrullan regularmente con unidades norteamericanas. Muchos llevan capuchas o máscaras debido a las amenazas de muerte de los insurgentes. En los últimos meses la resistencia ha desviado sus ataques contra unidades norteamericanas y comenzado a atacar blancos del ejército y policías iraquíes, especialmente a los nuevos reclutas. Miles han sido asesinados o quedado gravemente heridos.
Sin embargo, los comandantes iraquíes dicen que los reclutas siguen inscribiéndose para funciones que pagan excelentes salarios para normas iraquíes: entre 300 y 400 dólares al mes los hombres alistados y 400 a 500 dólares al mes los oficiales.
Casi 60.000 soldados del ejército iraquí y 82.000 policías iraquíes han recibido adiestramiento y equipos, dijo el coronel Robert Potter, portavoz de las fuerzas armadas norteamericanas. En julio pasado, dijo, había sólo un batallón del ejército iraquí "utilizables ", capaz de participar en operaciones de combate. Hoy, dijo, hay 40 de esos batallones, con otros 53 en varias fases de adiestramiento y preparación. Cada batallón tiene en general entre 700 a 800 soldados.
El gobierno iraquí dice que quiere 100.000 soldados adiestrados para mediados de año, y 150.000 para fines de año. Comandantes estadounidenses se negaron a decir si están en camino de lograr esas metas. La Oficina de Contraloría del gobierno norteamericano dijo la semana pasada que los comandantes estaban exagerando el número de fuerzas de seguridad iraquíes en servicio.
Los instructores militares norteamericanos usan el método de "adiestrar-luchar-adiestrar", combinando sesiones de adiestramiento con misiones de combate junto a tropas norteamericanas.
Los resultados han sido desiguales. El año pasado, muchas unidades iraquíes se negaron a luchar en dos violentas batallas, en Faluya y en el barrio de Ciudad Sáder, de Bagdad. Desde entonces no se han probado en batallas similares, aunque unidades del ejército y de la policía se desempeñaron bien en la protección de los colegios electorales durante las elecciones de enero. A pesar de predicciones de ataques masivos, las bajas del día de las elecciones fueron relativamente pocas, con 33 iraquíes asesinados.
Algunos soldados siguen poco motivados y con disciplina pobre, dicen los instructores.
"La higiene es espantosa, hay basura en todas partes. Los soldados roban mercaderías. El trabajo de mantención es mínimo", dijo el sargento Jason Yurek, el nuevo instructor militar, cuando se paseaba por el recinto del ejército iraquí en una base norteamericana frente a Ciudad Sáder. Sacudió su cabeza cuando vio a un soldado iraquí limpiar su rifle AK-47 con jabón de lavar y queroseno.
Varios soldados iraquíes en el recinto se quejaron de los cuarteles, pobre alojamiento y alimentación, y ausencia de permisos de salida para visitar a sus familias.
"Estamos dispuestos a luchar, no tenemos miedo de los terroristas", dijo el sargento primero Yahya Sharid. "Pero tenemos miedo por nuestras familias, y necesitamos poder visitarlas más a menudo".A pesar de las quejas y las condiciones, dijo Yurek, instructores norteamericanos anteriores han mejorado el funcionamiento de la unidad. "Se transformarán en una buena unidad, pero va a tomar su tiempo".
En las afueras de la ciudad del norte-centro de Iraq, Muqdadiya, la Brigada 205 del Ejército Iraquí es considerada la mejor unidad del país por muchos instructores norteamericanos. La brigada ha tomado la delantera en la colección de inteligencia sobre los rebeldes y en el interrogatorio de sospechosos detenidos. Los soldados iraquíes rompen puertas y se enfrentan a los sospechosos, respaldados por soldados y la potencia de fuego estadounidenses.
"Nuestros chicos conocen a la gente de los pueblos. Nuestro hermanos americanos no", dijo el comandante de la brigada, el coronel Thear Ismail Abid, 34, un antiguo agente de inteligencia en el ejército de Hussein que ha sobrevivido tres intentos de asesinato de los insurgentes. "La gente de la localidad confía en ellos".
Sin embargo, la destacada brigada de Abid ha sido infiltrada. Agentes de inteligencia norteamericanos dijeron que Abid y sus comandantes cooperaron en una pesquisa el mes pasado que condujo a la detención de un importante comandante, un chofer y un clérigo, acusados de espiar para los rebeldes. Los sospechosos fueron aprehendidos con artefactos nuevos de posicionamiento global y un ordenador portátil que contenía las coordenadas físicas de la base norteamericana y del recinto iraquí.
En la ceremonia del aeropuerto de Bagdad, los generales americanos e iraquíes celebraron la formación de la Brigada 41. Instructores norteamericanos están trabajando con 215 iraquíes en el cuartel general de la compañía, y los primeros 5.000 soldados de la brigada serán adiestrados para patrullar el este de Bagdad.
Debido a preocupaciones sobre posibles venganzas de la insurgencia, se pidió a los reporteros gráficos que no sacaran fotos de caras de soldados. El comandante de brigada, el general de brigada Jawad Roumy Diyney, se negó a ser entrevistado o fotografiado. Los soldados se ponen ropas de paisano antes de marcharse a casa por la noche.
"Estos son algunos de los soldados más valientes del planeta, con lo que tienen que pasar solamente para ir y volver de casa", dijo el teniente coronel del Ejército, Ed Tennent, instructor jefe de la brigada.
"Si alguna gente viera mi cara, querrían matarme", dijo el sargento mayor Abdul Rassad, un soldado de las fuerzas especiales en el ejército de Hussein. "Pero no tengo miedo. Soy un hombre fuerte".
Cuando iraquíes y norteamericanos terminaban su cena, hubo un repentino recordatorio de contra qué tienen que luchar: Un proyectil y dos rondas de mortero impactaron en las cercanías, sin causar bajas, pero provocando la desbandada de los nuevos soldados, y sus instructores, que buscaban refugio.

22 de marzo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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