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terroristas extraterrestres


[A.O. Scott] Aunque el departamento de publicidad de Paramount ha tratado de mantenerlo en secreto, la Tierra está siendo atacada por extraterrestres. Sé lo que estáis pensado: ¿Qué, otra vez?
Una vez -por ejemplo, en 1938, cuando Orson Welles mató de miedo a Estados Unidos con su programa en la radio ‘La Guerra de los Mundos'-, el espectáculo cultural pop de una invasión desde el espacio sideral pudo causar una alarma real. Por supuesto, como nos lo dirán los miles de reflexiones que aparecerán en las próximas semanas, los marcianos de Welles eran desplazamientos simbólicos de amenazas reales, un papel que las merodeantes criaturas del espacio sideral han felizmente asumido a menudo, especialmente durante la Guerra Fría. Pero con ‘¡Marte Ataca!' y ‘Hombres de Negro' -e incluso ‘Día de la Independencia'-, los alienígenas y sus subalternos en los estudios empezaron a sentir vergüenza y menos ambición. Los marcianos se contentaban con ser diversiones temporales de nuestros verdaderos temores antes sus cristalizaciones alegóricas.
‘La Guerra de los Mundos', la versión razonablemente entretenida de Steven Spielberg de la novela de 1898 de H.G. Wells, que también inspiró al otro Welles, hace un intento de revertir esa tendencia. Los extraterrestres de Spielberg, que cruzan Nueva Jersey sembrando el terror en trípodes de metal que disparan rayos de muerte -se me escapa el término preciso-, son espeluznantemente malos. Y el terror que siembran a medida que incineran edificios y vaporizan a gente, no puede uno impedir el recuerdo de escenas más inmediatas y dolorosas.
"¿Son los terroristas?", chilla Rachel Ferrier (Dakota Fanning), de 10 años, a su estresado padre, Ray (Tom Cruise), cuando huyen de Bayonne en una furgoneta robada. Está quizás demasiado preocupado como para dar una respuesta honesta, que es: "Bueno, algo parecido, querida. Es decir, en sentido metafórico". (La narración con la voz de Morgan Freeman, sacada casi literalmente de la novela de Wells, ayuda a subrayar este punto).
Es tentador, y no está completamente fuera de lugar, considerar ‘La Guerra de los Mundos' y la última película de verano de Spielberg, ‘La Terminal', como las respuestas del director a los atentados del 11 de septiembre de 2001. ‘La Terminal' es una dulce y utópica película post-11 de septiembre, que propone como antídotos del temor y la ansiedad, la decencia, la solidaridad y el buen humor, mientras ‘La Guerra de los Mundos' es exasperantemente apocalíptica, y ofrece un ocasional respiro, pero no demasiado consuelo. En otras palabras, es una película de horror, y uno en general no insiste demasiado en su propia temática. Spielberg vuelve a sus primeros días como el director de efectivos y magros thrillers sádicos. Aunque los efectos especiales son refinados y caros, ‘La Guerra de los Mundos' tiene algo de la desnuda ingenuidad de ‘Tiburón' y ‘El Duelo'. Como esas películas, es una historia elemental de depredadores y sus presas. A diferencia de las películas más recientes de Spielberg en las que ha usado su extraordinario talento como narrador visual para crear un complejo tapiz de emociones, esta se ocupa de un solo reflejo humano: pelear o huir.
La mayoría huye. Ray es un estibador divorciado con la custodia de fin de semana de sus dos hijos, Rachel y su poco comunicativo hermano adolescente, Robbie (Justin Chatwin). Ray no es exactamente un candidato a padre del año; guarda su carro V8 en su mesa de cocina y en su nevera no hay más que unos frascos semi-vacíos de condimentos, y se relaciona con su hijo mayormente intimidándole. Una vez que los alienígenas empiezan a vaporizar el vecindario, la reacción de Ray es menos que ejemplar, pero logra mantener junta a su familia y huir, adquiriendo así una posibilidad de redención que sabemos que vendrá. Millones de muertos e incalculables daños materiales parecen una terapia familiar bastante cara, pero es alentador saber que incluso una invasión alienígena puede ofrecer una oportunidad para aprender y crecer.
De cualquier modo, el drama psicológico ocupa ahora un pequeño compartimento en el guión de Josh Friedman y David Koepp como una alegoría de sucesos conocidos. Cruise ha demostrado últimamente ser más interesante e imprevisible como invitado de programa de televisión que como actor, pero sigue representando adecuadamente a un idiota a ras de suelo por circunstancias que están fuera de su control.
Fanning, la niña en peligro de extinción favorita de Hollywood, se desgañita gritando, una respuesta suficiente. La única actuación digna de mencionar es la de Tim Robbins como un posible sobreviviente transtornado ocultándose de los invasores en un granero abandonado. Tras unos minutos en su compañía, sólo esperas que los marcianos -o quizás incluso los sanguinarios títeres de ‘Team America: La Policía del Mundo'- lleguen pronto y terminen el trabajo.
Pero las actuaciones no son realmente el punto de esta película, que parece surgir sobre todo el deseo de Spielberg de reafirmar que es, aparte todo lo demás, un maestro del cine de acción. Piense en ‘La Guerra de los Mundos' como una réplica a sus concurrentes -Michael Bay, Wolfgang Petersen, Roland Emmerich y su provechosa clase- y como un pionero en el arte de mezclar imágenes generadas en el ordenador con las clásicas técnicas del cine de gran pantalla.
La atmósfera visual de ‘La Guerra de los Mundos' es el trabajo de un equipo -incluyendo al cineasta Janusz Kaminski, a la modista Joanna Johnston, al montajista Michael Khan y el diseñador de producción Rick Carter -que han trabajado todos muchas veces con Spielberg, y su experiencia conjunta le otorga a la película una textura crispante, sin costuras. Otro colaborador de Spielberg de toda la vida es John Williams, cuya partitura es sorprendente, en parte como resultado de lo que se usó. Durante largas secciones de la película no se oye música en absoluto, lo que profundiza el realismo y el temor, y que zambulle más completamente en lo que vemos.
Lo que es, después de todo, bastante espectacular. Hay escenas e imágenes de ‘La Guerra de los Mundos' que son especialmente asombrosas en que parecen totalmente espontáneas. El primer ataque extraterrestre, en el que una tormenta eléctrica arriba es seguida de la emergencia de las naves trípodes del subterráneo; una escena de una muchedumbre apanicada en el desembarcadero del ferry del río Hudson; una destartalada sección suburbana en la que se estrella un avión -todos nos recuerdan lo sublime, lo completamente bello que pueden ser unos momentos de cine.
‘La Guerra de los Mundos' es quizás mejor apreciada como una antología de esos momentos, unidos por una útil aunque familiar. La película también permite que Spielberg se consienta el vicio menor de citarse a sí mismo. Un alienígena toca con sus dedos, pensandóselo, sobre una rueda de bicicleta, quizas pensando en su benévolo pariente, E.T. La estruendosa señal que emiten las naves al atacar suena un poco como las dos primeras notas de la canción de la sirena de ‘Encuentros Cercanos del Tercer Tipo'. Una sonda alienígena exhibe el largo y torcido cuello de un dinosaurio de ‘Parque Jurásico' y el globo ocular de las arañas vigilantes de ‘El Informe de la Minoría'. Todo lo cual sirve como un recordatorio -quizás superfluo- de que esta es sólo una película, y, además, tratándose de Spielberg, una película menor. Pero ‘La Guerra de los Mundos' también logra hacernos recordar que mientras Spielberg no hace siempre grandes películas, parece constitucionalmente incapaz de hacer una película mala. No hay que pensar mucho, pero sí mucho que ver.
‘La Guerra de los Mundos' ha sido clasificada para mayores de 13. Pero gran parte de la población de la Tierra ha sido exterminada, con lo que queda poco para el sexo o el lenguaje soez.

War of the Worlds
Dirección Steven Spielberg Guión Josh Friedman y David Koepp, basada en la novela de H. G. Wells Fotografía Janusz Kaminski Montaje Michael Kahn Música John Williams Diseño de Producción Rick Carter Producción Kathleen Kennedy, Colin Wilson y Paula Wagner Distribución Paramount Pictures y DreamWorks Pictures. Duración: 117 minutes.

Reparto Tom Cruise (Ray), Dakota Fanning (Rachel), Miranda Otto (Mary Ann), Justin Chatwin (Robbie) y Tim Robbins (Harlan Ogilvy).

1 de julio de 2005
©new york times
©traducción mQh

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