cura francés en peligro
[Tyler Bridges] En Brasil, sacerdote francés teme por su vida.
Xinguara, Brasil. La luz del sol empezó a debilitarse, y Henri des Roziers, un sacerdote católico francés, estaba parado junto a una tumba en un pueblo cercano aquí y confesó que los asesinatos que caracterizaban las disputas por tierras en lo más profundo del Amazonas a veces le llevan a cuestionar su fe en Dios.
Para él, no es una idea vana.
En las secuelas del asesinato a sangre fría de una monja americana, Sor Dorothy Stang, des Roziers, 75, que hace las veces de abogado de los campesinos sin tierra, ha emergido como la próxima víctima más probable de los grandes hacendados, empecinados en destruir la selva tropical para crear tierras de pastoreo.
Precio a Su Cabeza
El precio de su muerte, según los informes de noticias locales, es de 100.000 reales brasileños, unos 38.000 dólares. Es el doble de lo que se cree que se pagó por el asesinato de Stang.
"En Brasil, más que en ningún otro lugar donde he vivido, la muerte juega un papel importante en la vida", dijo des Roziers, parado junto a una losa que señala la sepultura del dirigente de los trabajadores agrícolas que fue asesinado hace 14 años. Des Roziers ha importunado sin cesar a las autoridades para llevar a justicia a los asesinos del sindicalista.
"Aquí, la gente mata por nada. Aquí se corre un montón de riesgos. Sabes que puedes morir en cualquier momento. Sé que hay grupos que quieren eliminarme".
El Amazonas de Brasil se parece al Salvaje Oeste. Es un lugar de colonos desesperados por empezar una nueva vida en los espacios talados. Es un lugar donde la propiedad de las tierras está siempre en entredicho, y donde los trabajadores sin tierra se endeudaron sin darse cuenta con hacendados inescrupulosos, en una forma de esclavitud moderna.
Ley del Más Fuerte
Los que intentan oponerse a los grandes hacendados ponen sus vidas en peligro. La presencia del gobierno aquí es mínima. Las disputas se resuelven con pistolas, y los criminales poderosos rara vez son llevados a justicia.
Stang, 73, había recibido muchas amenazas de muerte en los últimos años, cuando ayudaba a organizar a los campesinos sin tierra en sus ocupaciones de tierras yermas de las grandes haciendas. El 12 de febrero dos pistoleros se acercaron a ella cuando caminaba cerca del pueblo de Anapu. Le metieron seis balas en el cuerpo.
Las autoridades detuvieron a cuatro hombres, incluyendo al hacendado del que se piensa que ordenó el asesinato.
Es improbable que las detenciones detengan los asesinatos. La Comisión Pastoral de la Tierra dice que en el estado de Pará, el hogar de Stang y des Roziers, se ha asesinado a más personas por disputas de tierras que en cualquier otro estado de Brasil.
Seis días después del asesinato de Stang, un diario de Pará informó que sobre des Roziers colgaba la recompensa más grande que ofrecían los grandes hacendados del estado. Casualmente, era su cumpleaños.
"Los hacendados con títulos de propiedad falsificados, los hacendados que utilizan la fuerza o a trabajadores esclavos y los que usan ilegalmente la violencia para resolver disputas de tierras tienen toda la razón de temer al fraile Henri", dijo Jim Cavallaro, que dirige el programa de derechos humanos de la Universidad de Harvard y trabaja para el Centro de Justicia Global con sede en Brasil. "Es su peor pesadilla".
Des Roziers parecía destinado a una brillante carrera como profesor de leyes cuando un alistamiento obligatorio para el servicio militar en 1954 echó a perder sus planes. Sirviendo como teniente segundo en países de África del Norte peleando para terminar con el colonialismo francés, des Roziers empezó a identificarse con los que luchaban por la libertad. Después de sobrevivir la ocupación nazi de Francia, entendía esas esperanzas y sueños.
En 1958, des Roziers, entonces de 28, abandonó sus estudios de leyes y se convirtió en un sacerdote dominico. Sirvió en varios cargos en Francia durante 20 años.
Su interés en Brasil despertó cuando se reunió con varios sacerdotes brasileños que habían sido exiliados a Francia por su gobierno militar. Al oír sobre sus luchas, des Roziers se convenció de que él pertenecía a Brasil.
A tres años de su llegada en 1978, recibió su primera amenaza de muerte. No se inmutó y se mudó luego a Xinguara, el escenario de algunos de los peores conflictos de tierras, debido a que es ahí donde él cree que puede servir mejor.
Como casi todo el mundo en la tropical Xinguara, des Roziers lleva usualmente chanclas, vaqueros y camisa de manga corta.
Des Roziers actúa como abogado de derechos humanos en su base en un pequeño edificio de un piso en una calle de tierra cerca del centro de la ciudad. Hay bananeros junto a la ventana de su oficina. También hay un guardaespaldas con una pistola metida en los pantalones -la protección que proporcionó el gobierno tras el asesinato de Sor Dorothy.
Los gobiernos franceses y brasileños lo han galardonado con premios de derechos humanos, y una organización sin fines de lucro le otorgó un premio por Chico Mendes, un dirigente sindicalista rural que fue asesinado.
Los hacendados piensan que es un comunista. Piensan que Stang también lo era. "Es un agitador", dijo Jimmy Simpson, el hijo brasileño de inmigrantes escoceses que es el tesorero de la Unión de Productores Rurales de Marabá, la ciudad más grande cerca de Xinguara. "Los sacerdotes deberían concentrarse en ocuparse de la gente de la iglesia".
Figura Popular
La gente pobre lo admira. "Yo ruego a Dios que viva muchos años en buena salud", dijo María José Macedo Souza, cuyo marido, Expedito, era dirigente de los pobres sin tierras cuando fue asesinado hace 14 años. Des Roziers ha presentado escrito tras escrito para obligar a las autoridades a castigar a los asesinos de Expedito, que han sido condenados por el crimen pero han seguido en libertad durante los años de apelación.
Des Roziers dijo que él tenía sus propias conversaciones con Dios.
"He tenido mis momentos de duda", dijo des Roziers, mientras Souza barría la tierra de la tumba de su marido. "Pero me he renovado en la lucha por la justicia. La muerte de algunos ayudará a despertar a la gente mala, de modo que se enteren de que van por mal camino".
18 de abril de 2005
©knight ridder
©traducción mQh
Para él, no es una idea vana.
En las secuelas del asesinato a sangre fría de una monja americana, Sor Dorothy Stang, des Roziers, 75, que hace las veces de abogado de los campesinos sin tierra, ha emergido como la próxima víctima más probable de los grandes hacendados, empecinados en destruir la selva tropical para crear tierras de pastoreo.
Precio a Su Cabeza
El precio de su muerte, según los informes de noticias locales, es de 100.000 reales brasileños, unos 38.000 dólares. Es el doble de lo que se cree que se pagó por el asesinato de Stang.
"En Brasil, más que en ningún otro lugar donde he vivido, la muerte juega un papel importante en la vida", dijo des Roziers, parado junto a una losa que señala la sepultura del dirigente de los trabajadores agrícolas que fue asesinado hace 14 años. Des Roziers ha importunado sin cesar a las autoridades para llevar a justicia a los asesinos del sindicalista.
"Aquí, la gente mata por nada. Aquí se corre un montón de riesgos. Sabes que puedes morir en cualquier momento. Sé que hay grupos que quieren eliminarme".
El Amazonas de Brasil se parece al Salvaje Oeste. Es un lugar de colonos desesperados por empezar una nueva vida en los espacios talados. Es un lugar donde la propiedad de las tierras está siempre en entredicho, y donde los trabajadores sin tierra se endeudaron sin darse cuenta con hacendados inescrupulosos, en una forma de esclavitud moderna.
Ley del Más Fuerte
Los que intentan oponerse a los grandes hacendados ponen sus vidas en peligro. La presencia del gobierno aquí es mínima. Las disputas se resuelven con pistolas, y los criminales poderosos rara vez son llevados a justicia.
Stang, 73, había recibido muchas amenazas de muerte en los últimos años, cuando ayudaba a organizar a los campesinos sin tierra en sus ocupaciones de tierras yermas de las grandes haciendas. El 12 de febrero dos pistoleros se acercaron a ella cuando caminaba cerca del pueblo de Anapu. Le metieron seis balas en el cuerpo.
Las autoridades detuvieron a cuatro hombres, incluyendo al hacendado del que se piensa que ordenó el asesinato.
Es improbable que las detenciones detengan los asesinatos. La Comisión Pastoral de la Tierra dice que en el estado de Pará, el hogar de Stang y des Roziers, se ha asesinado a más personas por disputas de tierras que en cualquier otro estado de Brasil.
Seis días después del asesinato de Stang, un diario de Pará informó que sobre des Roziers colgaba la recompensa más grande que ofrecían los grandes hacendados del estado. Casualmente, era su cumpleaños.
"Los hacendados con títulos de propiedad falsificados, los hacendados que utilizan la fuerza o a trabajadores esclavos y los que usan ilegalmente la violencia para resolver disputas de tierras tienen toda la razón de temer al fraile Henri", dijo Jim Cavallaro, que dirige el programa de derechos humanos de la Universidad de Harvard y trabaja para el Centro de Justicia Global con sede en Brasil. "Es su peor pesadilla".
Des Roziers parecía destinado a una brillante carrera como profesor de leyes cuando un alistamiento obligatorio para el servicio militar en 1954 echó a perder sus planes. Sirviendo como teniente segundo en países de África del Norte peleando para terminar con el colonialismo francés, des Roziers empezó a identificarse con los que luchaban por la libertad. Después de sobrevivir la ocupación nazi de Francia, entendía esas esperanzas y sueños.
En 1958, des Roziers, entonces de 28, abandonó sus estudios de leyes y se convirtió en un sacerdote dominico. Sirvió en varios cargos en Francia durante 20 años.
Su interés en Brasil despertó cuando se reunió con varios sacerdotes brasileños que habían sido exiliados a Francia por su gobierno militar. Al oír sobre sus luchas, des Roziers se convenció de que él pertenecía a Brasil.
A tres años de su llegada en 1978, recibió su primera amenaza de muerte. No se inmutó y se mudó luego a Xinguara, el escenario de algunos de los peores conflictos de tierras, debido a que es ahí donde él cree que puede servir mejor.
Como casi todo el mundo en la tropical Xinguara, des Roziers lleva usualmente chanclas, vaqueros y camisa de manga corta.
Des Roziers actúa como abogado de derechos humanos en su base en un pequeño edificio de un piso en una calle de tierra cerca del centro de la ciudad. Hay bananeros junto a la ventana de su oficina. También hay un guardaespaldas con una pistola metida en los pantalones -la protección que proporcionó el gobierno tras el asesinato de Sor Dorothy.
Los gobiernos franceses y brasileños lo han galardonado con premios de derechos humanos, y una organización sin fines de lucro le otorgó un premio por Chico Mendes, un dirigente sindicalista rural que fue asesinado.
Los hacendados piensan que es un comunista. Piensan que Stang también lo era. "Es un agitador", dijo Jimmy Simpson, el hijo brasileño de inmigrantes escoceses que es el tesorero de la Unión de Productores Rurales de Marabá, la ciudad más grande cerca de Xinguara. "Los sacerdotes deberían concentrarse en ocuparse de la gente de la iglesia".
Figura Popular
La gente pobre lo admira. "Yo ruego a Dios que viva muchos años en buena salud", dijo María José Macedo Souza, cuyo marido, Expedito, era dirigente de los pobres sin tierras cuando fue asesinado hace 14 años. Des Roziers ha presentado escrito tras escrito para obligar a las autoridades a castigar a los asesinos de Expedito, que han sido condenados por el crimen pero han seguido en libertad durante los años de apelación.
Des Roziers dijo que él tenía sus propias conversaciones con Dios.
"He tenido mis momentos de duda", dijo des Roziers, mientras Souza barría la tierra de la tumba de su marido. "Pero me he renovado en la lucha por la justicia. La muerte de algunos ayudará a despertar a la gente mala, de modo que se enteren de que van por mal camino".
18 de abril de 2005
©knight ridder
©traducción mQh
0 comentarios